Fue un encuentro en el que se habló de productividad, de la Aduana y del salario mínimo, vital y móvil. Y cuando los precios también amagaban con ser uno de los temas, el anfitrión recibió la pelota, la pisó y la pateó al costado . El anfitrión fue Guillermo Moreno, quien ayer recibió en la Secretaría de Comercio Interior al titular de la Unión Industrial, José De Mendiguren, y al jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló, junto a un nutrido grupo de empresarios y gremialistas, que asistieron con la expectativa de un nuevo intento por recrear una mesa de diálogo social.
“Este encuentro es un encargo de la Presidente de la Nación” , les dijo Moreno. El secretario, teóricamente por debajo del ministro Hernán Lorenzino, maneja resortes clave de la economía. Lo que ayer hizo fue calzarse por primera vez el traje de negociador paritario . A su lado, estaba la ministra de Industria, Débora Giori, y la vice de Trabajo, Noemí Rial.
La última vez que el Gobierno había movido fichas para una mesa tripartita fue en noviembre de 2010, cuando Cristina Fernández de Kirchner la anunció en la Conferencia Industrial que se realizó en Costa Salguero. Aquel día, Hugo Moyano formaba parte de la mesa de invitados que aplaudieron a Cristina. Ayer, el titular de la CGT Azopardo dijo que no formará parte de esa negociación.
Según relató uno de los asistentes, Mendiguren habló en primer lugar en representación de los empresarios. “Necesitamos trabajar juntos para lograr mejoras en temas como logística, productividad, la Aduana y avanzar en una mesa de diálogo”, dijo el titular de la UIA. Lo acompañaban Carlos Bulgheroni, Javier Madanes Quintanilla, Osvaldo Schultz, Luis Betnaza, Carlos García, Juan Carlos Lascurain, Aldo Karagozian, Alejandro Vivanco, Juan Carlos Sacco y Hugo Sigman, entre otros.
Del lado gremial, el primero en tomar el micrófono fue Caló.
“No podemos avanzar en un diálogo sin antes corregir las cargas sociales y los impuestos al trabajo” , dijo el metalúrgico. A su lado, Andrés Rodríguez propuso que el primer mojón de esta mesa sea la actualización del salario mínimo, vital y móvil para 2013. Varios de los presentes dijeron luego, en privado, que no están de acuerdo con esa iniciativa.
“Hacerlo ya serviría solamente para poner un techo a las paritarias” , aseguraron. Entre los gremialistas estaban Oscar Lescano, Gerardo Martínez, Héctor Daer y José Luis Lingeri, entre otros.
El tema precios llegó y se fue rápidamente de la discusión. Horacio Ghilini (docentes privados) planteó un congelamiento de precios de una canasta básica de productos. Y Moreno, interventor político del INDEC, respondió. “Lo que hay que hacer es medir objetivamente la canasta. Nosotros lo hacemos”. Fin de la discusión.
Sin embargo, los que asistieron salieron de buen ánimo. “Acá se puede hablar de cambios materializables”, dijo uno de los empresarios. “Le veníamos hablando a Moreno sobre la pérdida de competitividad y parece haber recogido el guante”, agregó. Uno de los gremialistas más veteranos se mostró escéptico.“La intención no es mala, pero no creo que tengan suerte. Esto ya se intentó muchas veces, y no funcionó”.
Antonio Caló
Hugo Moyano le bajó ayer el pulgar a la pretensión de la administración de Cristina Kirchner de contener la pelea salarial del año que viene. “Nosotros vamos a discutir salarios en base a los precios de las góndolas de los supermercados y no a los números que pretenda fijar el Gobierno, y mucho menos si salen del INDEC de Moreno”, anticipó ayer a Clarín el jefe de la CGT opositora.
El camionero se enteró por la prensa de la propuesta que le hizo Guillermo Moreno a dirigentes de la CGT oficialista y a empresarios y que apunta a que en 2013 haya un acuerdo de control de precios y salarios que permita mejorar la competitividad industrial.
“Mejorar la competitividad es responsabilidad del Gobierno, no de los trabajadores. Lo que quiere en verdad el Gobierno es aplicar un ajuste encubierto” , disparó Moyano.
Según el camionero, si la CGT oficialista llegase a aceptar topes en las discusiones paritarias “sus dirigentes van a tener problemas en sus propios gremios”.
Moyano encabezó ayer a la tarde el plenario del Comité Central Confederal cegetista. Allí, se eligieron a los cinco miembros y a los dos suplentes de la Comisión Arbitral de la CGT, el cuerpo que interviene en caso de conflictos entre gremios por el encuadramiento de los trabajadores. Al frente de esa comisión continuará Oscar Mangone, del Sindicato del Gas.
