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ANÁLISIS
Escribe Alonso: El aplazo a Darwin en Córdoba
MINING PRESS
11/03/2022

RICARDO N. ALONSO *

Serendipia se llama a la acción de buscar una cosa y encontrar otra aún más interesante. Buscando información en las viejas actas de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba (Argentina) apareció un dato que por la trascendencia internacional del personaje en cuestión merece un detallado análisis. La información proviene del primer libro de actas de la Academia, en su reunión del 3 de agosto de 1878, contenida en las páginas 1 a 12.

Los involucrados son algunos de los grandes sabios europeos que trajeron Sarmiento y Avellaneda para la creación de la Academia Nacional de Ciencias. Las actas están manuscritas a pluma por el secretario a cargo, don Tobías Garzón. El mismo Garzón que con los años se convertiría en un notable lingüista y autor entre otras obras de un “Diccionario Argentino” (1910) que reúne miles de voces no incluidas para entonces en el diccionario de la lengua española.

La reunión estaba presidida por el Dr. Hendrik Weyenbergh (1842-1885), neerlandés nacionalizado argentino, que descolló como zoólogo y fue uno de los pioneros en el estudio de las ciencias zoológicas del país. Fue uno de los sabios invitados por Carlos Burmeister a la Academia de Córdoba donde llegó en 1872 y se convirtió en su primer presidente en 1878, año del acta aquí de interés. En 1885 regresó a Holanda donde falleció, joven, a los 42 años. Lo acompañaron en esa reunión de la Academia, Oscar Doering (1844-1917, 73 años), Adolfo Doering (1848-1925, 77 años), Francisco Latzina (1843-1922, 79 años) y Jorge Hieronymus (1846-1921, 75 años).

Todos ellos, naturalistas y generalistas de amplio espectro, que se convertirían con los años en referentes científicos. Oscar Doering, ingresó como matemático y pronto se hizo cargo de la cátedra de física a la que orientó sus estudios. Enfocó sus investigaciones al clima y a la meteorología y publicó decenas de trabajos sobre la temática. Fue reconocido por numerosas sociedades extranjeras: Halle, Viena, Berlín, Cherburgo. Adoptó a la Argentina como su segunda patria y falleció en Córdoba. Adolfo Doering, hermano menor de Oscar Doering, al igual que aquel nació en Hannover y estudió en la prestigiosa universidad de Gotinga. También adoptó a la Argentina como su segunda patria y falleció en Córdoba. Su formación era en ciencias naturales pero ingresó a la academia como geólogo.

Sin embargo estuvo a cargo de la cátedra de zoología. Realizó estudios en muchas áreas de las ciencias naturales y publicó numerosos trabajos científicos en el país y en el extranjero. Formó parte de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor general de la expedición al Río Negro (Patagonia) bajo las órdenes del general Julio A. Roca. Este personaje es el leitmotiv de la presente nota como se verá más adelante. Francisco Latzina se incorporó a la Academia como matemático. Antes de ello Sarmiento lo había contratado para ejercer como docente de matemáticas en la Escuela de Minas de Catamarca. Fue un gran geógrafo y estadístico. Publicó obras voluminosas que aún hoy tienen utilidad. Jorge Hieronymus fue un botánico destacado a quien se le debe el hallazgo, junto a Pablo Lorentz,  de los primeros fósiles de invertebrados marinos en el norte argentino. Publicó trabajos pioneros en botánica. Al igual que otros alemanes de la Academia como Siewert, Stelzner o Brackebusch, regresó a su país donde falleció. El otro miembro de la Academia que en ese momento se encontraba ausente con aviso era Ludwig Brackebusch. Tal vez sea Brackebusch, entre ellos, el que dejó una obra más profunda y duradera, especialmente para el noroeste argentino.

El acta de referencia está llena de curiosidades. Ya en la primera página Oscar Doering pide que se agregue a lo expuesto en un acta anterior (sin registro de la misma), que de acuerdo a los usos y costumbres en Europa debía señalarse que los académicos ante la visita del señor rector, no solamente le tendieron la mano, sino que se levantaron de sus bancas para saludarlo. Al parecer la diferencia era notable. Las páginas 2, 3 y 4 del acta están dedicadas a tratar temas domésticos como libros contables, notas, publicaciones enviadas y recibidas, sellos, etcétera. Las páginas 5, 6 y 7 del Acta son las más ricas en información académica. En primer lugar se propone al Dr. Manuel Lucero, rector de la Universidad Mayor de San Carlos (Córdoba) como miembro honorario de la Academia lo que “fue aceptado por aclamación” (p. 5).

