Hidrocarburos Bolivia
Por Juan Carlos Zuleta Bolivia - Analista de la economía del litio
En un reciente artículo publicado en el periódico Cambio del gobierno, el señor Iván Aranda, según entiendo, uno de los varios consultores o funcionarios extranjeros trabajando en el proyecto piloto de litio – aspecto que no criticaré -, plantea algunas críticas a diferentes argumentaciones mías que me apuro a responder de la siguiente manera:
Antes que nada, quisiera aclarar que mi enfoque no consiste en entregar el proyecto a una gran transnacional. En realidad este argumento tiene el afán de distorsionar las cosas para hacerme aparecer – en el típico estilo del gobierno de turno – como parte de “la abominable derecha” o algo parecido. Conviene aclarar a la opinión pública, sin embargo, que jamás plantearía un esquema de esa naturaleza porque aquello significaría salirme del marco legal vigente en Bolivia.
Existen dos caminos encuadrados en la Constitución Política del Estado que se pueden seguir en este caso. El primero se refiere al régimen de contratos de servicios utilizado en el sector hidrocarburífero que implicaría la asignación de determinadas áreas del Salar de Uyuni y otros salares a empresas especializadas en la producción de recursos evaporíticos para que sde encarguen de la extracción y procesamiento de tales minerales, los cuales una vez producidos serían entregados al gobierno para que éste se encargue de su comercialización.
Las empresas recuperarían sus costos (incluidas las inversiones que realicen) y se acordaría un porcentaje de utilidad que el gobierno se comprometería a pagarles luego de una conciliación de cuentas. El segundo se relaciona con la constitución de empresas mixtas con socios estratégicos en las cuales el Estado boliviano mantiene no menos del 51% de las acciones y el socio estratégico se compromete a invertir los recursos financieros necesarios y proveer la tecnología y los recursos humanos capacitados para el emprendimiento. Está claro que cada uno de estos enfoques tiene sus particularidades (en términos de ventajas y desventajas), pero en ninguno de los dos casos se entregaría el proyecto a una transnacional. Por tanto, aunque el citado señor sostiene que no criticará por eso – váyase a saber por qué razones – hubiera sido más saludable que no empiece su argumentación con una acusación infundada.
Ahora bien, el funcionario o consultor del proyecto piloto inicia su rosario de lamentos indicando: “Se desestima los importantes avances alcanzados, se menosprecia a los profesionales bolivianos”. A partir de ahí intenta articular su crítica en los siguientes términos:
“Sus afirmaciones son falsas e injustas. Lo que él define como ´reinventar la rueda´ y otras ocurrentes expresiones es, en realidad, una investigación científica de primer nivel, cuyos resultados han conducido a un proceso novedoso y único en el mundo para la concentración de salmueras. El hecho de que en el proceso boliviano se haga uso de la evaporación solar, como en Chile, no quiere decir que el proceso sea el mismo que el empleado por la SQM. Para que se entienda, se puede decir que todos los coches tienen cuatro ruedas pero, ¿es lo mismo un 4x4 que una peta? Obviamente no.”
Al respecto, me gustaría preguntarle: ¿En que se basa para afirmar que el proceso boliviano es novedoso y único en el mundo? ¨Supongo que este señor repetirá el libreto de sus colegas (anteriores y actuales) sosteniendo que el proyecto tiene un trámite de patentes en curso y que no puede revelar mayores detalles al respecto. Pues bien, aun si así fuera, esto no debería haber impedido, por ejemplo, la convocatoria a un grupo de expertos (nacionales y extranjeros) de alto nivel para que avalen este trabajo, desde luego bajo estrictas medidas de confidencialidad, que es como se procede en estos casos. Por consiguiente, mientras la información proporcionada por el proyecto piloto sobre el nuevo proceso “inventado” sea: “Se obtiene licor enriquecido con más de 60 g/lt de litio, menos de 8 g/lt de magnesio y 2 a 3 g/lt de boro”, que es similar a las explicaciones estándar de SQM y Chemetall de Chile sobre sus procesos de extracción de litio en el Salar de Atacama, resultará, en verdad, muy difícil diferenciar el proceso boliviano del chileno.
A continuación, me pide “reconocer la magnitud e importancia de este gran avance que permitirá al pueblo boliviano, por primera vez en su historia, ser completamente soberano de un recurso natural estratégico, con excelentes proyecciones de futuro y que supondrá un gran impulso para Bolivia en el panorama industrial y energético internacional”. Huelga decir que, aquí, el consultor o funcionario del proyecto piloto intenta nuevamente persuadirme de que le crea, aunque, otra vez, no presenta ningún argumento técnico.
Por último, el mencionado señor concluye su contribución periodística cuestionando la viabilidad técnica y económica de los cuatro procesos presentados por la empresa surcoreana Kores en agosto de 2010, que van más allá de la evaporación solar, más allá de la evaporación como tal e incluso más allá de la obtención de carbonato de litio, pasando directamente a obtener cátodos de litio para baterías, aunque tampoco explica por qué, salvo el decir que “de la escala de laboratorio (datos de Kores) a la industrial hay un gran paso”. Todo esto parece realmente temerario considerando que al menos el cuarto proceso, aquel referido a la obtención directa de cátodos de litio, ya habría sido acreedor a una patente en Japón. Como es poco probable que Kores salga en defensa de sus procesos por temor a la reacción del proyecto piloto en virtud de su reciente acuerdo suscrito con el gobierno, sólo me queda emplazar al citado señor a que fundamente su posición para poder iniciar un verdadero debate sobre este importante asunto.