Mining Press
Por aquí y por allá. Al Sur, en el Centro y al Norte del país. Decenas de negocios mineros pululan en el país ignorando incertidumbres e interrogantes.
No sólo de minerales metalíferos se trata. También en otros segmentos del sector es activo el hormigueo de los hombres de negocios que pugnan por atrapar recursos y hacerse de oportunidades.
Es claro que Argentina no está en la cresta de la ola, nadie diría que es el gran imán de la región. Pero la avidez de minería en esta frontera aún virgen está llevando a exploradores, financistas y emprendedores a redoblar su apuesta en esta latitud.
Un buen ejemplo es como el cobre, citado en esta publicación en repetidas oportunidades, viene ganando espacio en los budgets de las empresas y en la atención de las provincias, las dueñas de los recursos según nuestra Constitución.
O en la sostenida maduración de proyectos de oro y plata, que auguran continuidad al proceso expansivo iniciado en los ’90.
En esta coyuntura, continúa siendo el deporte predilecto del mundo empresario minero despotricar contra las autoridades: por los tributos, por las normas de regulación, por no ponerle el pecho a las balas de los opositores a la industria, etc, etc. Exageradas o no, estas críticas tienen su asidero: esto no es Noruega y los mandatarios de los ciudadanos, con más frecuencia de la querida, siguen dejando mucho que desear.
En la esgrima, no faltan los políticos que le calientan la cabeza a la prensa, cuando no al público en general, acerca de la supuesta voracidad y necedad de las mineras a la hora de actuar en el suelo argentino. En el pasivo empresario sectorial del último lustro habrá que anotarle su torpeza para comunicar su compromiso con una sociedad que, ya se sabe, está tan cargada de asimetrías como repleta de suspicacias.