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ANÁLISIS
Bonelli: La “hora señalada” de Massa y los picantes informes de Wall Street
CLARÍN/MINING PRESS/ENERNEWS
19/08/2022

MARCELO BONELLI

Los hombres de negocios de Wall Street establecieron una tregua con Argentina. Pero fijaron un plazo concreto para evaluar y dar un veredicto sobre “la gestión Massa”. Los tiempos son exiguos. La “hora señalada”: la primera semana de septiembre, tan solo tres semanas. Hasta ese momento los banqueros decidieron poner stop y Massa tendrá tiempo para instrumentar lo que anuncia y promete. Los informes de Manhattan son picantes. En su texto avalan los enunciados de Massa, pero –muy susceptibles– ponen reparos en tardanzas e insisten en una cuestión central: el enigma Cristina.

Los documentos que circulan son del JP Morgan, UBS, Credit Suisse y el Morgan Stanley. Esos paper plantean lo peligrosa que es la actitud demagógica de la vice. Los documentos también califican la situación: “La corrida está latente”. Sus textos afirman que Cristina avala a Massa por “miedo” al abismo. Que se le quemaron los papeles a su relato populista.

En uno de esos paper se incluye esta pregunta burlona: “¿Estamos para creerle a Cristina?”. Porque dudan de la continuidad de su apoyo a Massa cuando haya costos políticos a repartir. También objetan la tardanza en instrumentar medidas y hacen ruido las inaceptables demoras burocráticas para designar a funcionarios clave.

En la últimas y cruciales decisiones del BCRA no pudo participar el flamante vice: a Lisando Cleri todavía no le habían firmado el decreto. Massa exacerba las contradicciones de Manhattan: “Yo no entiendo a los bancos. Me prestaron a un año y en sus informes ponen un plazo de tres semanas”.

La cuestión la conoce el ministro. En las febriles jornadas previas a su nombramiento hubo una hermética cumbre en el Frente Renovador.

La discusión fue fuerte. Se debatía aceptar la propuesta. Massa estaba decidido y otros dudaban. Ignacio de Mendiguren advirtió: “Todos nos buscan como salvadores”. Y terminó: “Pero si hay problemas, nos van a querer empomar sólo a nosotros”.

La incertidumbre de Manhattan aumentó después del “blooper Rubinstein”. El cristinismo se horrorizó por su nombramiento y el Senado lo vetó. Gabriel Rubinstein fue prolífero en las redes. Irónico, emitió un tuit con foto de la vice con una pala y decía: “Cristina consultando su saldo bancario”.

Pero el economista habría tenido el indulto de Cristina. Rubinstein no es un desconocido para la vice: hace unos meses elevó al Instituto Patria un plan económico, cuando La Cámpora saboteaba a Martín Guzmán. Clarín confirmó que Massa lo tiene decidido: Gabriel Rubinstein será su secretario de Programación Económica. Solo evalúa la conveniencia política de cuándo anunciarlo. Dice que ocurrirá cuando la prensa deje de acosarlo. También va a sumar a Jorge Sarghini.

Hasta ahora la coordinación la hace –de facto- Leonardo Madcur. La troika compuesta por Madcur, Guillermo Michel y Lisandro Cleri tiene un papel central en Economía. Michel participa de la negociación con el campo y es punta de lanza contra las importaciones truchas. Aduana detectó sobrefacturación en licencias automáticas para traer máquinas tragamonedas. La cifra es sideral: US$ 35 millones. La empresa abastece –entre otros- al Zar del Juego, Cristóbal López, y a Daniel Angelici.

Miguel Pesce recibe munición pesada por ese manejo displicente de las importaciones. Cristina lo destrata y califica de “pelotudo”. Igual que a Oscar Parrilli, pero con una diferencia: a Pesce no lo trata de “felpudo”. Pero Alberto lo sostiene y no lo va a soltar. El fin de semana, en la intimidad de Olivos, afirmó: “Sé que le están pegando. Pero no hay otro como él”. Y concluyó: “Pero cuando le pegan a Pesce, me apuntan a mí. No pienso moverlo del BCRA”.

