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ANÁLISIS
Escribe Ricardo Alonso: Las piedras figuradas
MINING PRESS
19/09/2021

RICARDO ALONSO *

 

Desde muy antiguo las formas raras de algunas piedras llamaron la atención de los hombres. Ya sea en los rodados que transportaban los ríos o por las extrañas formas que salían de las canteras. Xenófanes, en la antigua Grecia,  interpretó correctamente un pez petrificado y sin embargo habría que esperar a superar el renacimiento para que se reconocieran como fósiles a los restos orgánicos del pasado.

Durante mucho tiempo se atribuyó a una “vis plástica” el poder del diablo de infundir un hálito en las rocas para confundir al espíritu humano. Los fósiles eran inaceptables porque no podían preceder a la creación. Lo cierto es que la naturaleza genera miles de formas raras y curiosas que muchos buscan interpretar por analogía con cosas u objetos conocidos. Algunos creían ver en ello un juego de la naturaleza, un “ludus naturae” tal como las nubes que cambian de forma asemejando figuras análogas a las conocidas por el observador.

Entre otros muchos objetos curiosos se encuentran los “muñecos de tosca” que como su nombre lo indica recuerdan precisamente a juguetes de formas variadas. Dichos muñecos están constituidos por carbonato de calcio y se forman en horizontes de suelos carbonáticos tal como ocurre en los toscales de la pampa argentina y en muchos otros depósitos, caso del loess formado en el pasado por la acumulación de polvo eólico.

A veces los disparadores de la concentración del carbonato de calcio son las raíces de las plantas y se los conoce como rizoconcreciones. Muy lindos y vistosos muñecos se forman también por la precipitación de sílice opalina. Esto último ocurre generalmente en ciertas cenizas volcánicas que cayeron en lagos alcalinos en el pasado geológico. Concreciones de los más diversos tipos y formas se originan por crecimiento sedimentario en el interior de rocas formadas en ambientes marinos o continentales.

En general su diámetro es de algunos centímetros aunque llegan a superar el metro en ciertos casos. Un lindo ejemplo es el llamado “Campo de Bochas” del Parque Nacional Ischigualasto en San Juan. Pueden ser perfectamente redondeadas o bien con formas de discos u ovaladas. Quienes las encuentran en cerros o ríos las atribuyen muchas veces a huevos de dinosaurios. Si bien se han encontrado huevos fosilizados de dinosaurios estos en general son muy raros. Las concreciones pueden mostrar un fino crecimiento en “capas de cebolla” y en ocasiones un curioso entramado de capas superpuestas con estructura “cono en cono”.

Un lugar famoso por sus hermosas concreciones es Pascha o Parcha, un valle lateral de la Quebrada del Toro, cerca de las ruinas indígenas de Incahuasi. Estas ruinas, investigadas ya en el siglo XIX por Juan Martín Leguizamón, conservan un “sillón del Inca” y dieron notables objetos arqueológicos que llamaron la atención del gran sabio Florentino Ameghino.

Pues bien, en esa región de Pascha aparecen capas sedimentarias marinas de unos 470 millones de años de antigüedad, de la misma época que las que forman el interior del cerro San Bernardo. En las capas de Pascha se encontraron gran cantidad de concreciones con formas esféricas, ovaladas, de platos y otras, muchas con estructuras de crecimiento “cono en cono”, las que al romperlas dejaron ver que en su interior conservaban restos fósiles delicadamente preservados. Los más notables y famosos son los trilobites, algunos de ellos con tamaños de hasta 30 centímetros. En especial el trilobites Thysanopyge argentina.

Muchas de las concreciones contienen fósiles, pero la mayoría están vacías. En la Universidad Nacional de Salta se conservaba un hermoso trilobites, tanto el positivo como el negativo, pero una de las mitades fue robada de una exposición unas cuatro décadas atrás. Lamentablemente un objeto de neto valor patrimonial científico habrá ido a parar a alguna ignota mesa de luz. O al mercado negro de piezas arqueológicas, paleontológicas, meteoritos y tantos objetos más.

