El Esquiú
La minería de la provincia espera, desde hace tiempo, ocupar un lugar de privilegio a nivel nacional.
Falta de políticas claras, de iniciativa o de voluntad relegaron a nuestra provincia en el plano minero de Argentina.
Desde hace algunos años, y por problemas políticos, se frenó en Catamarca el impulso minero que tentaba a empresas a explorar buscando nuevos yacimientos.
Las políticas para desarrollar la pequeña minería nunca se pusieron en marcha.
No se desarrolló la minería no metalífera.
En fin.
Lo que deberíamos entender, todos, es que minería no es sinónimo sólo de una mega minera en producción.
Minería es mucho más.
En cada edición de Contexto Minero, y de la mano de Manuel Menéndez Grau, se detallan aristas muy importantes de la potencialidad de la pequeña y mediana minería, metalífera y no metalífera de Catamarca.
Y cada nota de Pepe, nuestro columnista, aporta una idea concreta para, en algunos casos, retomar y, en otros, desarrollar ésta, la otra minería.
Ya no importa si el gobierno que se va no supo, no quiso o no pudo.
Lo concreto es que a partir de la nueva gestión, que asume en diciembre, se estará ante la oportunidad histórica de dar realmente el rango de política de Estado a la minería (a toda).
Con espacio para el debate, priorizando el desarrollo de las zonas más ricas, pero a la vez más pobres de la provincia.
Generando oportunidades para todos.
Capacitando para producir.
Aplicando planes que ya se demostraron exitosos en otros lares.
Así, con mucho trabajo, sin dudas, Catamarca volverá a ocupar un lugar de privilegio en el mapa minero nacional.
Y podremos dejar de ser una provincia con una mina, para convertirnos en una Provincia Minera.
Con todas las letras.