Durante el plenario se rechazó por “unanimidad”la intención de ponerle techo a la discusión salarial. “Las paritarias son libres o no son paritarias y nosotros, cada gremio de nuestro sector, va a discutir la paritaria como corresponde. Los más de 90 gremios que participamos del Confederal rechazamos que otros pretendan entrometerse en nuestras discusiones salariales”, planteó Moyano.
El petrolero Guillermo Pereyra, número dos de la CGT anti K, añadió: “Si van a hacer que otros discutan por nosotros sus salarios, para eso que directamente anulen las paritarias”.
En la CGT de Moyano adelantaron que van a boicotear cualquier acuerdo de topes salariales entre el Gobierno y la CGT oficialista.
“El piso de las paritarias del año que viene deberá rondar el 25%” , anticiparon cerca del camionero.
Del Confederal de ayer participaron 115 congresales en representación de 93 gremios, según informaron allegados a Moyano.
En el plenario se aprobó un documento muy crítico del Gobierno titulado “Sin el movimiento obrero no hay un modelo nacional y popular”. En el texto se acusa a la Casa Rosada de realizar “un inesperado viraje hacia medidas de signo conservador”.
Precios y salarios, como era de esperar, fueron los temas centrales en la megarreunión que convocó ayer el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y de la que participaron numerosos dirigentes sindicales y empresarios. El resultado: habrá otra cumbre similar antes de fin de año (no se fijó fecha), pero luego de que patrones y obreros se reúnan por separado y por rama de actividad.
No se habló de topes para los aumentos salariales en 2013, ni tampoco de precios máximos, pero quedó en el aire la intención oficial de avanzar en esa dirección. Sin embargo, Moreno reiteradamente mencionó la necesidad de frenar la carrera entre precios y salarios para no afectar el consumo interno, que es la base sobre la que el Gobierno asienta su gestión.
Desde ya, el planteo descolocó a los gremialistas «oficiales»: saben que atrás de cualquier acuerdo en ese sentido la CTA que comanda Pablo Micheli y la CGT que capitanea Hugo Moyano saldrán con los tapones de punta a pedir aumentos por encima de cualquier tope.
La intención del funcionario -tras la correspondiente venia de Cristina de Kirchner- era adelantarse a la conflictividad que se espera se desate en marzo, cuando comiencen las paritarias. Sin embargo, y pese a que en la «CGT Balcarce» se agrupan los principales gremios industriales, la propuesta tiene una pata renga: la CGT y la CTA opositoras no acatarán las decisiones que se tomen en este improvisado consejo tripartito.
Así, el desconcierto ganó tanto a los sindicalistas como a los empresarios, ante la vaguedad de los temas planteados por Moreno que
-como suele suceder en estos casos- prácticamente monopolizó el uso de la palabra. La parte sindical de la mesa quedó especialmente atónita cuando el funcionario no descartó que se pueda trabajar en un mecanismo de negociación que reemplace a las paritarias. La presencia de la viceministra de Trabajo Noemí Rial y de Norberto Ciaravino, jefe de gabinete del ministro Carlos Tomada (de viaje por Rusia) pareció avalar esta posibilidad. También asistió la titular de Industria, Débora Giorgi.
Alrededor de la mesa se sentaron Carlos Bulgheroni (Bridas), Javier Madanes Quintanilla (Aluar), Hugo Sigman (Grupo Chemo), Luis Betnaza y David Uriburu (Techint), Adrián Kaufmann Brea (Arcor), Oswaldo Schulz (Loma Negra), José Ignacio de Mendiguren (UIA), Juan Lascurain (ADIMRA), Juan Carlos Sacco (FAIGA) y Alejandro Vivanco (Coto) entre los empresarios.
El sindicalismo estuvo representado por el secretario general de la CGT Balcarce, Antonio Caló, Gerardo Martínez (UOCRA), Oscar Lezcano (Luz y Fuerza), Héctor Daer (Sanidad), Carlos Pignanelli (SMATA) y Omar Viviani (taxistas).
Quien llevó la voz cantante entre los empresarios fue Rubén Cherniajowski (New San), que fue el que le propuso la idea del encuentro a Moreno. En diálogo con este diario, el empresario aseguró que «lo que tenemos que buscar es la competitividad, porque si no logramos venderles a nuevos mercados, vamos al aislamiento y eso sería un desastre».
Algunos de los presentes en la reunión confiaron a este diario que se habló de la actualización del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, pero sólo por iniciativa de los gremialistas; el tema cayó también en el vacío.
El secretario de Comercio Interior expuso largamente sobre su cuasi certeza de que para fines del año próximo se habrá recuperado la actividad en Europa y con ello los precios en ese continente -hoy deprimidos por la crisis- volverán a niveles razonables, lo que hará más competitiva la economía local.
A su turno, Bulgheroni pidió una política energética que apunte a eliminar el déficit que genera la necesidad de comprarla en el exterior.
