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ANÁLISIS
Portazo de Máximo: Ruptura y terapia intensiva en el FdT
LA NACIÓN/MINING PRESS/ENERNEWS
01/02/2022

CLAUDIO JACQUELIN * 

Claudio Jacquelin, autor en LA NACION

Como con los accidentados graves, Alberto Fernández comprobó nuevamente que hay que esperar 72 horas para saber cómo evoluciona el cuadro interno después de cualquier acontecimiento crítico. Y otra vez, como tras las últimas elecciones primarias, la coalición oficialista ingresó en terapia intensiva. Al tercer día de haber anunciado un preacuerdo con el FMI.

Los tiempos que se toman Máximo Kirchner y La Cámpora para preservar su identidad, mostrar su desacuerdo y poner distancia con la gestión también son siempre una oportunidad para que el Presidente adquiera autonomía y comience su propio gobierno. El 17 de septiembre Fernández desechó esa opción de independencia, luego de la sorpresiva renuncia pública del más maximista de los ministros, Eduardo de Pedro. Es la gran incógnita que deja abierta ahora la estridente renuncia del heredero de la familia bipresidencial a la jefatura del bloque de Diputados del Frente de ¿Todos?. Un salto cuántico en la jerarquía camporista. Quien quiera oír, que oiga.

El tenor de la carta abierta de dimisión es mucho más que una diferenciación respecto de la negociación de la deuda externa. Es una acusación explícita al Presidente de claudicación y un pronóstico de graves perjuicios para la población que causaría el entendimiento. Una bomba de fragmentación tirada sobre la arquitectura argumental construida por Fernández y su ministro de Economía para defender una negociación que aún no está formalmente cerrada y sobre la cual penden numerosas incógnitas respecto de sus efectos. Culpable, dice el veredicto maximista.

La renuncia es sobre todo una grieta profunda abierta en la línea de flotación de la coalición gobernante en momentos en que el Presidente necesita más que nunca mostrar sustentación política para adoptar medidas complejas que derivarán del preacuerdo anunciado el viernes pasado. También para poder cerrarlo definitivamente.

Por todo eso, no fue solo la sorpresa lo que sacudió y desacomodó al Presidente y a sus principales colaboradores, que ya estaban en modo gira presidencial pensando en Moscú, Pekín y el Caribe, con la tranquilidad de haber empezado a desafilar la “espada de Damocles” de la deuda con el FMI. Un problema que, de no resolverlo, según dijo ayer el Presidente, implicaba “salir del partido” y “tener que volver a entrenar”.

La metáfora deportiva no disimula el dramatismo con el que Fernández le devuelve a Máximo Kirchner el agravio, en una velada (pero no tanto) acusación de irresponsabilidad. Una forma de reponerlo en la presidencia de “El club del helicóptero”, que ejercía el ahora diputado raso en tiempos macristas. “Destituyente”, sería el sinónimo en el idioma de Cristina Kirchner.

Pero la madre sigue guardando silencio. Otra vez. Y el Presidente admitió en su aparición televisiva que no había hablado con ella después del desplante maximista. Si la secuencia pos-PASO se convierte en patrón debería llegar hoy una carta de la vicepresidenta para aclarar las cosas. Mientras tanto, queda la versión expuesta por el Presidente. Según Fernández, Máximo Kirchner le anunció que la vicepresidenta no estaba de acuerdo con la renuncia que acababa de comunicarle como un hecho consumado. Algo más que una forma de preservar alguna fortaleza después del golpe recibido. En pocas horas la Presidencia quedará en las manos cristinistas, si el Presidente no desiste a último momento del viaje que anoche confirmó. Inquietante.

El desacuerdo (más que parecido a una ruptura) entre Fernández y Máximo Kirchner repone viejas imágenes que nadie quisiera recordar. Una vez más el peronismo se convierte en un terreno de disputa simbólica y práctica por una herencia. Como fue por la de Juan Perón en los ‘70, ahora es por la de Néstor Kirchner. Afortunadamente cambiaron muchas cosas. Del pase a la clandestinidad a ser diputado raso, de las balas a las cartas públicas hay un abismo. Todo un progreso civilizatorio, en términos políticos.

