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Debate
(Opinión) ANDRADA: EL ADN MINERO DE CATAMARCA
16/09/2011
Por Juan Carlos Andrada

Catamarca, ADN minero

La Unión

Después de un largo tiempo comienzan a visualizarse algunos indicadores de lo que será un nuevo proyecto social. En el marco de una nueva política, los catamarqueños estamos abocados a pensar y definir la minería que queremos.

¿Cómo se hace para que un yacimiento minero sea al mismo tiempo un proyecto social?: escuchando a la gente. Recuperando la confianza a diario, de los catamarqueños en general y de los andalgalenses, santamarianos y belichos en particular. Teniendo en cuenta los modos y costumbres de su gente.

Viviendo o estando en el lugar donde se va a desarrollar la minería. Abriendo horizontes que ofrezcan claridad en los puntos de vista, de tal forma que la diversidad se relacione.
En definitiva, de pronto empezamos a entender la minería como catamarqueños, por eso se hizo necesario reformular nuestro modelo minero. En este sentido, y gracias a Dios, nuestra gente y su cultura fraterna son la mejor reserva y la más esperanzadora promesa.

ADN catamarqueño

Para los inversionistas podría tratarse primordialmente de un yacimiento de oro y cobre. Sin embargo, para nosotros Agua Rica no puede ser otra cosa que un proyecto social de envergadura que nos permita nacer de nuevo como una sociedad solidaria y fiel a sus objetivos y medio ambiente.

Nuestra historia tiene múltiples correspondencias, pero refiere directamente a políticas económicas donde la expresión de las aspiraciones que un pueblo tiene para sí, está en estrecha relación con la intencionalidad individual volcada en las urnas -de manera concluyente en marzo y agosto- para decretar lo que el pueblo quiere.

La capacidad de decisión es, desde otro ángulo, un fenómeno cultural y como toda medida, personal o comunitaria, no se toma en el vacío (sin contexto). Se toma en el seno de un sistema que incluye valores, conocimientos, experiencias, habilidades y capacidades preexistentes.

Un modelo minero adecuado es posible porque el catamarqueño lleva en su naturaleza desarrollar la actividad. Son estos elementos culturales propios los que explican y pueden hacer realidad la transformación de un yacimiento minero en un proyecto social.

De todas formas, hay situaciones que solo se entienden a la luz de otros elementos, del cual se deduce cierta interdependencia. Para poder asignarle un significado a la minería hay que mirar no solo el contexto actual sino también el ADN psicológico y vital del catamarqueño.

Condición y naturaleza para ser

Nuestro proyecto minero de provincia está en función de una gran variedad de condiciones ecológicas, demográficas, políticas, sociales e ideológicas. No es un capricho, es un destino que responde a nuestra naturaleza de artesanos.

La diferencia se da entonces en la "matriz cultural" que les da sentido a las individualidades y que es exclusiva y única de cada cultura y sobre la cual se funda la identidad social propia. En este caso minera.

Si esta potencialidad social se traduce en políticas gubernamentales, los pueblos florecen. La visión debe traducirse en una serie de contenidos transversales a las políticas estatales, adquiriendo carácter y rasgos del Oeste catamarqueño, similar al de sus cerros.

Los que viven todavía en extrema pobreza, a pesar de todos los esfuerzos, siguen contándose en cantidad. También la desigualdad de oportunidades continúa siendo flagrante. Una política integral minera no puede obviarlo.

Dejarlo salir

Todo esto dentro de un contexto histórico multicultural donde se diluyen los absolutos y los abstractos por el hecho de que cualquier forma práctica de indiferencia, dejación o torpeza es inadmisible.

El ambientalismo por ejemplo, tiene la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos aspectos son superiores a los criterios del resto del grupo. Este hecho se refleja en los términos peyorativos que atribuye a los demás y los positivos que se aplica así mismo.

Sin embargo, tampoco hay novedad en esto. Muchas veces en las sociedades se observa una tendencia a hacer absolutas cuestiones sumamente particulares con objetivos políticos o simplemente con la finalidad de remozar alguna representación, en el marco de luchas partidarias y/o por el poder (que reiteradamente se denuncian en sentido contrario). Tengamos en cuenta lo que señala Jaime Balmes: “No es muy difícil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias, porque la razón es tan débil para edificar, como formidable ariete para destruir”.

De manera que la capacidad de dar respuesta autónoma radica en la presencia de una cultura propia, en sacarla o en todo caso dejarla salir para después proyectarla tan lejos como sea posible.

En este sentido, la creatividad será mayor y más fecunda entre más amplio y diversificado sea el repertorio de la cultura propia. No le temamos al disenso sobre qué es lo que tenemos que hacer para tener una mejor minería.

De la “naturaleza” a la “cultura” minera hay solo un paso: la conciencia de ello. No es una cuestión por añadidura, es esencial en la reformulación del modelo minero que no puede perder de vista la antropología catamarqueña, sino que por el contrario, debe erigirse en el seno de ella.


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