Al hablarse de que habrá nuevas convocatorias, con otros integrantes en la mesa, varios se miraron preguntándose si el Gobierno estará dispuesto a incluir al gremialismo «rebelde» que encarnan Moyano y Micheli. La otra gran pregunta (que parece tener una respuesta obvia) es si esta fracción del gremialismo aceptará semejante convite.
Esta situación confirmó la peor pesadilla de los empresarios: un movimiento obrero divido, peleándose entre sus actores por demostrarles a las bases quién es capaz de arrancarle más aumentos y reivindicaciones a la patronal.
Y por si quedaban dudas, Andrés Rodríguez, secretario general de la UPCN (CGT oficialista), las disipó: «No estamos buscando un pacto social. No, no se habló de un tope del 20%, para nada. Éste no es el ámbito: en todo caso, las pautas salariales se manejan a través de cada convenio colectivo».
El Cronista/ Por elizabeth peger y esteban rafele
Con el reconocimiento de que debe resolver los problemas de competitividad de la economía y contener las expectativas inflacionarias, el Gobierno inició ayer una ronda de negociaciones con representantes de las principales empresas del país y la conducción de la CGT de Antonio Caló en la apuesta de articular un espacio de diálogo tripartito que permita establecer acuerdos sobre variables económicas clave, como los aumentos de salarios y precios en 2013.
La aspiración de la Casa Rosada fue expuesta por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, junto a la ministra de Industria, Debora Giorgi, y la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, en el marco de una reunión de casi dos horas con referentes de la cúpula cegetista que lidera Caló; autoridades de la Unión Industrial, encabezados por José de Mendiguren, y un grupo de importantes empresarios.
Allí Moreno planteó la necesidad de avanzar en acuerdos tripartitos sobre algunas variables clave para dar previsibilidad a la economía y propuso junto con Rial, quien representó a Carlos Tomada de viaje oficial en Moscú, la posibilidad de que los aumentos salariales de la próxima ronda de paritarias se negocien por productividad. Incluso, el funcionario ofreció compensar aumentos moderados (por debajo del 20%) con mejoras en las asignaciones familiares y la reducción de los descuentos por el impuesto a las Ganancias. Sin embargo, los sindicalistas que participaron del encuentro se retiraron escépticos y poco entusiasmados: rechazaron cualquier alternativa que implique atar las mejoras salariales a los índices de productividad y cuestionaron, en sintonía con algunos empresarios, el empeño de Moreno por negar la inflación. Dijo que los aumentos están controlados, que los alimentos y medicamentos no aumentaron más de 10% este año, confió un dirigente, que calificó como una expresión de deseo el acuerdo pretendido por el funcionario.
Hasta el propio Caló puso paños fríos a la posibilidad de encaminar las negociaciones en lo términos planteados por Moreno. No es fácil (un acuerdo de precios y salarios). Si es algo parcial, un parche, no sirve para nada, aseguró el jefe cegetista al ser consultado por El Cronista, a la vez que reclamó un compromiso en serio para contener la suba de precios. Otro gremialista fue más directo: Acá el problema es la inflación. Que nos den Ganancias y asignaciones y después vemos que hacemos con los salarios, retrucó.
Excluido especialmente del encuentro por su abierto enfrentamiento con el Gobierno, el líder de la CGT opositora, Hugo Moyano, prometió resistir cualquier intento de limitar los aumentos salariales, mientras desde su tropa anticiparon que irán por subas del 25% en las próximas paritarias.
Tampoco los empresarios que acudieron a la convocatoria de Moreno se mostraron optimistas con la negociación. Más bien, hubo fuertes reproches contra la decisión del Ejecutivo de alentar un diálogo directo con las empresas, en lugar de con las respectivas entidades. A ello se sumó el malestar de varios industriales por el rol protagónico que tuvo en el encuentro el dueño de New San, Ruben Cherniajowski. Es insólito que este acuerdo lo opere el principal importador, no entienden nada, se quejaron desde el sector fabril, donde también advirtieron que el entendimiento tripartito que pretende el secretario de Comercio Interior arruina un instrumento importante como el pacto social.
Por el sector empresarios, además de De Mendiguren, a la reunión también acudieron Juan Carlos Lascurain (Adimra), Luis Betnaza (Techint), Carlos Bulgheroni (Bridas), Juan Carlos Sacco (Faiga), Oscar Porrini (Aceitera General Deheza), Adrián Kaufmann (Arcor), Alejandro Vivanco (Coto) y Carlos García (Garbarino), entre otros.
En tanto que Caló estuvo acompañado por los dirigentes Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez, Omar Viviani, José Luis Lingeri, Ricardo Pignanelli, Héctor Daer, Oscar Lescano y Jorge Lobais.
Pese a las críticas, directivos empresarios y sindicalistas aceptaron continuar las negociaciones para explorar la posibilidad de concretar una mesa de diálogo tripartita. En 10 o 15 días habrá una nueva convocatoria para seguir conversando, indicaron.