Luego se propone para miembro honorario al Dr. J. E. Wappaus de la Universidad de Gotinga. Adolfo Doering plantea postergar el tratamiento “para evitar que resucitasen odiosidades” ya que el tal Wappaus había escrito artículos científicos en contra de Burmeister. El hermano, Oscar Doering, aduce que Wappaus estaba muy anciano y que debían valorarse sus antecedentes. Sin más se votó resultando la elección de cuatro votos a favor y uno en contra del Dr. Adolfo Doering. No sabemos exactamente que escribió Wappaus contra Burmeister. Lo que sí sabemos es que Burmeister impuso un régimen prusiano y que era además creacionista en contra de una corriente evolucionista que se estaba haciendo dominante. Ese fue el principal motivo de sus reiteradas peleas con Florentino Ameghino.

A continuación se mocionó la candidatura de Domingo F. Sarmiento como miembro honorario y la votación fue por unanimidad. Luego Weyenbergh, en su carácter de presidente, propuso los nombres de Charles Darwin y August Grisebach, para cambiar de categoría y pasar de miembros correspondientes a honorarios. Una vez más Adolfo Doering se opone tajantemente argumentado que no veía argumentos para dicho cambio de estatus. Y aclara específicamente que “…el Dr. Darwin, por ejemplo, no había hecho nada por la Academia para que ella le diese entre sus miembros un título honorífico”. Weyenbergh trata de salvar la situación señalando que Darwin “había escrito mucho sobre la fauna del país”. Y además apunta que era solo un cambio de categoría ya que había sido nombrado por el gobierno. Y agrega que: “…el Dr. Darwin se hallaba en las condiciones de Humboldt, y que, si este existiese aún, también se lo nombraría en el mismo carácter”.

Y complementa que: “…a tal categoría de distinguidas personas pertenecían Darwin, Wappaus, Humboldt, Burmeister y Phillipi, los cinco principales entre los hombres de ciencia que habían escrito sobre el país”. El acta es una cantera de información sobre celos, prejuicios, posiciones científicas, ideológicas, académicas y geopolíticas. Wappaus y Grisebach pudieron ser figuras importantes en su momento, pero lo único cierto es que eran alemanes, de la misma universidad de los hermanos Doering (Gotinga), que su vinculación con la Argentina era escasa, y que ambos han desaparecido de las páginas grandes de la historia de la ciencia.

Por el contrario el inglés Darwin ya era famoso por su viaje del Beagle, por sus libros sobre “La evolución de las especies” y “El origen del hombre”, había hecho una obra fundamental en la Argentina donde comenzó a pensar la teoría de la evolución en base al tiempo geológico profundo y su figura había escalado al tope de la ciencia, al punto tal que algunos años después fallecería y sería enterrado en la Abadía de Westminster, reservada a la realeza británica y a unos pocos elegidos; Isaac Newton entre ellos. La propuesta fue puesta a consideración y recibió cuatro votos, contra uno, el de Adolfo Doering. Queda clara la animadversión de uno de los Doering contra Darwin y por carácter transitivo contra los ingleses.

También la intencionalidad de nombrar solo alemanes y especialmente de su universidad Alma Mater, la de Gotinga. No hay que dejar pasar que los alemanes se habían formado en la escuela neptunista de Abraham G. Werner, mientras que Darwin adhería a las ideas plutonistas y actualistas-uniformitarianistas de James Hutton y de Charles Lyell. Este enfrentamiento dialéctico duró mucho tiempo y el mismo Humboldt tuvo que cambiar de posición luego de su viaje por América.

También se equivoca Weyenbergh con su comentario de los cinco principales hombres de ciencia que habían escrito sobre el país ya que solo Darwin y Burmeister tenían entonces una obra conocida en Argentina. El acta contiene otras curiosidades dignas de un futuro volumen de análisis historiográfico.

* Doctor en Ciencias Geológicas


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