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(Opinión) CAPELLO: LOS MÉDICOS DE TINOGASTA Y LA ALUMBRERA
29/12/2010

Médicos de Tinogasta

Diario de Cuyo

Por Mario Osvaldo Capello - Ingeniero de Minas. Diputado Nacional M.C.

No se necesita ser médico para darse cuenta cuando alguno de ellos nos está confundiendo. Tampoco ser ingeniero, para advertir si un determinado proceso se realiza con altos estándares o con desprecio por la seguridad y el medio ambiente. Simplemente sentido común es lo que necesita toda persona educada para distinguir entre verdad y mentira, razón y fábula.

En publicaciones tendenciosas aparecidas a finales del 2009, y repetidas reiteradamente desde entonces, generadas por un médico cardiólogo y otros profesionales de la salud, afirmaron que los casos de cáncer aumentaron en Andalgalá y poblaciones de la zona en un 800%. Además denuncian la aparición de "enfermedades raras" (que extrañamente no identifican).

Induce claramente el contexto en que se formulan, a imputar estos males a las actividades de la mina Bajo de la Alumbrera. Se trata de declaraciones que se suben al escenario de inquisición pública contra la actividad minera y contra todos aquellos que cometemos el sacrilegio de "atrevernos" a contradecir a este pretendido y falso tribunal medioambiental.

Como si el conocimiento y la verdad tuvieran fronteras, en un reciente comunicado de claro corte corporativo, médicos, odontólogos y bioquímicos del departamento Tinogasta rechazan un informe elaborado por uno de los mejores equipos científicos de la Argentina que echó por tierra las mentiras que pregonaban sus colegas respecto a un aumento estrafalario del cáncer en el área de influencia de la mina. Estudio que encontró, además, que esas "raras enfermedades" no eran otras que enfermedades de la pobreza como el mal de Chagas o la brucelosis.

El comunicado de estos profesionales excede solidaridades gremiales. Será, tal vez, debido a la grave ofensa que les provocamos al poner en descubierto una ideología que no repara en mentir a diario y a sabiendas, manifestarse con violencia, cortar rutas, eludir todo debate científico y violar la Constitución tratando de impedir a toda costa el ejercicio de una industria lícita.

Rara solidaridad la de estos profesionales, que con sus declaraciones y accionar poco les importa dejar a un lado el Juramento Hipocrático y prefieren aparecer empecinados en sostener la desocupación y la miseria para buena parte de sus propios comprovincianos. Como si la movilidad social y la justicia les fuera un patrimonio exclusivo y propio.

Sería fácil responderles en lo que afirman referido a cuestiones que tienen que ver con cálculos, desarrollos, voladuras de rocas, tratamientos de minerales ya sean estos mecánicos, hídricos o pirometalúrgicos; estándares de seguridad, estudio y control de impactos ambientales, manejo de sustancias peligrosas; pues todo ello forma parte de las enseñanzas que los estudiantes de ingeniería de minas sistematizan en su aprendizaje universitario. Pero no es esta la pretensión de tales breves reflexiones.

Quiero decir en cambio, que lo que firmaron los médicos, odontólogos y bioquímicos forma parte de los muchos panfletos a-científicos que circulan y se retroalimentan por internet, contra la industria madre de todas las otras industrias.

Pretenden simular razón apelando al viejo principio de autoridad que rigió durante doce siglos. Este afirmaba que los príncipes tenían sangre azul y eran puestos por Dios para materializar su voluntad sobre sus reinos. El principio de autoridad, destruido por la ciencia moderna hace más de 400 años, procura ser restablecido desde este sorprendente comunicado corporativo.

Apelando al uso de la falacia ad hominen, hoy, como antiguamente durante el medioevo, intentan que se les siga en lo que afirman, aunque de minería por sus declaraciones se nota que conocen poco y saben menos.

Hay que creerles en definitiva porque imaginan vivir en el "reino de Tinogasta" y porque son profesionales de la salud.


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