La Unión
Gobernantes y gobernados compartimos contexto. Tras los sufragios en el cuarto oscuro, previa deliberación de los votantes y a pesar de las presiones, cada uno tiene claramente asignado su rol y su lugar en la sociedad.
Tenemos que sacarnos de la cabeza la creencia de que la violencia consigue persuadir a las autoridades y que por la fuerza se puede convencer a todo el mundo.
Asimismo, el gobierno y la Justicia no pueden resignar su autoridad frente a mecanismos de amedrentamiento. Funcionarios y jueces, necesariamente, deben comprender que no pueden sucumbir a las intimidaciones, y menos a costa de la subsistencia de las instituciones democráticas. Vale recordar que la fortaleza y el poder de su mandato están en razonar que su potestad es precisamente “delegada” y no propia ni subjetiva.
Precisamente, incluyendo la necesidad de renovación de algunas cosas y/o la ratificación de otras, el rumbo siempre es señalado por la sociedad a partir de los comicios electorales. ¡Por suerte!. ¿Se imaginan dónde iríamos a parar con estas discusiones controversiales si la sociedad no hablara en algún momento?.
De manera que los resultados de las elecciones de marzo y agosto evacúan todas las dudas y disuelve cualquier especulación en relación a qué es lo que piensa y quiere el pueblo en realidad. Ir más allá o en contra de esa opinión, es marchar en abierta contradicción con lo que dijo la mayoría en las urnas con absoluta convicción y contundencia.
Cheques en blanco, no
Entiéndase bien: no es deseable ni lógico, que todas las personas piensen igual sobre el tema minero-ambiental. El mensaje de la gente, tanto para los pro como para los anti, es que no es correcto salir corriendo como un loco hacia uno u otro de los extremos.
Por lo que, pueden esgrimir los planteos que quieran, a favor o en contra de la minería, pero ambos (o todos) deben concluir que la sociedad en su conjunto no es fanática. Tampoco se deja imponer posturas limitadas en sus concepciones. Ni le entrega cheques en blanco a nadie.
De todas formas, y como lo queramos mirar, está claro que la violencia instiga y provoca pero no pudo convencer a la sociedad catamarqueña de ser anti minera. Concepto y dato corroborado y revalidado en Catamarca a través de las elecciones, que es el hecho más significativo de la democracia y que, cuando se trata de dirimir cuestiones puntuales, es innegable y axiomático. Todo lo demás, es discutible.
Como sea, los electores consideraron en esta oportunidad, que el Estado no puede prescindir de la minería y que la actividad es necesaria para apuntalar el proyecto provincial y nacional.
¿Esto significa que la gente se desentiende del medio ambiente?. Al contrario, la cuestión ambiental es una preocupación permanente y debe ser eje de debate de todas las actividades productiva, no solo de la minería.
Hacer otra lectura de este tema (si importa o no el medio ambiente), explica la distancia que separa a los aparentes exegetas de la sociedad, en relación al por qué del voto popular.
Nos guste o no, la mayoría piensa -y así lo expresó en las urnas- que minería y medio ambiente son términos compatibles.
Caminos compartidos
Sin embargo, también es cierto que aún subyace una profunda desazón, sobre todo en las comunidades del interior, por entender que el progreso, a pesar de tener condiciones favorables con la actividad minera, se ha visto demorado por razones inaceptables e incluso vergonzosas.
Lo que no deja de asombrar es que esta situación específica, consecuencia de reiterados desatinos políticos y empresariales, tendría que haber sido no sólo de provecho y beneficio para nuestra provincia, sino también motivo de orgullo para los catamarqueños.
Los territorios mentales pueden ser mucho más productivos que los geográficos. O por lo menos, tiene que haber una cierta compatibilidad. Es tan importante tener recursos como saber aprovecharlos. La falta de políticas de largo plazo fue determinante. Pregunto si aprendimos la lección. No se trata solo de ir un poco más rápido, sino por buen camino.
No nos olvidemos que la libertad política, la información y el conocimiento, son centrales para la democracia y condiciones fundamentales para el progreso. Seamos optimistas porque, a pesar de las diferencias, el futuro nos espera unidos porque a ningún lado llegaremos enfrentados.
A no desesperar, porque como dice Gandhi, “los desacuerdos honestos son a menudo una saludable señal de progreso”. Agrego: sin formarnos falsas expectativas y con la verdad como eje, apoyo y pivote.
En cualquiera de los casos, es imprescindible adquirir una mejor perspectiva. Una apertura “hacia fuera” (el mundo) es siempre necesaria, pero un nuevo comienzo “hacia dentro” (interior provincial) es vital e imperativo para todo futuro proyecto minero. ¿Por qué?. Porque la gente se lo merece y lo necesita. Porque mantenemos una importante deuda con ellos. Éste es el criterio que debe primar y conducir Agua Rica, hoy en manos de Minera Alumbrera.