Mendoza Económico
Una pequeña reflexión sobre dirigentes, consultas y la pocas ganas de comprometerse de los políticos
por Marcelo López Álvarez - Periodista, Mendoza Económico/Radium FM
La lógica de la política parece no acompañar en los últimos tiempos la lógica de los ciudadanos. Pero quizás hay otro dato de la realidad política mendocina (solo por hacer foco aquí y no expandirnos demasiado) que preocupa tanto o más que esa ausencia de la lógica política de acompañar a la ciudadanía, y es la ausencia notable de dirigentes.
Dirigente según la corta y contundente de la RAE es “el que dirige” y aquí la gran pregunta. ¿A quién dirigen hoy los dirigentes? La respuesta es tan corta como la definición del diccionario “a nadie”.
Llama la atención ver como los autoproclamados dirigentes políticos hoy ha dejado su función de dirigentes, para transformarse en mansos dirigidos por los humores sociales, por la tapa de los medios, lo que escribimos los periodistas o encuestas de opinión de dudosa profesionalidad y rigor.
Allí parece radicar por estos tiempos la clave de la devaluación de la política, no hay quien se ponga los pantalones y tome decisiones para la historia, para la consolidación de la provincia, su engrandecimiento. Las pocas decisiones que se toman tienen que ver con algunos sectores productivos, con mercados pero nada que cimiente a futuro.
Ejemplos sobran por cientos, en obra pública, en estrategias de crecimiento, en diseño político e institucional. Para qué seguir una lista que todos conocemos.
Pero en las últimas horas los candidatos del Justicialismo y el candidato del radicalismo en forma más lavada, dieron un paso más en el proceso de desdirigencialización de la política sobre la sociedad. A tontas y a locas, pesimamente asesorados algo que fue común en el gobierno de Celso Jaque, decidieron hacer una libre interpretación de la Constitución Nacional y de la ley y proponer consultas públicas vinculantes para cualquier cosa que ellos consideren importantes. O sea lavarse las manos seguido aduciendo que la gente lo pide.
Pero veamos primero que dice la Constitución Nacional, que en su artículo 40 habla de las consultas populares. La propia redacción del artículo da idea de la excepcionalidad del caso. Ya que dice expresamente que solo se pueden someter a tal fin proyectos de ley a instancias de la Cámara de Diputados y luego ratificada por el Senado.
Y aclara que el Congreso y el Presidente de la Nación solo pueden dentro de sus competencias convocar a consultas no vinculantes en las cuales el voto no será obligatorio.
O sea, está claro en el espíritu de los constituyentes la absoluta excepcionalidad de los casos y la reafirmación absoluta de los legisladores de acuerdo al viejo precepto de 1853 de que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes
Pero si esto no fuera suficiente para explicarle a los políticos de hoy , vale pensar desde lo práctico. Pongamos, por un momento, que esta idea trasnochada de instaurar consultas vinculantes como fue expresada se hace realidad.
En una composición política como la de Mendoza donde es difícil que el oficialismo tenga mayoría parlamentaria, no es tampoco difícil imaginar a la oposición pidiendo consulta popular cada cinco minutos.
Ahora sin caer en tramas demagógicas, ni tampoco en elitismos ¿es posible que cualquier iniciativa sea sometida al humor social? Me surge recurrir a un colega como Jaime Correas que alguna vez escribió que si San Martín hubiera tenido que someter a una audiencia pública el Cruce de los Andes jamás se hubiera realizado.
Y ese es un poco el espíritu. Necesitamos dirigentes que tomen decisiones, que no tengan miedo a la puteada diaria y trabajen para el desafío de que Mendoza vuelva a escribir la historia de la región.