NADAV RAJZMAN *
Argentina ha experimentado diferentes dificultades para desarrollar todo su potencial minero, aunque esto podría cambiar a partir de la revolución de las políticas verdes que se encuentra en ciernes: en los próximos años, el mundo asistirá a un dramático crecimiento en la demanda de minerales, necesarios para mitigar el cambio climático.
La transición desde un sistema basado en hidrocarburos a uno limpio e intensivo en minerales puede impulsar a que las exportaciones mineras argentinas crezcan en más de US$ 10.000 millones, pero también puede mejorar las condiciones de vida de muchas regiones del país postergadas y alejadas de los principales centros urbanos, disminuir la desigualdad y ser un motor para el desarrollo de proveedores y tecnologías.
No obstante, en muchas ocasiones la abundancia de recursos naturales ha sido tratada por parte de la literatura especializada como una “maldición”. Entre los principales argumentos, se utiliza baja intensidad tecnológica y eslabonamientos productivos, la tendencia decreciente de sus términos de intercambio o la posibilidad de que un auge de exportaciones induzca una apreciación cambiaria, en perjuicio de otras actividades transables con menores ventajas competitivas, situación a la que se denomina “enfermedad holandesa”.
Claro que la experiencia de varios países desarrollados permite poner en duda esta suposición. Países desarrollados, como Estados Unidos, Canadá y Australia encabezan los rankings de producción de minerales y los combinan con actividades complementarias e intensivas en conocimiento. En particular, la minería australiana ha sido reconocida por el importante desarrollo del sector equipos, tecnologías y servicios para la minería (METS, por sus siglas en inglés).
* Economista