El Presidente y el renunciante recurrieron al padre de la dinastía santacruceña para justificar sus decisiones y fijar posiciones. No extraña que haya controversia. ‘La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla’, dijo Gabriel García Márquez. Cada cual tiene su propio Néstor Kirchner y lo cuenta de la forma que más se ajusta a su propia vida. Por las dudas, el heredero familiar se autocalifica de pragmático, atributo indiscutido de su padre, más allá de construcciones subjetivas y esfuerzos mitopoiéticos.

La permanencia dentro del Frente de Todos que Máximo Kirchner le prometió al Presidente y expuso en su carta no evita una obligada reconfiguración de la coalición gobernante, del esquema de poder interno y del funcionamiento del Gobierno. Nada podrá ser igual. Se impone una reconstrucción urgente. Todo un desafío para un Presidente inclinado a la procrastinación.

Ya había dejado trascender el renunciante que no solo no estaba de acuerdo con la negociación con el FMI sino que le habría enrostrado a Fernández que él tampoco había estado de acuerdo con su madre cuando lo impuso como candidato a Presidente. Debilidad de origen y de ejercicio, podría resumir ese reconocimiento. Una familia ensamblada disfuncional en plena crisis de convivencia.

En la Casa Rosada relativizan el efecto de ese ataque franco a la autoridad presidencial. A la supuesta desavenencia puntual entre la madre y el hijo, suman el presunto desacuerdo con la renuncia de Máximo de buena parte de los integrantes de La Cámpora, con el argumento de que el principio rector de la organización exjuvenil es no ceder ningún espacio de poder ni entregar ninguna caja. Solo el tiempo lo develará. Por ahora son fragmentos de un cuadro roto e imágenes parciales de un gobierno debilitado.

Lo cierto es que el conflicto temporal que siempre existió en el seno de la coalición gobernante quedó expuesto como nunca en la carta de Máximo Kirchner al poner el acento en las consecuencias que tendrá el entendimiento con el FMI más allá de 2023. A Fernández siempre le estuvo reservado el presente, Cristina es la guardiana del pasado y Máximo Kirchner pretende ser el futuro. “No me voy del oficialismo, pero hacete cargo de tus decisiones y no me transfieras a mí el costo”, parece ser el subtexto.

La respuesta de Fernández no pudo ratificar más esa disputa. Fue explícito cuando acudió al canal amigo para fijar posición: “Un default me sacaba del partido”. Urgencias de hoy, de aquí y de ahora.

En el medio del largo plazo y el presente quedan el corto y el mediano plazo. Un camino aún más ripioso para el Gobierno del imaginado hace apenas 72 horas. Empieza con la dificultad que genera este portazo al cierre de la negociación con el FMI y continúa con las leyes que deberán aprobarse como consecuencia del acuerdo. “Ahora Guzmán y Kulfas van a transpirar más de lo que habíamos previsto”, dijo una alta fuente legislativa que prevé un tránsito complejo por el Congreso de los proyectos económico-financieros que envíe el Poder Ejecutivo.

Demasiados desafíos para un Gobierno estragado por las urgencias y, asentado en una coalición que ingresó, otra vez, en terapia intensiva. Demasiados golpes para una sociedad angustiada por tantas necesidades insatisfechas.

* Prosecretario General/Columnista

 


EL COMUNICADO DE RENUNCIA DE MÁXIMO KIRCHNER A LA PRESIDENCIA DEL BLOQUE DEL FDT

Máximo Kirchner - Wikipedia, la enciclopedia libre

He tomado la decisión de no continuar a cargo de la presidencia del Bloque de Diputados del Frente de Todos. Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del Presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado.

Permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del Presidente y su entorno. Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional, no sólo en lo inmediato sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023.

Desde el día en que, en el año 2018, Mauricio Macri trajo de regreso a la Argentina al FMI, a quien Néstor Kirchner a través de la cancelación histórica de una deuda de 9.800 millones de dólares, lograra desterrar de nuestro país por ser el detonante clave en cada crisis económica desde la vuelta de la democracia y cuyo símbolo más elocuente fue la crisis del año 2001, sabíamos que este sería el problema más grande para nuestro país. Sobre todo por la magnitud y excepcionalidad del préstamo que alcanzara los 57.000 millones de dólares (casi 6 veces el monto cancelado en el año 2005) y del cual se desembolsaron 44.500 millones de dólares en sólo un año, perdonando además, todos y cada uno de los incumplimientos del Gobierno de Macri y violando su propio Estatuto constitutivo. Macri tenía que ganar la elección.

