El Ancasti
Ciertos indicadores parecerían estar mostrando que Catamarca está "condenada al éxito", como dijera alguna vez el ex presidente Eduardo Duhalde con referencia a la Argentina. En el caso de la provincia, este presunto destino se relaciona con sus recursos mineros, no limitados al oro extraído en Bajo La Alumbrera y al todavía por explotar en Agua Rica, sino al litio, al que las investigaciones científicas muestran como el "mineral estrella" de los próximos años.
Sin duda, no exagera nada la opinión del mundo, pues el litio es material imprescindible para la fabricación de baterías que alimentan de energía a aparatos de uso tan generalizado como son los teléfonos celulares, las notebooks y los automóviles eléctricos, una novedad, esta última, que promete alcanzar inmedible desarrollo en todo el orbe.
Pues bien, tan prometedor elemento existe en la provincia y se explota ya en el Salar del Hombre Muerto, en el departamento de Antofagasta de la Sierra, a 4.000 metros sobre el nivel del mar. Los salares abarcan territorio salteño y jujeño y, en conjunto, representan una de las áreas con existencia de litio más importantes del mundo.
Por esto, no es raro que haya un altísimo interés de los capitales multinacionales por invertir en la explotación de nuevos yacimientos de la zona. En lo que respecta a Catamarca, este interés se vincula con la mina "Sal de Vida", ubicada entre Catamarca y Salta, donde la empresa canadiense Lithium One iniciará los trabajos en julio de 2014, un año antes de lo previsto inicialmente.
Según se sabe, la anticipación de las obras responde al propósito de almacenar energía para la demanda que provocará la fabricación de vehículos eléctricos que suplantarán el uso del petróleo.
Como si la información de la Secretaría de Minería de la Nación dando cuenta de la excepcional posición de Catamarca frente al futuro cercano no fuese ya suficiente motivo de satisfacción, el detalle de que la del litio es una de las explotaciones mineras más limpias, esto es menos contaminantes, ofrece motivos adicionales de celebración, pues la libera de los reparos antimineros que constituyen un serio problema, como de sobra se sabe aquí en la provincia.
Aquella afirmación del otrora presidente en un breve y borrascoso momento de la historia política de la Argentina usó la frase "condenada al éxito", interpretada entonces como indicativa del carácter inevitable del destino nacional. Pero es probable también que como alusión a la experiencia en cuanto a que en el país la buena fortuna se ha frustrado más de una vez por haberse desaprovechado oportunidades excepcionales que pasaron sin dejar las saludables huellas profundas que debieron haber dejado.
Esto último parece más real en relación con Catamarca, pues es certeza, en la provincia, que los largos años que lleva la explotación de la gran minería no han producido la transformación prometida cuando esa actividad era nada más que anuncio de un milagro futuro.
Las causas de esta realidad son tan conocidas, que sería sobreabundante explicitarlas. Es de esperar que ahora se eviten las torpezas pasadas a la hora de establecerse los beneficios, de efectuarse los controles y de decidirse el gasto de las utilidades. Será preferible que Catamarca esté ligada al éxito, no "condenada" como dice la profecía duhaldista.
La explotación del litio promete convertirse en otro trampolín minero para el desarrollo de la provincia.
