Mining Press
La re re tiene mala prensa en Buenos Aires. Basta con ver el tratamiento mediático que tanto influye en el ánimo de la gente. En la metrópoli, todo tufillo a feudalismo provincial cae mal porque las prácticas y las fidelidades políticas son diferentes: difícil encontrar un dueño del poder de la gran aldea con alguna estabilidad después de Juan Manuel de Rosas.
San Juan, como sus hermanas, tiene otra historia, por eso la consolidación de la democracia, declamada en los ’80 y ’90, y las reformas de las constituciones provinciales, puso frenos a los ímpetus eternizadotes. Sólo Santa Cruz (ley de Kirchner), Catamarca y Formosa no le ponen tope a las reelecciones sucesivas.
Difícil fue la parada de José Luis Gioja ayer. Tuvo que poner sobre la mesa toda su gestión de casi ocho años de gobierno para aguantar la prédica de los críticos. Encabezados por el menos pensado, hace meses, su hermano César, quien como Sansón arremetió contra las columnas del templo minero, aunque finalmente no le alcanzó.
Si alguien hubiera hecho un escrutinio en el sector minero sanjuanino, el resultado obvio hubiera sido 10 a 0 a favor del re-re. Más después de que el senador despechado arremetiera contra regalías, ganancias, beneficios sociales, etc de la incipiente industria en San Juan. Poniendo sobre en el centro de la escena electoral el rol de la minería, lo que menos quieren las empresas minerasEl resultado trae alivio al sector y también deja una inquietud básica. La de fortalecer, precisamente en San Juan, el anclaje de la minería con la dirigencia policía y la opinión pública. Para que el futuro de este sector que ha modificado el mapa productivo provincial no dependa de la suerte de una persona, sino de la voluntad de las instituciones.