El problema minero que se discute desde hace varios años y que pese al tiempo transcurrido aún no se le encuentra una solución, por el contrario, tiende a complicarse puesto que la discusión ya no es entre empresas mineras y Gobierno, se ha extendido la Justicia Federal y Justicia provincial, entre obreros mineros y ambientalistas. Estos grupos, a su vez, van contra los transportistas y empresas proveedoras; además hay opiniones dispares de Intendentes y políticos. Da la sensación de que los vecinos de los pueblos con influencia minera no se han desarrollado, ni crecido con la economía minera, como eran sin dudas sus aspiraciones.
Si bien es difícil hacer el diagnóstico de lo que pasó, probablemente hubo una falta de control por parte de los organismos responsables.
Ante los acontecimientos que se vienen produciendo, que en el futuro pueden solucionarse o agravarse, me hago la pregunta: ¿habremos perdido toda esperanza o posibilidades de que la zona de Andalgalá se desarrolle gracias a la influencia minera?
Todos los días los periódicos informan sobre la manera e incluso los montos de dinero que se distribuyen a las municipalidades y aparentemente ninguna ha cumplido con el destino de las regalías mineras que estaban destinadas exclusivamente a promover el desarrollo y la producción en sus zonas de influencia.
Como consecuencia de estos problemas, muy a menudo aparecen distintas opiniones que me animan a emitir la mía, muy sencilla o infantil para algunos pero no pasa de ser una sencilla opinión.
Considero que las regalías mineras se originan en Andalgalá y por lógica debiera ser la zona privilegiada para promover su desarrollo.
Desde hace muchos años se proyecta la construcción del dique Potrero El Clavillo que, por supuesto, los beneficios serían para la provincia de Tucumán, pese a que las aguas pertenecen a Catamarca.
Una vez que haya seguridad de que las aguas serán aprovechadas por Catamarca, debería licitarse la obra, aunque es de suponer que el proyecto está aprobado desde hace varios años.
El costo de la obra será financiado por las empresas mineras, es decir que Catamarca amortizará el costo de la obra con el importe de las regalías mineras anuales. De esta manera, el Gobierno se ahorraría el engorroso problema de la redistribución de las regalías que teóricamente son destinadas a promover la producción y desarrollo que, según las publicaciones en los periódicos, ninguna cumplió con esta obligación.
Lo más sencillo sería que la empresa minera transfiera la cuota de amortización de la obra directamente a la empresa constructora del dique. La única tarea de los organismos del Gobierno sería controlar que estos movimientos sean correctos.
Expandir el desarrollo
Desconozco cuál sería la capacidad de embalse del dique, pero con el fin de dar ideas concretas, supongamos que con las reservas de agua se podría cubrir el riego para 1.000 has.
Para programar un proyecto productivo habría que pensar en los productos de consumo masivo que son deficitarios en Catamarca, por ejemplo:
Carne vacuna: se calcula un déficit de 20.000.000 de kgrs./año; harina de trigo, el consumo de las panaderías oscila en 2.000.000 de bolsas mensuales; leche, combustibles (gasoil), sabemos que con la producción de semilla de colza se pueden obtener 500 Is. de gasoil, etc., es decir, paulatinamente incrementar nuestro propio abastecimiento, que por supuesto tiene asegurado su mercado consumidor.
No volver a cometer errores como en los proyectos anteriores, como ocurrió en el departamento Capayán, por ejemplo, donde los campos estaban poblados de familias campesinas que se dedicaban a la cría de ganado (bovino y caprino) en forma precaria, y eso fue totalmente arrasado por empresas, la mayoría foráneas, que se radicaron con una serie de franquicias para plantar olivos; ¿por qué no se hizo una sistematización de los campos, con un desmonte selectivo y parcelado respetando la radicación ancestral de los pobladores, todo esto acompañado con un programa tecnológico que capacite a los productores para lograr el uso racional de los recursos ganaderos y forrajeros?
Todos estos campos hubieran estado en la actualidad cubiertos de especies forrajeras perennes como el Buffel Grass y Gatton Panic y complementar estos recursos con las áreas bajo riego de las colonias, donde podrían destinarse a cultivos de alfalfa y maíz. Con estos recursos podría complementarse el ciclo ganadero de cría, recría y engorde de novillos. No obstante, con estas alternativas, los ideólogos de turno obligaban a los colonos a cultivar tomates. Con este programa totalmente absurdo lo único que se logró es la degradación de los suelos y el mal uso de las aguas de riego del dique Las Pirquitas. Con estos programas equivocados, los ideólogos demuestran no saber el déficit de carne en Catamarca y no saber cómo se desarrollan las plantaciones de olivos a nivel mundial (en las zonas áridas de España se planta olivos hasta en las banquinas de las rutas). Con estos datos era lógico suponer que se produciría una saturación de los mercados.
Otro grave error que es oportuno mencionar fue la transformación del campo El Pucará, ubicado en el Dpto. Andalgalá. Dicha transformación consistió en destruir las praderas naturales que formaba una diversidad de especies forrajeras nativas y que durante los meses de verano y parte del otoño permanecían pobladas de ganado: bovinos, caprinos, ovinos, camélidos, avestruces, etc. (en algunas zonas áridas de Brasil se están explotando avestruces, cuyas plumas y carne se exportan a países de Europa).
El programa del Gobierno era la expropiación de todas las superficies llanas (mesetas) para destinarlas a cultivos de papas para semilla. Lógicamente los nuevos dueños fueron agricultores tucumanos (toda la producción se comercializaba en Tucumán). Esto produjo la desaparición de la ganadería, el éxodo de familias radicadas en la región, cuyo medio de vida era la ganadería que se manejaba sin ningún tipo de tecnología. Quizás lo más grave fue el daño ecológico, la remoción continuada de suelos destruyó la cobertura vegetal que a la naturaleza le habrá costado siglos para su formación.
La pregunta que nos queda es por qué, en una zona donde estaba el hombre con su familia, el recurso forrajero, el ganado, los mercados, etc., no se aplicaba un programa tecnológico para lograr el aprovechamiento adecuado.
Para dar más datos sobre el sueño de cultivar 1.000 has. de alfalfa, si bien no conozco la zona y los cultivos de alfalfa en detalle, pero por las condiciones climáticas podríamos calcular un rendimiento promedio de 15.000 kgrs./has., o sea 15.000.000 kgrs. anuales (alfalfa seca, se entiende fardos).
El novillo consume aproximadamente un 3% de forraje seco por día, en relación con su peso vivo. Lógicamente, esta dieta puede mezclarse con granos u otros forrajes.
Otra alternativa a tener en cuenta: cuando el cultivo de alfalfa se degrada, generalmente ocurre al 3°-5° año, según el manejo se podría rotar con un cultivo de colza, que es de ciclo invernal mayo-octubre. Según experiencias realizadas, la producción de semillas puede promediar los 1.500 kgrs/has., de los cuales se puede lograr aproximadamente 500 Is. de gasoil, e incluso el resto de la molienda podría integrar la dieta diaria que se le suministra al novillo, por sus valores nutritivos (proteico).
Si hubiera interés, algún grupo de productores de Andalgalá podrían reunirse en una pequeña asamblea para tratar esta alternativa que podría ser interesante desde el punto de vista económico.
La alternativa para los primeros años, hasta lograr una mejor capacitación o experiencia, se podría calcular en una producción de 10.000 novillitos de 300 kgs. vivos de promedio, una categoría de buena demanda y cotización.