La Unión
Por JUAN CARLOS ANDRADA
Sin duda alguna, la gobernadora electa por los catamarqueños, Lucía Corpacci -como lo anunció oportunamente- apoyará su nueva gestión en la actividad minera. Bajo esta perspectiva, y ya con un mandato social en la mano, se comprometió a volver al departamento Andalgalá. Corpacci hará de la minería la columna vertebral de su modelo de gobierno, y fue eje tangencial de campaña del FPV en Catamarca, en consonancia por supuesto con la política minera promovida por el Gobierno nacional. Por ello, se estima que la base económica donde la gobernadora electa hará pie para la toma de futuras decisiones estratégicas para la provincia, pretende contar con un aporte igual o mayor al que realiza el emprendimiento minero Bajo La Alumbrera, cosa que solo se logrará con la puesta en marcha del proyecto Agua Rica.
Con la minería, como razón y sostén de su plan de gobierno, Corpacci vuelve a “La Perla del Oeste”, pero ahora con una decisión popular encomendada en las elecciones provinciales.Aunque no se conoce todavía el nombre de los funcionarios que ocuparán la secretaría de Minería acompañando la nueva gestión, el camino a emprender requiere de mucha perspicacia y agudeza. De manera que, ya sentada la base económica de la plataforma política, se impone ahora la necesidad de encontrar una salida superadora con otras fuerzas políticas y grupos sociales antimineros. Para empezar, teniendo en cuenta siempre la última contienda electoral, no es posible sin caer en lo deshonesto, desconocer los resultados. Compartamos o no, el 67 % le dijo sí a la actividad minera, mientras que el 33 % restante optó por otras alternativas.
Adaptarse al medio En este sentido, para arribar a una solución equilibrada, confiamos en la valía y el honor de aquellos ambientalistas que aspiran a reemplazar con diálogo las diferencias puestas de manifiesto y determinadas en algún sentido después del 13 de marzo. Las minorías deben ser respetadas, pero la mayoría disipa finalmente las incertidumbres. No adaptarse a estas nuevas circunstancias del medio sería, siguiendo los conceptos de Darwin, como caer en riesgo de extinción.
Lo más inteligente y democrático es asimilar el entorno. Además, los antimineros son fundamentales en el nuevo proyecto. De hecho, es imprescindible que participen de los controles ambientales comunitarios. Los ambientalistas son una suerte de garantía. Y tendrán la oportunidad de mostrarse más allá de las ideologías y demostrar empíricamente si la minería contamina con resultados obtenidos de manera sistemática, cada vez que concluya el control conjunto, Sociedad - Estado – Empresas – Anti mineros.
¿Qué problema hay? Ninguno. Nadie quiere problemas ambientales y todos podemos controlar. De hecho, cualquiera puede formar parte del sistema de control. Decidan quién. No hay nada que ocultar, nada –insisto-. Aparte que a nadie le conviene.Todos queremos trabajar y nadie quiere equivocarse en las afirmaciones. Si las empresas contaminan, que se vayan. Pero el hecho de abrir el juego haciéndolo participativo, trasparenta el objetivo común, volviéndolo incluso preventivo. Ninguna inversión millonaria se arriesga a ser frenada o diluida por ninguna circunstancia contemplada. Si el impacto ambiental es controlable, no podemos oponernos al desarrollo de la comuna o la Provincia. A no ser que el planteo sea político y no técnico. Pero las cuestiones ideológicas ya no tienen sentido porque las elecciones ya pasaron y la gente ya se expresó. A lo sumo, podemos hacer planteamientos técnico-científicos. En verdad, es una invalorable oportunidad de redimir el movimiento verde como centinelas “estrictamente” ambientales.
Vuelo propioDe otra forma, aferrarse a la duda y mantener un litigio permanente como sofistas del siglo XXI, es prácticamente reconocer que se trata de un capricho especulativo. Categórico, pero poco menos que metafísico. Con una actividad minera estigmatizada estábamos convencidos de que se le podía endilgar cualquier culpa. De la minería como tabú nos corrimos inconscientemente a la xenofobia. Pero comenzamos a hablar sin tapujos hasta advertir que los “anti” como los “pro” pueden ser igual de fanáticos y que es necesario tener bien puesta la cabeza para no cometer los mismos errores. Sin duda, el reclamo antiminero sigue siendo en algún sentido genuino.
Me cuento entre quienes confiamos plenamente en la intención y la buena voluntad de muchos de los ambientalistas, pero solicitamos que la preocupación sea enmarcada y ajustada a regla. Por lo tanto, las soluciones próximas deben concebirse encuadradas en los resultados de la última elección, de acuerdo con las disposiciones del nuevo gobierno. En forma equilibrada y reconciliada con el nuevo contexto social. Tomando las experiencias exitosas de otras localidades -Corpacci estará este sábado en San Juan- . Sin olvidar, claro está, la importancia de las mayorías y minorías establecidas luego del 13 de marzo. Lo que no implica, por supuesto, abandonar las convicciones ni las creencias. Tampoco debe abandonarse la mejora de actividades alternativas. Debemos entender que la minería no resuelve todos los problemas. Solo es un soporte económico importante para que los catamarqueños podamos algún día tener “vuelo propio”.
