La Opinión Austral
El gobernador Daniel Peralta el lunes y el intendente Héctor Roquel el jueves dieron sendos mensajes ante sus respectivos legisladores, sobre los ejes en que esperan avanzar durante este año de gestión, e hicieron un panorama de la realidad en la que se encuentran sus respectivos gobiernos.
Uno desde la Gobernación y otro desde la Intendencia, con miradas políticas diferentes, coincidieron en impregnar sus discursos de una dosis de optimismo, al plantear de lleno un año mucho más dinámico que el anterior.
La obra pública tan ausente durante todo el año pasado, merced a la feroz crisis financiera que atravesó el país, la provincia y la intendencia, asoma este 2010, aunque aún tímidamente.
Para la provincia, la perspectiva cierta de que las grandes obras de infraestructura energética comiencen a ser realidades se vio demostrada en el discurso gubernamental, por su parte Roquel, pese a lo acotado del presupuesto encontró en el Fondo de la Soja el oxígeno necesario para comenzar a proyectar pequeñas obras municipales que hasta hace unos meses le eran prácticamente inalcanzables.
La discusión salarial y la necesidad de otorgar un aumento a los trabajadores públicos hacen también poner las miradas en el esfuerzo necesario que requerirá lograr las partidas que permitan atender las demandas sin resentir los servicios esenciales.
Desde lo económico los indicadores aún alientan a la esperanza, pero desde lo político, el panorama es distinto.
Se avecinan vientos complicados, que dependerá de la conciencia y responsabilidad de cada uno de los actores, de contener las ambiciones propias en aras del bienestar de la sociedad.
No sólo oficialismo-oposición, clásico enfrentamiento en el juego político, sino dentro de cada uno de los sectores, también bullen aires de interna que podrían complicar a unos y otros.
Santa Cruz necesita que el gobierno provincial tenga el acompañamiento suficiente para que pueda aprovechar los aires de reactivación y así ordenar el desfasaje económico que aún está presente en el presupuesto provincial. Lograr equilibrio en las cuentas permitiría, a su vez, poder tener la mirada más calma para proyectar a futuro a sabiendas que el hoy está resuelto, y Río Gallegos no escapa a ello. Leyes como la del marco regulatorio para las concesiones petroleras son claves para repensar la provincia con una mayor injerencia en un sector en la que hoy, salvo por las regalías, es prácticamente una convidada de piedra, en virtud de la letra que los contratos vigentes plantea.
Con el debate necesario, pero con la premura que se requiere, es un tema que debe ser atendido. La mayoría de los contratos vencen en 5 o 7 años, para algunos discutirlos ahora es muy pronto, pero desde el punto de vista de una inversión y el tiempo que esta lleva, esos años pasan a ser relativos, es como la cosecha de trigo en el campo, no se planifica al momento de la siembra, sino que se evalúa antes, incluso la conveniencia o no de la misma. Para los agricultores es un año, para los petroleros son entre cinco y diez.
La exploración off shore que se hiciera en la cuenca austral comenzó a ser planificada en el 2005 y recién fue concretada cuatro años después. Y eso es algo a tener en cuenta. Discutir hoy las condiciones sobre las que Santa Cruz debe negociar la explotación de sus recursos no necesariamente debe implicar alargar las garantías a las operadoras, sino por el contrario debería ser adelantar la aplicación de la potestad de la provincia, que pueda comenzar ahora y no dentro de 7 años.
Pero el año que viene hay elecciones. El 2011 aún está lejos para la mayoría de la gente pero demasiado cerca en la mente de la clase política, y eso puede tornarse, en tiempos donde todo se mueve sobre una delicada línea de equilibrio, muy peligroso.
Luego de la polémica generada en torno a las denuncias mediáticas sobre los oferentes de Cóndor Cliff y La Barrancosa, quedó claro que en Santa Cruz la oposición y el oficialismo defienden la necesidad de que dichas obras se concreten. Sin desarrollo energético no es posible pensar un futuro industrializado para la provincia y la ley de promoción que hoy comienza a ser difundida no tendría razón de ser.
Ante la realidad nacional, con una oposición fortalecida en el Congreso, en Santa Cruz las responsabilidades cambian considerablemente. Ya no sólo depende, como se acusó en algún momento, de la buena relación que el gobernador tenga con el matrimonio presidencial, la oposición deberá también velar entre sus pares nacionales para que no se obstaculicen las obras que esta provincia requiere. Los cruces nacionales tendrán también su correlato en la provincia. De la responsabilidad de todos depende hoy que Santa Cruz y Río Gallegos puedan vivir el año que desde el optimismo proyectaron el gobernador y el intendente en sus discursos.