La Unión
En relación con la política minera, sin duda rige todavía el desajuste entre lo que se hace y lo que se debería hacer. ¿Qué tan lejos estamos de nuestros objetivos?
Se lo pregunto porque al parecer, cuando logramos algún escenario favorable para pasar al estadío siguiente, cada movimiento nuevo que hacemos parece dar lugar a un nuevo proceso de dificultades. ¿Por qué?
En parte porque nuestros políticos pasarán seguramente otros cuatro años tratando de acomodar el cuerpo para continuar en la función pública “buscando que la gente los quiera”.
El tema es que cuando empezamos a tener algunas respuestas, de pronto, cambian casi todas las preguntas. “Hay quienes cruzan el bosque y solo ven leña para el fuego” (León Tolstoi).
Usted y quién más
Una de las primeras funciones importantes para tener una gestión exitosa es saber elegir a los colaboradores más cercanos. Ocasión que sirve para estimar a priori qué se puede esperar de la gestión entrante.
En el caso puntual del departamento minero Andalgalá, el intendente electo, Alejandro Páez (UCR-CPR), quien ya definió gran parte de su gabinete, se debate entre construir el futuro o evitar el pasado.
Obviamente que la respuesta a esta incógnita gubernamental no solo depende del nuevo intendente, sino también de sus funcionarios. Ya no es una cuestión de ser pro o anti minero, sino de atender al bienestar general.
De hecho, para resolver el problema laboral y productivo en La Perla del Oeste van a tener que asumirse como funcionarios públicos y dejar de lado todos los prejuicios.
¿Un funcionario obsesivo compulsivo?
En este marco, Páez adelantó que la nueva gestión municipal creará la secretaría de Ambiente, que será ocupada por Sergio Martínez, un reconocido miembro de la asamblea El Algarrobo.
La decisión puede celebrarse si se tiene en cuenta que la minería no tiene nada que ocultar y que el flamante funcionario ambientalista tendrá la posibilidad de basarse en pruebas y manejarse institucionalmente.
Sin embargo, Martínez es un acérrimo anti minero, y tal vez no pueda dejar de lado la ideología, al margen de la gravedad de que no es un técnico como para sostener científicamente si la actividad contamina o no.
Notemos que la presión que ejercerá El Algarrobo desde fuera al funcionario municipal será determinante. Si Martínez no denuncia, aunque no tenga fundamento, se lo tratará de “traidor”. ¡Qué dilema!
No sabría decirle
¿Se equivocó Páez en la designación de un caprichoso ambientalista en una función clave? Si así fuera, estamos ante uno de los primeros errores del jefe comunal que solo cumplió con un compromiso político.
¿O acaso Martínez será capaz de desempañar fielmente su tarea pública dejando de lado su probada obstinación, demostrando que puede ponerse por encima de las presiones sin perjudicar a nadie? ¿Puede?
“Hay gente con prejuicios que solo ve aquello que coincide con sus prejuicios” (Anónimo). Con la carga emocional que acarrea el entrante secretario de ambiente ¿cuál puede ser la credibilidad de las denuncias?
De todas formas, a los ciudadanos comunes todavía nos queda participar de los Programas de Monitoreos Comunitarios, donde cualquier ciudadano puede participar de los controles ambientales, sea anti o pro minero.
¿Y Páez?
Ahí anda... trabajando. El joven docente reconoce que lo que viene es muy distinto a las deliberaciones interminables en la que los concejales suelen embarcase como si tuvieran todo el tiempo del mundo.
Sabe que se acerca la hora de la verdad y que necesitará respuestas concretas para contener los diferentes reclamos y la falta de oportunidades que la gente del interior casi se habituó a padecer.
No obstante, Páez tiene toda la legitimidad democrática y el crédito para conducir la comuna, aunque también registra que la gran mayoría quedó del otro lado.
La tarea no será fácil, sobre todo considerando que no tiene experiencia en el Ejecutivo, pero se hace de un buen equipo de trabajo, aunque, como todo político, nunca podrá dejarse de cuidar de propios y extraños.
Ahora que con este criterio, también podría concluir que los mismos funcionarios del jefe comunal necesiten cuidarse de Páez, al fin y al cabo es un político nato.
Lo ideal sería que nos cuidemos entre todos y permitir, con nuestro aporte individual, que quienes gobiernan alcancen a notar lo que tienen frente a sus ojos, y que paradójicamente no ven.
El rey desnudo
Estas típicas situaciones políticas me recuerdan al famoso cuento del rey desnudo. ¿Lo conoce?
Un rey que convoca a los mejores sastres de su reino para hacerle un traje especial con motivo de su coronación. De entre todos los sastres, algunos con mucha labia convencen al rey y a sus dignatarios para que se lo encargue. El traje que se diseñaría iba a ser tan especial, que sería verdaderamente mágico. Pero con una advertencia importante: este traje no podrá ser visto por los necios. Solamente las personas inteligentes serán capaces de apreciarlo.
En el día señalado para la prueba, el rey contempla la mirada imperturbable y sonriente de sus ministros, ninguno de los cuales quiere parecer necio aunque, por supuesto, nadie ve ningún traje. El rey se pregunta ¿seré yo un necio? y como tampoco quiere parecerlo premia y felicita al sastre por la maravilla del traje invisible.
Llega el día de la gran fiesta y el rey aparece en público, desnudo. Nadie quiere ser necio y todos le aplauden hasta que destaca la voz de un niño que grita ¡pero si el rey va desnudo!
El rey pierde la compostura e intenta taparse. A partir de aquí, todos se dan cuenta del engaño y la farsa de la superchería.