La derecha griega, Nueva Democracia, triunfó en las cruciales elecciones parlamentarias de ayer al superar a Syriza, la izquierda más avanzada y tener grandes posibilidades de lograr una coalición con los socialdemócratas del Pasok, que le permita gobernar. Syriza, que se opone a las medidas de austeridad impuestas a Grecia a cambio del rescate financiero, quedó en segundo lugar y su líder, Alexis Tsipras, prometió seguir rechazando los ajustes económicos desde la oposición.
Nueva Democracia ganó 29,96% de los votos y 130 escaños de los 300 del Parlamento. La Constitución atribuye 50 asientos suplementarios al partido que obtiene más votos.
Syriza reunió 26,65% y 71 escaños. Tsipras admitió su derrota y prometió una oposición activa “contra el programa de austeridad impuesto por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI. Los socialistas del Pasok fueron terceros, con 12,46% de los votos y 33 escaños.
El líder de Nueva Democracia y seguro primer ministro Antonis Samaras llamó de inmediato a seguir en el euro y la eurozona. También a amarrar al país a la moneda común y a formar un gobierno de coalición.
“Instamos a todas las fuerzas políticas que comparten el objetivo de mantener al país en el euro a participar en un gobierno de unión nacional”, dijo.
“El pueblo griego votó por que Grecia permanezca en el euro, el país no tiene un minuto que perder. No podemos seguir con la ciudad a la deriva”, dijo, mientras era recibido con cantos de: “Acá está, este es nuestro primer ministro”.
Los socialistas de Pasok pusieron una condición para integrar la alianza con los conservadores: que otro partido de izquierda se sume a la alianza. Ese llamado se dirige a Izquierda Democrática (Dimar), que con 6,11% y 16 legisladores es una fuerza importante para consolidar la coalición gobernante.
De inmediato, se produjeron declaraciones favorables de la Unión Europea, incluida una satisfecha Alemania, el FMI, los EE.UU., y todos los que participaron en la operación para favorecer el voto del miedo contra Syriza.
El reclamo de estos poderosos socios es que Samaras trate de formar rápidamente gobierno. Será una manera de consolidar las instituciones después de seis semanas desde las elecciones del 6 de mayo pasado, cuando ninguna de las fuerzas que participaron logró formar un ejecutivo pese a sucesivos intentos.
Los primeros sondeos a pie de urna indicaron que las dos fuerzas principales volvían a estar casi empatadas como sucedió en la anterior elección. Se abrió la sombría posibilidad de que se produjera otra parálisis en un momento que ha escalado la gravísima situación económica y social.
Pero pronto el recuento indicó que Nueva Democracia aumentaba su diferencia respecto a Syriza.
Los bocinazos de los primeros automóviles cargados de simpatizantes que agitaban banderas nacionales, convocó a quienes deseaban festejar la victoria en las calles.
En esos momentos, Clarín se encontraba en la plaza Syntagma en una pequeña carpa que habían levantado los ganadores. La gente se abrazaba y uno de los militantes lanzó a los periodistas: “Estamos salvados. Ahora si que hay esperanzas de salir adelante”, dijo.
Mientras se formaban marchas de simpatizantes, donde predominaban los jóvenes, hubo un movimiento hacia el centro de prensa donde se esperaba el discurso de la victoria de Samaras. El líder fue recibido con gran entusiasmo y zarandeado por las muestras de adhesión de sus simpatizantes.
“Hoy los griegos eligieron permanecer ligados a Europa. Esta es una victoria para toda Europa”, afirmó. El líder socialista de Pasok, Evanghelos Venizelos, propuso formar un “gobierno nacional de corresponsabilidad como el pueblo griego confirmó con el resultado de las elecciones de hoy”. “Nosotros siempre dijimos la verdad al pueblo”, añadió. “Desde mañana -dijo- comenzará los trabajos para la reorganización del Pasok después de las dos duras derrotas electorales”.
En la madrugada, los dirigentes de Nueva Democracia y el socialista Pasok repasaban las noticias positivas que acompañaron el triunfo de los partidarios de un gobierno encuadrado en el euro. La moneda única europea aumento hasta sobrepasar las 127 unidades en relación con el dólar.
