Talleres Huincul es una empresa que estuvo compuesta, desde sus orígenes ypefianos, por hombres dedicados a la rudimentaria tarea de mantenimiento de equipos de perforación y tanques de almacenamiento. A partir de la privatización de YPF, que los expulsó del ámbito estatal, algunos de ellos debieron dedicarse al gerenciamiento, donde encontraron innumerables obstáculos. Veinte años después se encuentran con una excelente infraestructura, pero con operarios a punto de jubilarse. En búsqueda de nuevos horizontes trabajan en conjunto con la Universidad Tecnológica Nacional para obtener nuevos clientes y afrontar un necesario recambio generacional.
Su derrotero fue complicado desde el inicio. Con muchos socios en la composición de la empresa y trabajo asegurado por sólo dos años luego de la privatización en 1992, Talleres Huincul debió ser asistida por el Gobierno para permitir su supervivencia. Fue una de las firmas que superó su millonaria deuda con un aporte provincial. En aquella época se resolvió el pago de las deudas más importantes, principalmente con la AFIP. La capacitación de la gerencia y la alianza con pymes más fuertes fueron suficientes para la supervivencia pero no para el crecimiento sostenido. En todos estos años Talleres Huincul subsistió pero sin una visión clara a futuro.
Nueva perspectiva
Dos hechos se conjugaron para que ahora las perspectivas sean diferentes. En primera instancia desde la Universidad Tecnológica Nacional Regional Neuquén se tomó la decisión de sumar esfuerzos con la industria local.
“En 2010 la universidad tomó contacto con la cámara empresarial CEIPA porque queríamos encontrarnos con la industria. De esos encuentros surgió el proyecto de colaborar con Talleres Huincul, firmamos un convenio de cooperación por el cual la empresa provee de oficinas a la Unidad de Asistencia Tecnológica y la UTN presta servicios de ingeniería y consultoría a la empresa”, explica el ingeniero Ernesto Paredes, que trabaja en representación de la UTN dentro de la empresa.
El segundo hecho es que Talleres Huincul tiene una buena infraestructura para afrontar nuevos desafíos de cara a la explotación no convencional de la cuenca neuquina. Y se suma a ello que la plantilla de empleados-socios está lista para un recambio generacional. “El primer desafío que nos fijamos fue lograr contratos, nuevos clientes. Para ello tuvimos que renovar el contacto con otras empresas con un criterio más técnico. La actividad de Talleres Huincul estaba muy parada así que comenzamos con nuestro potencial cliente más importante que es YPF, sobre todo por las relaciones que podíamos entablar a través de mi experiencia previa y la de Luis Sapag, vicedecano de la UTN en Plaza Huincul”, contó Paredes.
La falta de trabajo de Talleres Huincul no respondió siempre al escaso trabajo en la industria en general sino al desarrollo simultáneo de otras empresas, también pymes y en algunos casos compuestas por ex ypefianos, que tomaron su lugar. El camino a recorrer para su recuperación es extenso y lleno de obstáculos de todo tipo. Actualmente son 72 los socios pero solamente trabajan una decena, de los cuales la mayoría solamente tiene unos meses para jubilarse. El ánimo de estos trabajadores es finalizar su tarea laboral pero podrían ser tentados para continuar algunos meses más dedicados a la preparación de nuevos obreros, que obtengan el conocimiento desde su fuente.
Primer contrato
El primer paso en positivo de esta cooperación entre la UTN y Talleres Huincul se dio el 17 de febrero de este año, cuando se firmó el primer contrato con YPF Servicios, una empresa dedicada exclusivamente a los servicios que hasta ese momento solamente brindaban multinacionales como Pride o Halliburton. La tarea que contrató YPF con Talleres es el mantenimiento y reparación de torres de perforación, de equipos de pulling, de workover y otras tareas de tornería, prensado y metalmecánica. “Que Talleres Huincul renazca será muy importante para la zona porque hasta ahora no estaba operativa, tenía los talleres, las máquinas pero no tenía trabajo, eso es lo que queremos modificar”, explicó Paredes.
El peso de los años hace que los trabajadores que aún se encuentran en la fábrica no estén tan optimistas y solamente piensen en la jubilación. “Tengo cuarenta años en el taller, ya solamente pienso en cuándo voy a poder jubilarme y estar un poco en mi casa”, cuenta uno de ellos. Pero hay gente que busca su lugar y está dispuesta a conocer el oficio. Allí es donde la participación de la UTN se hace importante, porque será el nexo entre los nuevos operarios y los que ya están en los últimos días de actividad. “Muchos socios ya no trabajan, otros fallecieron y los que quedan están por jubilarse. No es nuestra labor decidir quiénes deben seguir trabajando pero creemos que ellos tienen mucho para enseñar y que sería muy bueno poder duplicar las personas por tarea para que en un futuro una persona joven, que quiera ser tornero, pueda hacer su trabajo correctamente”, describió.
Talleres Huincul espera que la demanda de la nueva petrolera ayude a la reactivación.
