SERGIO HERNÁNDEZ *
Las actuales necesidades de los chilenos requieren que el Estado pueda contar con más recursos para hacer frente a las justas demandas sociales. Para lograr este objetivo, vale la pena preguntarse cuál es el mejor camino, dado que el equilibrio fiscal es esencial logrando que los mayores ingresos fiscales no se vean neutralizados por las amortizaciones futuras de la deuda externa, y sus intereses que son cada día más altos. Un mix entre tributos razonables y crecimiento económico es la fórmula que permite lograr ese objetivo social.
Así, como las utilidades de las empresas son la base sobre la cual el Fisco recauda mayores ingresos tributarios, es básico, entre otros requisitos, que la certeza jurídica sobre la carga tributaria promueva la inversión, que es la que genera la base sobre la cual se aplican los impuestos, pero también es necesario que esos tributos sean suficientes para que la recaudación fiscal efectivamente se genere.
Esta reflexión introductoria fundamenta un razonamiento sobre el amplio e inclusivo debate y las indicaciones que ha presentado el senador Girardi en la Comisión de Minería del Senado sobre el proyecto de ley de royalty minero, en el sentido de si logran o no ese justo equilibrio sobre garantizar la inversión y obtener mayores recursos fiscales.
Como primer punto, me parece meritorio que esta propuesta y el mismo debate entre los senadores, se haya alejado del proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados, que claramente, por su exégesis, lograba en el largo plazo una fuerte caída de la actividad minera y, por tanto, una progresiva disminución de los empleos y de los tributos provenientes de esa actividad.
En segundo lugar, la propuesta del senador incluye, como base, un razonable tributo de un 1% sobre las ventas; sin embargo, como existen mineras de altos costos y yacimientos mineros de distinto valor para el Estado como dueño de las minas, me parece razonable que este tributo base no se aplique en los casos que una empresa específica no tenga utilidades tributarias o cuya utilidad no alcance a cubrir el monto de ese tributo.
Por su parte, la propuesta de aplicar una escala progresiva, creciente en sus tasas sobre la utilidad operacional minera en la medida que aumente el precio del cobre, de entre un 2% a un 40%, no reconoce el hecho que los costos de las compañías mineras tienen siempre tendencia media al alza, con lo cual, si bien se aplica la tasa sobre la utilidad, las tasas más altas (32%, 36%, 40% aplicadas por tramos), sumadas al impuesto a la renta, arrojarían una tasa efectiva total fuera de otros países competitivos, perdiendo Chile una parte de las potenciales inversiones futuras y, por tanto, reduciendo la recaudación tributaria sobre la teóricamente esperada.
Al respecto, reconociendo con claridad que el país requiere mayores recursos, para que sean permanentes para financiar gastos también permanentes, y que recauden lo que efectivamente se proyecte, es necesario que un royalty minero no ahuyente la inversión, sino que la estimule.
Propuesta: Para este efecto, una fórmula de un 1% sobre ventas, pero no aplicada sobre los casos en que no haya utilidad o esta sea menor a ese monto; más una escala progresiva creciente de tasas algo superiores a las que establece el Impuesto Específico, solo para los tramos más altos del margen operacional minero, nos parece que da certezas de largo plazo, asegurando mayores inversiones y empleo y, consecuentemente, mejores recaudaciones permanentes en el tiempo.
* Director ejecutivo APRIMIN (Asociación de Proveedores Industriales de la Minería)