Los mercados asiáticos que abren la ronda mundial de las bolsas, tuvieron una reacción positiva que, se espera, siga en los europeos y Wall Street. Por su parte, EE.UU. manifestó su esperanza de que Grecia logre formar un nuevo gobierno “rápidamente” y subrayó su apoyo para que Atenas siga en la zona euro. “Esperamos que el nuevo gobierno pueda hacer avances oportunos en los desafíos económicos que afronta el pueblo griego”, señaló.
La “troika” — integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europea y el FMI- volverá a Atenas en cuanto haya un Ejecutivo en funciones “para intercambiar puntos de vista (...) sobre el camino a seguir y preparar la primera revisión bajo el secundo rescate”, ha adelantado el Eurogrupo. Los países de la eurozona reconocen los “considerables esfuerzos” que han hecho ya los griegos, pero pese a mostrarse dispuestos a hablar con el Gobierno entrante sobre el rescate financiero, subrayan lo que vendrá al sostener su convicción de que reformas continuadas en el plano fiscal y estructural “son la mejor garantía para superar los actuales retos económicos y sociales y para un futuro más próspero de Grecia en la zona del euro”.
Grecia entregó ayer diversas miradas con su nítido fallo electoral. Una de ellas muestra que ha imitado en sus formas y tamaño el episodio de la España en crisis que eligió al Partido Popular y a Mariano Rajoy para conducir el país en la tormenta. Los griegos en su absoluta mayoría no quieren dejar el euro, tampoco los votantes de la socialista Syriza, el gran fenómeno de estos dramáticos capítulos electorales. Pero cerca de 48%, eligió, además, a una virtual alianza entre la conservadora de Nueva Democracia y el centrista Pasok en la idea de que hablan el idioma de los mercados y eso haría posible el milagro de pactar un alivio para uno de los mayores desastres sociales de la era contemporánea. El problema es que esto que vemos ya ha sucedido y con resultados lejos de aquel sueño, tanto en Grecia como en España.
El déjà vu de Grecia es aún más impresionante, porque fue Nueva Democracia el partido que inició esta crisis y que falsificó los números del quebranto fiscal que descubrió luego el Pasok cuando le tocó manejar ese infierno. Ambos partidos se han sucedido sin lograr hallar una salida que, en verdad, no existe. Es que cualquiera que llegue al poder está obligado a devolver los casi 200 mil millones de euros de salvatajes que recibió el país. Pero son esas posibilidades las que agonizan. Grecia gasta 9,2% más de lo que gana; el desempleo de 22,6% impacta en la recaudación; los sueldos de los que aun trabajan fueron recortados hasta la mitad en algunos caos y Grecia hace 5 años que se contrae. Se calcula que su PBI ha perdido en este lustro 27%.
El Syriza no es un banda de fanáticos antisistema como se intentó aterrorizar. Ese partido es otra de las respuestas de la sociedad griega a esta crisis terminal. No propone irse del euro sino denunciar el pacto de ajuste porque es claro que no se puede cumplir. Pero al romperlo el país se quedaría sin recursos, su tasa de riesgo subiría a las nubes y quebraría. No existe en el plan del liberalismo europeo una cláusula que admita un retroceso al sentido común y es esa falla intencional la que acabó por depredar el poder de los liderazgos. Es la tormenta perfecta.
El voto de ayer sólo sirvió para ganar tiempo. La crisis no se superará y volverá como en España, con toda la fuerza porque no se modifica la contradicción que la hizo posible. La encerrona tiene magnitud tal que ahora un grupo de economistas citados por The New York Times se atajan con que la bancarrota indefectible de Grecia no es tan grave ni ampliaría la crisis mundial. Es una irresponsabilidad. No sólo porque se sabe que no es así sino que este desastre ha hecho brotar alternativas temibles. El partido nazi Amanecer Dorado no ha hecho más que crecer, ayer otra vez, en el páramo terrible que se ha ido construyendo en Grecia y toda Europa.