Tal el caso de la “Bailarina” robada décadas atrás en el Cabildo Histórico de Salta o el cristal de plata roja (rosicler) que donó Sarmiento en el siglo XIX al museo mineralógico de Córdoba (hoy Museo Alfredo Stelzner). Otras formas concrecionales y que también se encuentran en Pascha son las septarias. Estas al romperse pueden mostrar huecos estrellados o bien esos huecos estar rellenos por un cemento distinto al que forma la propia concreción.

Incluso de color diferente y de allí que al cortarlas en láminas y pulirlas forman bellos objetos ornamentales. Hasta que se llegó a comprender la verdadera naturaleza de los fósiles, estos eran simplemente designados como “piedras figuradas”. Conrad Gesner, el minero potosino Alonso Barba, el fraile español Torrubias y muchos otros hicieron mención de esas extrañas formas y figuras que mostraba la naturaleza. Y por analogía las atribuyeron a los más diversos orígenes, muchas veces naturales y a veces fantásticos.

Sin ir más lejos y en nuestra propia región, especialmente en Bolivia, tenemos las famosas “piedras águila”, unos fósiles espiriféridos devónicos a los cuales se atribuían poderes mágicos y medicinales. Tampoco podemos olvidarnos de un pequeño bochón que fuera atribuido en 1980 a un “feto petrificado” y que no era otra cosa que un alga fósil o estromatolito. De allí la belleza semiótica y semántica del concepto de “piedras figuradas” donde cada uno ve lo que quiere ver.

Por ello entonces su atribución a huevos de dinosaurios, tortugas fósiles, fetos petrificados, piedras águila, piedras rayos y hasta meteoritos para clasificar a cualquier escoria metalúrgica vieja o una roca negra pesada como tantas veces se sorprenden los curadores de museo que se topan con sus poseedores.  O como la “cabeza de extraterrestre” que dicen haber encontrado en Cachi.

En el norte argentino, la variedad de rocas en su antigüedad (600 millones de años en estratos superpuestos) y en su composición (silíceas, calcáreas, evaporíticas, etcétera), da lugar a que existan cientos de formas raras y curiosas. Tal el caso de los rodados de los ríos que bajan de las montañas del oeste.

Así se encuentran rocas esféricas, oblongas, careadas, ahuecadas, deformes y con un sinfín de pesos y colores. También son notables los nódulos de yeso tipo alabastro de varias formaciones geológicas del norte argentino, algunos de gran tamaño, como los que se explotan para fabricar artesanías en Tilcara (Jujuy) y también en el departamento de Rosario de la Frontera (Salta).

El alabastro es una sustancia noble con el que se hicieron bellísimas obras de arte en el renacimiento italiano. Las tulipas para lámparas que se fabrican con ese alabastro dejan fluir una luz clara para una lectura relajante. Hay otras piedras que parecen careadas (por las caries de las muelas), o con formas variadas de hortalizas, tubérculos, frutos, órganos humanos, animales, juguetes, etcétera. Entre ellas recibían especial atención las que recordaban a las estrellas y se las dotaba de atributos mágicos, aunque en su mayoría correspondían a algún tipo de fósiles marinos.

En Misiones, en medio de la tierra colorada formada por la meteorización de las rocas basálticas, se encontraban unos “cocos de la tierra”, que algunos atribuían a antiguas balas de cañón, y que correspondían a geodas de cuarzo. Al romperlas dejaban ver un interior hueco tapizado de cristales perfectos de amatista. En la Puna hay unas piedras con forma de pirámides de unos 10 o 20 cm de base, formadas en basaltos negros y pulidos, y que son consecuencia del viento cargado con arena y fuertemente abrasivo. Para los creyentes de las energías cósmicas y las pirámides mágicas que las acumulan tienen allí un verdadero tesoro de la naturaleza.

Como quiera que sea, el mundo de las piedras figuradas, tanto las formadas por las excrecencias internas o por los procesos de meteorización externa, física o química, ocupó y todavía ocupa un destacado lugar en el interés de la gente. Por la naturaleza montañosa, la variedad geológica de sus formaciones rocosas y la diversidad de sus ríos, Salta y el norte argentino constituyen un rico y valioso muestrario de esas piedras figuradas.  

* Doctor en Ciencias Geológicas


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews