Cuando ingresaba en la estación marítima local, en medio vientos huracanados, un pesquero chocó contra el muelle Piedrabuena y en su casco se abrió un rumbo que permitió que se derramaran más 100.000 litros de hidrocarburos, que comenzaron a inundar el corazón del Golfo Nuevo.
La que sería una de las peores noticias para la ciudad, destacada por su vocación ambientalista, fue una hipótesis sobre la que trabajó aquí la Prefectura Naval Argentina (PNA) durante un simulacro de accidente ecológico. Así, puso a prueba a los flamantes egresados del curso de control de hidrocarburos y mercancías peligrosas.
(Foto La Nación)
El programa de capacitación, que está financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial e instrumentado por el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), abarcó a personal de fuerzas de seguridad, instituciones y empresas privadas de todo el litoral patagónico argentino.
El llamado Proyecto de Prevención de la Contaminación Costera y Gestión de la Diversidad Biológica Marina apunta a un desarrollo sustentable de los recursos y la protección del ecosistema en una región con intensa operatoria naval y, como agravante, alta circulación de buques destinados al transporte de hidrocarburos. "Nadie está exento de un accidente, y es fundamental estar preparados", dijo a LA NACION el prefecto principal Jorge Ballejo, jefe de la División Mercancías Peligrosas de PNA.
Manos capacitadas
Ballejo es uno de los cinco oficiales de la fuerza que se capacitaron en el exterior para diseñar planes de contingencia ante desastres ecológicos en alta mar. Ahora es responsable de este primer curso, que tuvo 20 participantes, entre ellos tres becarios de fuerzas marítimas de Uruguay, Nicaragua y Panamá.
El jefe de la PNA, prefecto general Edgardo Fernández, reconoce que frente a un accidente con un importante impacto ambiental abundan manos para colaborar, pero no todas están preparadas. "Lo que necesitamos -destacó- es gente capacitada para actuar ante la emergencia."
El objetivo pretendido es más ambicioso que este curso que concluyó anteayer. Dentro del mismo proyecto, se prevé una inversión de más de un millón de pesos para la construcción del edificio donde funcionará aquí el Centro de Capacitación Patagónico (CCP). "Se capacitará para toda América, y ya tenemos a los primeros invitados", dijo Ricardo Delfino Schenkes, coordinador por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Alejandro Malpartida, a cargo del Componente Prevención de Contaminación y Biodiversidad Marina, detalló que el Proyecto Patagónico Marino también aportó en concepto de donación los equipos técnicos necesarios para que los alumnos del curso realizaran las prácticas. "Se financiará -dijo- la digitalización de planes de contingencia e información ambiental de la plataforma continental patagónica."
Examen superado
El simulacro que acaba de realizarse, al que asistió el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, fue un examen superado por los egresados del curso. Lo compartieron con personal de PNA, que apoyó las maniobras con guardacostas, botes semirrígidos y un helicóptero.
El equipo de trabajo simuló rodear con barreras de contención el derrame de combustible de un supuesto pesquero averiado, hasta limitarlo a un sector de la costa llamado "zona de sacrificio". Allí, mediante el uso de bombas de succión y tanques móviles, se completó la extracción del producto contaminante. Más de 500 alumnos de escuelas locales siguieron paso por paso las tareas.
El jefe de la PNA explicó a este enviado que en todo el mundo hay una premisa que rige ante accidentes ecológicos: el que contamina, paga. Pero dice que las empresas navieras actúan a través de seguros y eso hace que los planes de contingencia se demoren. "Nosotros -dijo Fernández- estamos listos y preparados para actuar de inmediato, hasta que esa ayuda llegue."
Por Darío Palavecino