Mining Press
Por Marcelo López Arias - Ex Senador y Diputado Nacional por Salta
Cuando analizaba los hechos que rodearon las idas y venidas de los poderes públicos y la sociedad en su conjunto sobre la posible explotación (por ahora solo exploración) de la mina Famatina, sentía la intima necesidad de formular algunas reflexiones para tratar de encontrar en medio de este clima boca-river lleno de gestos altisonantes, el camino adecuado que responda a las necesidades de nuestra comunidad en la mejor forma posible.
Y creo que lo mejor es empezar a mostrar algunos datos que son indiscutibles pero que se ocultan detrás de tantos enfrentamientos y tantas agresiones.
1) Creo que ya no existen dudas que el calentamiento global y el problema ambiental es un verdadera encrucijada que enfrenta la humanidad y en la que esta en juego su propia subsistencia. Sin duda existen ciclos naturales verificables de cambios climáticos en la historia de nuestro planeta, pero lo que no puede negarse es que esta vez la contaminación de la actividad humana es determinante y tienen que ser encaradas con la decisión que requiere la gravedad de la coyuntura.
2) La actividad minera por si no es una actividad ilícita: Por el contrario gran parte de los avances de la civilización tienen su sustento en los producidos de la minería. En este mundo superpoblado en que nos toco vivir la superación de las barreras malthusianas que preveían el colapso de la humanidad por la limitación de los recursos utilizables, solo fue posible por los avances en la investigación científica y la tecnología y en esto los resultados de la minería sin duda que tuvieron muchísimo que ver. Hoy es imposible imaginar la posibilidad de dar comunicación, salud, alimentación, educación a miles de millones de habitantes, sin acero, sin cobre, sin aluminio, sin el conjunto de minerales metalíferos y no metalíferos que constituyen la columna vertebral de la sociedad actual.
3) Hoy no existe el minero romántico de las novelas que partía a la aventura con un burro, un pico y una pala. Hoy la minería es una actividad que solo puede hacerse en gran escala por las inversiones que supone y por la tecnología que emplea. No se puede honestamente decir que solo se esta en contra de la mega minería para no aparecer como anti minero. Más aun: estas grandes empresas tienen como costo incorporado la preservación y la remediación del medio ambiente, y allí donde esto no se verifica no es un problema de falta de medios o recursos sino fundamentalmente de falta de control de los poderes públicos. Y paradójicamente es mucho mas posible encontrar pasivos ambientales no resueltos allí donde hubo explotaciones de menor escala que lógicamente contaban con menos espaldas para la remediación.
4) En la mayoría de las poblaciones donde hay actividad minera la gente no quiere que esta termine, sino que se reparta mejor y que la comunidad reciba mayores beneficios. En alguna apasionada discusión con algunos amigos de proyecto sur en mis épocas de legislador, me mostraban como una victoria el triunfo de un intendente en una población catamarqueña. Les lleve algunos discursos tomados de los diarios y les mostraba que ese intendente, legítimo representante de su comunidad estaba lejos de querer que las empresas se vayan sino que su reclamo era ese que no puede ser desoído por las empresas: que repartan más y se comprometan en serio con el bienestar de la comunidad.
5) Las provincias, dueñas de sus recursos naturales, han empezado a enfrentar la inequidad de los ínfimos porcentajes de regalías en una forma totalmente práctica: asociando a las provincias en los beneficios de las empresas mineras. Y ese es el camino correcto emprendido por La Rioja en los acuerdos de Famatina y en el que están avanzando la mayoría de las provincias mineras desde Santa Cruz a todo lo largo de la cordillera.
6) Es indiscutible además que la actividad minera paga los mejores sueldos de la argentina, que las condiciones de vida de los trabajadores han venido mejorando sustancialmente y deben seguir haciéndolo y que las empresas mineras pagan sus impuestos como cualquier hijo de vecino, cosa que se niega a veces por ignorancia y otras por mala fe: Si existen promociones fiscales en el inicio de la actividad y un marco de estabilidad fiscal, medidas estas en su momento justificadas por el monto de las inversiones necesarias y el largo plazo de los retornos en la actividad. Decisiones estas que sin afectar derechos adquiridos pueden ser discutidas frente al cambio de las circunstancias y que no impidieron que el gobierno en su momento pudiera imponerle el pago de retenciones y un marco sin excepciones en materia de liquidación de divisas. No es cierto tampoco ese dicho tan difundido que las grandes potencias se liberan de la actividad minera y la mandan a contaminar al tercer mundo: Casualmente los países mas desarrollados del mundo son también grandes productores mineros, pero lo hacen bien, con todos los resguardos ambientales y un cumplimiento estricto de normas prudenciales muy estrictas como las que rigen en la comunidad europea para la utilización del cianuro: y si vamos a invocar ejemplos externos este es uno bueno: no es cuestión de demonizar sino de utilizar todos los medios que hoy existen para evitar la contaminación y el deterioro de la calidad de vida de las poblaciones mineras. La minería tiene que servir para mejorar los estándares de vida y esto es perfectamente posible.
Creo que este es un panorama objetivo del que surgen algunas conclusiones inmediatas de las cuales se destaca el hecho que la actividad minera puede generar muchos puestos de trabajo bien remunerados, que es una fuente de riqueza que puede mejorar el nivel de vida de nuestros pueblos, que las provincias están en condiciones de participar en mayor medida de estos beneficios y de garantizar que los mismos lleguen a la comunidad y que es una actividad socialmente útil que por sus características debe ser controlada estrictamente para evitar todo riesgo a las poblaciones involucradas. Hoy existen los medios para evitar la contaminación, pueden reciclarse y descontaminarse las aguas y preservarse las tierras y el aire. Pero hay que hacerlo y aquí llega la otra parte del problema: la profunda desconfianza de las comunidades en los poderes públicos del estado. Aunque la gente sienta que la minería puede ser útil evitando la contaminación, lo que nadie cree es que los organismos públicos estén en condiciones de asegurar este resultado. Por ello la única forma de superar este círculo vicioso es garantizar la participación ciudadana en el control de la actividad minera y en la preservación del medio ambiente. Pero dándole un marco muy técnico que evite que traslademos los slogans y los enfrentamientos a un nuevo ámbito que debe ser de verdadera preservación. En su momento como legislador vine sosteniendo que las provincias mineras deben unirse para generar un ente autárquico, creíble, con participación de las universidades, los colegios profesionales y las entidades representativas de la sociedad, para controlar que la minería se haga en forma adecuada y para que tengamos la información seria que necesitamos para respaldar a las mineras que hagan las cosas bien y castigar severamente y sin contemplaciones a aquellas que no lo hagan y pongan en riesgo la calidad de vida de las poblaciones involucradas. Ni Boca ni River, ni anti mineros ni depredadores: solo ciudadanos preocupados por utilizar adecuadamente nuestros recursos naturales en beneficio de nuestros pueblos, preservando el medio ambiente y el futuro de las generaciones venideras