Cristina logró victorias políticas pírricas. Impuso sus criterios a un costo fenomenal para la Casa Rosada y para la Argentina. Alberto califica sus movimientos como “ideas delirantes”.

La vice –en verdad– se movió como un “elefante en un bazar”. Desde el verano embistió con furia contra Martín Guzmán, Matías Kulfas y Mercedes Marcó del Pont. Logró su objetivo: los tres fueron eyectados del Gobierno. Pero su ofensiva dejó el campo arrasado, al Gobierno maltrecho y a ella misma golpeada y devaluada. Esa debilidad política generó la convulsión y la corridas. Encima, se sumó la mala praxis de Alberto.

El irresponsable accionar de ambos provocó una grave paradoja: Argentina tiene un buen nivel de actividad, exportó por valores récord y –sin embargo– padece una crisis macroeconómica y externa terrible: sin reservas y obligada hacer el ajuste.

Horacio Rodríguez Larreta evaluó el daño con Hernán Lacunza. El ex ministro dijo que el déficit se proyecta al 4 % y el tarifazo solo ahorra medio por ciento. Ahora Cristina -y su asesor Axel Kicillof- se tienen que tragar varios sapos. Primero, un mayor ajuste de tarifas al propuesto por Guzmán.

También Cristina denostó al FMI y ahora le reza a Kristalina Georgieva. Tamaño desatino obedece a su pérdida clara de reflejos políticos. Los gobernadores admiten en privado: “Ya no es lo que era. Tribunales la tiene bloqueada”. Juan Manzur canaliza ese descontento. El jefe de Gabinete retomó la hiperactividad que había perdido. Pactó con Silvina Batakis un plan de préstamos al Interior.

La cena privada de este jueves del Council of the Americas fue un hervidero. Wado de Pedro –en ese afán por construir relatos– habló de la Argentina “que no se ve”. Se refería a la oportunidad económica que nos abrió la guerra y el Gobierno no sabe aprovechar.

Pero la definición clave la dio Jorge Argüello. Los hombres de las multi murmuraron su temor de que el FMI dé por incumplidas las metas en septiembre. Argüello contragolpeó: “La revisión se va a lograr sí o sí”. Dio a entender que había una negociación política con la Casa Blanca. Massa viajará en la primera semana de septiembre. Antes, tendrá que cerrar el acuerdo con el campo. Este fin de semana habría una definición porque la liquidación es crucial y saldría un dólar soja con precio fijo: se habla de unos 180 pesos.


EL PEDIDO DE LA MESA DE ENLACE​
Michel -de la Aduana- con Gustavo Idigoras –del Centro de Exportadores- pactaron el inicio del ingreso de billetes. Esta semana fueron US$ 550 millones. La próxima, otro tanto. Pero no hay más. Clarín confirmó que la Mesa de Enlace le pidió a Massa una devaluación directa del tipo de cambio.

Fue una de las pocas cuestiones en las que coincidieron todos. Carlos Achetoni fue directo al grano: “Lo mejor para el campo es que devalúen”. Nicolás Pino, de la poderosa Rural, también abonó el pedido más tímidamente: “El dólar soja es confuso y nadie lo entiende”.

El encuentro se hizo después de un sainete. La organización fue patética. Primero hubo una cuestión de celos internos. El trío Cheme-Achetoni y Elbio Laucirica estaban molestos porque Massa dialogaba solo con Pino. Laucirica exclamaba: “Que nos chatee a nosotros también”. Después, Massa postergó el encuentro porque –en público– solo recibía críticas de los dirigentes campo.

El desbloqueo del diálogo fue aceptable. Había mutua desconfianza. Jorge Chemes completó la ofensiva: “Hay que hacer un shock devaluatorio”. Massa no se inmutó. Pero contragolpeó firme: “No voy a devaluar ahora. Todo se iría a la mierda”.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews