Un nuevo parche que pone en jaque a la economía
Clarín
La preocupación de las principales empresas por las consecuencias económicas que tendrán los nuevos permisos para importar ya está plasmada en una carta que el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, tiene en su escritorio.
La Unión Industrial le envió una nota en la que plantea cinco puntos, enderezados a desentrañar la normativa en sí misma y su alcance.
El corazón de esos reclamos apunta a evitar la discrecionalidad en la aplicación de la medida y al eventual impacto negativo que tendría sobre el nivel de actividad de la economía en todo este año.
La carta está firmada por el presidente de la UIA, Ignacio de Mendiguren, pero detrás de su redacción está el sello de los principales representantes de las distintas áreas sectoriales: entre otros, exportadores, alimenticias, siderúrgicas, metalúrgicas, automotrices, petroquímicas y químicas.
Allí se considera “preocupante” la falta de detalles que, hasta ahora, hay sobre las nuevas declaraciones juradas para importar.
Como los funcionarios se los retacean, los hombres de negocios sostienen que no les queda claro si se trata de una herramienta más del comercio administrado o, por el contrario, de una norma creativa de disciplinamiento kirchnerista . Por eso, entre los principales ítems sobre los que se piden precisiones figuran “los criterios aplicables para la validación de la nueva medida”.
La carta de la UIA –a la que accedió Clarín – también reclama la nómina de todos los organismos que intervendrán, que se conozca en 15 días y se especifique qué tipo de datos deberán declararse. Finalmente, piden que los mecanismos sean ágiles, para que no se traben insumos imprescindibles para la producción . Las automotrices son las que vislumbran las mayores complicaciones, porque el mes próximo estarán produciendo a pleno. La norma regirá desde el 1º de febrero y la UIA reclama una prórroga.
Detrás del planteo fabril se colaron preocupaciones puntuales de algunas pymes protegidas por las licencias no automáticas. En una de las últimas reuniones que la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, mantuvo con algunos referentes de los 3.500 grandes importadores (agrupados en CIRA, que preside Diego Pérez Santisteban) advirtió que las empresas protegidas que no hayan aumentado inversiones y exportaciones y que no hayan abastecido al mercado interno con precios bajos, ahora perderían esos beneficios.
A Echegaray le tocó ser destinatario de la carta porque él es el único firmante de la resolución 3252. Ya se sabe: el mentor fue el secretario Guillermo Moreno, apurado por lograr un superávit comercial no menor a US$ 10.000 millones.
Moreno y Paglieri se interesan en tranquilizar los ánimos de los inquietos empresarios que los llaman por este asunto.
“A vos no te va a pasar nada, quedáte tranquilo, todo va a ser un trámite veloz”, se ocupa de repetir Moreno y lo mismo hace la secretaria, aunque con un estilo menos efusivo.
Pero ningún funcionario precisa los detalles que aún faltan y necesita el sector privado para definir volúmenes de producción, empleo e inversión. Así las cosas, hay un temor de fondo en las compañías . Creen que la última invención de Moreno implica un parche de corto plazo en el saldo comercial, pero pondría en riesgo el nivel de actividad de toda la economía, en un año en que la situación internacional viene cargada de nubarrones.
Esta inquietud se coló en los recientes encuentros veraniegos de los hombres de negocios. Fueron de la partida, entre otros, Miguel Acevedo (Aceitera Deheza), Sebastián Eskenazi (CEO de YPF y por estos días también en la mira del Gobierno por los supuestos sobreprecios de esa petrolera), Alejandro Macfarlane (flamante titular de Edelap y CEO de Edenor), Adelmo Gabbi (de la Bolsa) y Guillermo Cerviño (del Banco Comafi).
El nivel de actividad, en franco retroceso por la sequía, es la pesadilla de los productores agropecuarios. Están sentados a la mesa de un gobierno que, a su vez, mide el costo que este cuadro le significará en los ingresos fiscales. Algunos ejemplos que circulan por allí auguran pérdidas de casi 2,5 millones de toneladas en la soja.
Si bien esto es inquietante y también el hecho de que la cosecha de maíz haya sufrido un impacto fuerte, existe otro factor que alarma: el efecto dominó que le pegará a proveedores de equipos, insumos y servicios .
Por estas horas los ceños están mucho más fruncidos en privado de lo que se muestra públicamente, en especial por la película que prenuncia la ganadería. En este caso, la peor herencia llegaría en la caída de venta futura y en la falta de terneros para 2013. Es que la sequía de hoy complicaría las cosas, durante los próximos dos años, en torno de uno de los alimentos más sensibles de la canasta alimenticia argentina.
Con este escenario, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, y el titular de la Comisión de Emergencia Agropecuaria, Haroldo Lebed, propusieron dejar la discusión por las retenciones fuera de la mesa de diálogo que convocaron. Carlos Garetto (Coninagro), Hugo Biolcati (Sociedad Rural), Eduardo Buzzi (Federación Agraria) y Rubén Ferrero (CRA) aceptaron poner entre paréntesis ese tema. Y también eventuales diferencias entre las entidades, mientras esperan que la ayuda oficial efectivamente llegue a las zonas más afectadas. Todos prefirieron priorizar los acercamientos y dar vuelta la página por el conflicto de 2008 pero, como en pasa en tantos otros ámbitos, lo urgente siempre demora las definiciones de fondo.
