El lunes 15 de julio la oficina de estadísticas oficial de China (NBS) dio a conocer los resultados económicos del segundo trimestre de 2013 y sus proyecciones para los próximos meses que indican la persisitencia de la tendencia a la desaceleración de la economía que por su ímpetu se había ganado el mote de "locomotora" mundial.
Justo para ese día el Plan Fénix había organizado una mesa de debate en el marco de la presentación del número 26 de su publicación Voces en el Fénix con el título de: "China, riesgo y oportunidad." El encuentro, organizado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, contó con las exposiciones de José Alberto Bekinschtein, economista y miembro del Plan Fénix, Alejandro Fiorito, economista y asesor de la Secretaría de Comercio, y Mariano Turzi, politólogo y becario del Conicet, moderados por Marta Bekerman, miembro del Plan Fénix y profesora de la UBA.
Los expositores abordaron el fenómeno de China como nuevo centro cíclico de demanda y crecimiento dirigido por el Estado.
Los resultados del segundo trimestre 2013 publicados por el Buró Nacional de Estadísticas (NBS) chino, revelaron un crecimiento del 7,5% frente al 7,7% del anterior consagrando el segundo trimestre consecutivo de desaceleración, después de que en 2012 creciera un 7,8% y en 2011 un 9,3 por ciento. El pico había sido en 2007 con un 14,2 por ciento. En esta oportunidad, bajó el comercio exterior en un 4,9%, la inversión en activos fijos en un 0,8% y la producción industrial en un 0,2 por ciento. Sin embargo, estos números coinciden con la meta de crecimiento mínimo que establecieron las autoridades chinas para este año, que obedece a un reajuste de su modelo económico en el que se busca restarle peso a las exportaciones, la demanda externa, la construcción y la industria pesada, y otorgarle uno mayor al consumo interno.
Como parte de este intento por equilibrar su economía, el gobierno aprobó en marzo una serie de medidas para combatir la desigualdad en los ingresos, subió los salarios mínimos y relajó los controles sobre las tasas de interés. Los mismos fabricantes de bienes de consumo y las empresas que venden equipos sofisticados a compañías están más centrados en la población de compradores chinos cada vez más prósperos. En este aspecto, las ventas en el comercio minorista subieron en junio un 13,3% frente al año anterior y en mayo un 12,9 por ciento.
El crecimiento chino también se vio afectado por variables externas como la crisis de deuda de la Eurozona y la incertidumbre por la recuperación económica estadounidense.
Atendiendo este aspecto, Alejandro Fiorito analizó el carácter estructural del crecimiento en aquellos países como la Argentina, Brasil o India en una visión que interpreta el crecimiento chino reciente en base al comercio exterior y en otra que lo hace por las inversiones domésticas. "El tema importante con China va a ser arreglar muy inteligentemente qué cosas podemos ofrecerle para tener un acceso variado a un nuevo ciclo de demanda", señaló en diálogo con Tiempo Argentino.
Mariano Turzi, por su parte, puso en debate la estructura de la gobernabilidad china desde el punto de vista de sus políticas públicas e intereses, y Bekinschtein expuso los grandes cambios estructurales en China, los factores que la llevaron a convertirse en la segunda economía mundial y los límites a estos factores.
Bekinschtein recordó que China representa el 15% del PBI mundial y alimenta un quinto de la población al poseer un 9% de las tierras cultivables y que, por ese motivo, cualquier variación en su economía tiene un impacto global. De hecho, en el primer semestre de 2012, la zona que representa la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático, Corea, China, Japón e India absorbió el 16,4% de las exportaciones argentinas, como expresa el informe sobre complejos exportadores del Indec. Más optimista, Alejandro Fiorito, afirmó que: "Estamos en medio de una crisis mundial y China crece al 7,5% en un mundo que no lo hace. Y se mantiene no porque exporte, sino con posibilidad de crecimiento regional y gasto de inversión pública. No parece tan crítico, las visiones catastrofistas juzgan por una coyuntura de un año a todo un proceso continuado que tiene décadas", concluyó.
El chinese dream y el tlc ee uu-ue
La segunda economía mundial está persiguiendo su propio Chinese Dream.
De hecho, este es el eslogan de Xi Jinping, el reciente designado presidente de la República Popular China y secretario general del Partido Comunista Chino. Ante el freno a sus posibilidades de crecimiento que plantea la crisis europea, China dirige su economía al impulso del mercado doméstico respaldado por el consumo de una clase media en ascenso. Para las potencias de Occidente, el Chinese Dream es una amenaza en términos de la competencia global de capitales.
Incluso, la presencia de China induce a la integración económica de estas potencias, lo que se demuestra en el Tratado de Libre Comercio (TLC) que la Unión Europea y Estados Unidos buscan firmar.
Este TLC haría más barato el comercio entre ellos, con la consiguiente disminución de los vínculos comerciales de ambos con el resto del mundo.