La Unión
El Estado reacciona como puede y sin embargo sus respuestas, generalmente cerradas y aisladas, nunca alcanzan. Por ese motivo se apeló a un modelo mixto estatal-privado, cuyo ejemplo en Catamarca es la explotación del yacimiento minero Bajo La Alumbrera.
Se trata de una estrategia combinada que incluso puede citarse como un modelo propio, que ha dejado significativos ingresos para la provincia y el país, y cuyo formato heredará el proyecto en ciernes denominado Agua Rica.
A este diseño institucional-empresarial, se le suma ahora un abordaje socioeconómico regional que, luego de la visita de la gobernadora electa, Lucía Corpacci, a La Rioja explica el anuncio de un “Foro interprovincial minero”.
Esto significa que la región y los municipios pueden ser los dos arietes del gran cambio, que se agregue al fortalecimiento de la estrategia Estado-privados.
De manera que esto de hacer contacto con otras provincias mineras, abre el juego y a la vez integra regionalmente. Da la certeza de que Corpacci tomó cartas en el asunto al mismo tiempo que expresa el deseo de un desarrollo regional armónico, en un momento en que la Argentina está siendo minera.
Política con pulso de artesano
Por la magnitud de los proyectos mineros en el país, en construcción o por construirse, hay espacios para ocupar no solo hacia dentro sino también hacia fuera de nuestra provincia. ¡Señores, con esta perspectiva hay laburo para rato!.
Hay quienes piensan que el trabajo y el progreso llegarán de la mano de un proyecto de desarrollo regional que comprende el desenvolvimiento de provincias vecinas, y por supuesto, el nuestro, teniendo a la minería como denominador común.
En este contexto, los gobiernos se vieron obligados a salir de su encierro y cambiar, simplemente porque la realidad lo exige. El Estado y las empresas deben volver a ser instrumento de transformación orientada a la sociedad.
Se trata de una gestión que además de ser compartida, se hace a pulso, día tras día, con ideas, con compromiso, con amor por la región y su gente, donde la proximidad y la identidad son elementos vitales para el progreso de los pueblos.
Reducir los desequilibrios en el desarrollo nacional no solo se consigue aumentando la coparticipación. Se pueden salvar distancias planteando también una agenda común para una estrategia regional de trabajo.
En este sentido, proveedores y empresarios mineros, que sin duda pusieron su cuota de esfuerzo, deben ponerse a la cabeza para defender la industria con el objeto de que se regionalice su capacidad de servicio, pero que fundamentalmente apuntalen una visión que, socializada, sea un sueño donde todos quepamos y seamos parte. “Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine” (George Lucas).
Elementos comunes
Lo social es una expresión de lo territorial. Se diría que la sociedad casi traduce su geografía en su modo de ser. Sus rostros y sus manos lo dicen todo. Territorio, sociedad y economía, están estrechamente vinculados.
Catamarca forma parte de una “región minera”, junto con San Juan, Salta, Jujuy y La Rioja. Lo tomemos no solo como un concepto o un dato empírico de la realidad, sino como un predicado, una construcción social e histórica de nuestras culturas.
La toma de conciencia de nuestro territorio debe llevarnos a propiciar un crecimiento ordenado que tenga como sustento el anhelo en la igualdad de condiciones y la justicia para todos sus habitantes.
Adoptar un criterio que pueda inscribirse en las teorías del desarrollo económico regional, la misma que seguidamente o al final podrá explicarnos las razones del desarrollo o el estancamiento.
Desde luego las regiones se definen por sus elementos sociales, culturales, económicos, políticos, históricos y antropológicos, comunes. Es evidente que tenemos mucho que ver con los riojanos, jujeños, salteños y sanjuaninos.
De todas formas, una adecuada reflexión hace que lo regional no compita con lo nacional o global, sino que lo complemente. Pensar regionalmente es una herramienta que facilita el encuentro, el trabajo conjunto y por tanto, el mejor aprovechamiento de los recursos.
Acercar el Estado a la gente
La regionalización con el tiempo seguramente será elevada a la categoría de política de Estado, porque es una práctica de integración que apunta al sostén y al desarrollo de jurisdicciones, que con dificultad llegarían solas a los mismos objetivos sin la contribución de sus pares.
En este marco, la minería juega como un elemento unificador y de cohesión regional alrededor del cual se forja una base económica común para el despegue local, que solo se consigue a partir de una relación recíproca y cooperativista.
Regionalizar debe entenderse entonces aquí como “acercar el Estado a la gente”, ayudándola a concretar sus anhelos y a resolver sus problemas, conteniéndola y estando allí donde se lo necesita.
Consecuentemente, una autonomía provincial y municipal deben obligarse a ser, de una vez por todas, sinónimo de trabajo y progreso, estando a la altura de la región que integran. Aclaración: no de una región cualquiera, sino de una región productiva minera, que sea modelo innegable para el resto del país.