Clarín
Por Héctor Daniel Tomas, PRESIDENTE DE LA COMISION DE MINERIA DE LA CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION
He leído en Clarín , el martes 7, la nota firmada por la socióloga Svampa y el abogado Viale titulada “Amenazas a la ley de glaciares”. Consideran que los intereses mineros no admiten controles ni del Estado ni de organismos independientes y que la credibilidad de las instituciones de la democracia está en juego. Pretenden invocar una especie de conspiración en San Juan para que la Barrick se beneficie por sobre el derecho al agua de todos los argentinos.
La acusación de los dos profesionales no sólo señala a la empresa minera, sino al gobierno de San Juan y a la justicia federal y, por omisión, incorpora a los sanjuaninos que, según creen ambos, no hemos avanzado hacia el cambio cultural y tenemos nuestra conciencia ambiental dormida .
Sería bueno que los autores hubiesen venido a San Juan para advertir el impacto de la actividad minera en las posibilidades laborales y la inserción de nuestra juventud . Atacan los intereses de la minería, que son incuestionablemente factores multiplicadores de la economía .
Los autores deberían saber que el agua utilizada por la minería es apenas el 1 % del total del agua utilizada por la agricultura en San Juan , que no hay proyectos próximos al río San Juan y que el canon de riego anual que pagan las mineras es el 300 % más que el que paga la agricultura.
Los controles que reciben, por otra parte, son los más exigentes: parten de muestras base antes del inicio del proyecto, en agua, aire, flora y fauna, con verificaciones constantes respecto a las modificaciones que puedan producirse, además de los controles periódicos del informe de impacto ambiental.
Todo es controlado por la Policía Minera.
La ley nacional de glaciares avasalla las provincias , porque va más allá de presupuestos mínimos (121-124 CN). Marcar como ilegitimas y sospechosas -como hacen los autores- las acciones judiciales que mantienen puestos de trabajo y afianzan el desarrollo provincial no sólo es peyorativo para los sanjuaninos que apoyamos la actividad minera, sino peligroso cuando alguien se arroga la facultad de juzgarnos.