No aspiro a una solución mágica, sólo a una solución racional. Para algunos, señalar y proponer corregir los errores y abusos del FMI que nunca perjudican al Organismo y su burocracia, es una irresponsabilidad. Para mí lo irracional e inhumano, es no hacerlo. Al fin y al cabo, el FMI demuestra que lo importante no son las razones ya que sólo se trata de fuerza. Quizás su nombre debiera ser Fuerza Monetaria Internacional. Y como veo que siempre se interesan por los gastos, podrían ahorrar en economistas caros ya que para hacer lo que hacen sólo basta con gente que sepa apretar prometiendo el infierno si no se hace lo que ellos quieren.

Y si algunos dudan de mi nivel de pragmatismo les recuerdo que como Jefe de Bloque acompañé la sanción de la Ley que aprobó la reestructuración de la deuda privada en moneda extranjera, sin quita de capital pero con quita de intereses, realizada por el Gobierno en el año 2020, a pesar de estar en profundo desacuerdo con algunos de sus artículos. Comprendí el contexto y arreciaba la pandemia.

Dejé los prejuicios de lado y también los agravios recibidos para conformar el Frente de Todos, no así las convicciones. No lamento haber brindado un trato que no fue recíproco. Entendí desde el momento en que CFK nos dio la instrucción de construir el Frente de Todos que lo sucedido hasta su conformación no podía obturar lo que vendría. Lamentablemente fui uno de los pocos que actuó de esa manera.

Sería más que incorrecto aferrarse a la Presidencia del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralidad tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán. Algunos se preguntaran qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de “beneficios”. La realidad es dura. Vi al presidente Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones.

En la cena de fin de año, realizada en la Quinta de Olivos, cada uno de los integrantes del bloque, así como el Presidente de la Nación, me pudieron escuchar cuando aseguré que cualquiera de mis compañeros y compañeras podía hacerse cargo de mi lugar.

Asimismo, ningún Diputado ni Diputada de nuestro bloque recibió una instrucción para expresarse en contra de la imposición del Fondo. Es cierto también, que no recibieron una instrucción para hacerlo en su favor. Y es por ello mismo que decido liberar al Presidente para que no se sienta “presionado”, como tantas otras veces ha hecho trascender su entorno. ¿Presionar? No. Eso lo hace el Fondo Monetario Internacional.

Agradezco a cada compañero y compañera el trabajo realizado: la Ley de Fuego, el Aporte Solidario y extraordinario, Etiquetado Frontal, Ley de Cupo Trans, Ley de Tele-Trabajo, la Ley de Zona Fría, Ley de personas en situación de calle, fondo PREIMBA, Equidad en Medios y otras tantas que buscaron cumplir en parte demandas y necesidades de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Muchas de ellas en acuerdo con diferentes bloques y otras no, como es lógico en democracia. Y otras, como fue recientemente en Bienes Personales, de vital importancia para el Gobierno, que se logró por el trabajo de acuerdos realizado en la Cámara de Diputados.

Seguiré trabajando, como lo hice hasta ahora, con una agenda que incluya leyes como Humedales, Producción de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, Acceso a la Tierra, Envases, Fomento al Desarrollo agro-industrial Federal e Inclusivo y Promoción de la Industria Automotriz.

Agradezco también a los Presidentes de los demás Bloques, con quienes hemos discutido fuerte pero siempre sin faltarnos el respeto y de quienes también aprendí mucho. Entre otras cosas, el lamentarse por no haber levantado su voz cuando no estaban de acuerdo en temas de extrema centralidad promovidos por su propio Gobierno.

Por comprensión histórica, por mandato popular y por decisión política, mi postura no busca señalar a quienes acompañan de manera crítica o directamente festejan, como he leído. Ojalá todo salga en los próximos años como el sistema político, económico y mediático argentino promete y mis palabras sean las de alguien que en base a la experiencia histórica solo se equivocó y no hizo otra cosa que dejar un lugar para seguir ayudando. No busco estar a la izquierda, ni mucho menos a la derecha de nadie, categorías que ya no alcanzan para explicar la realidad.

Abrazo muy fuerte a todos mis compañeras y compañeras, y a cada argentino y argentina, con quienes, voten como voten, compartimos el mismo suelo y la misma bandera.


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