Julio Turcumán. Secretario de Redacción
Vuelve el fantasma de la refinería
Diario de Cuyo
En 2007, luego de un viaje a Canadá, el gobernador
José Luis Gioja anunció que la minera
Barrick construiría una refinería de oro en San Juan. El mandatario dijo en aquel momento que el volumen de exportación de Veladero no sería suficiente para motivar esa inversión, pero que con
Pascua-Lama en marcha y exportando, la cosa sería sencilla. Pues bien, en el Gobierno nacional recogieron el guante esta semana y, a pesar de que al proyecto binacional le falta un tiempo importante para empezar a producir, le pidieron a varias empresas mineras que pongan plata para construir una refinería en Argentina. Los ejecutivos, sorprendidos, dijeron que no. Y argumentaron que el país no daba garantías para poner un peso más en nada, debido a las últimas noticias nacidas en la
Casa Rosada: liquidación de exportaciones, restricciones a la importación, etc. Según interpretaron en los despachos capitalinos, una refinería vendría a solucionar el dilema de los tiempos de liquidación de divisas que impuso el Gobierno nacional y que es materialmente imposible de cumplir. Y, por qué no, darle valor agregado a una industria importante. En San Juan la idea gusta, pero entienden también la desconfianza de los empresarios. Mientras tanto, las presiones van y vienen: el Gobierno con la refinería y los tiempos de la liquidación de divisas, y las empresas con no exportar, provocando una seria baja en la "cota" de dólares. Como frutilla del postre, dicen que hay diferencias entre los miembros del Gabinete de Cristina por la nueva arremetida: Hernán Lorenzino, a cargo de Economía, quiere la refinería. Y
Julio De Vido, de Planificación Federal, entendió que no es necesario hoy. San Juan y los sanjuaninos, un convidado de piedra, aunque dicen que ambas cosas van a ocurrir, tiempos más, tiempos menos.
Una refinería de oro vendría a simplificar los pasos para que las empresas liquiden sus divisas en este país, cuajando incluso con la conflictiva resolución 142 del Ministerio de Economía de la Nación, aquella que obligaba a las firmas a liquidar en 15 días, pero que luego se cambió a 1 mes y por lo que algunas sociedades mineras ruegan que se extienda a 180 días. Sencillamente, como la refinería estaría en territorio argentino, ya no necesitarían tiempo para trasladar el material a Europa, donde se refina el metal. Sucede que al refinarlo se conoce qué cantidad y calidad tiene el material extraído y, con esos números, la empresa hace su comercio, paga lo correspondiente a regalías y otras obligaciones. La idea de la refinería, como quiera que se dé, no es mala, ya que otorgaría valor agregado a una actividad de la que Argentina no se aprovecha en toda su magnitud todavía. No son demasiados puestos de trabajo (unos 400, dicen fuentes oficiales locales, entre empleos directos e indirectos), pero sí implica el desarrollo de empresas dedicadas a la elaboración de joyas y hasta bancos centrales de los países podrían comprar directamente sus lingotes en ella. Hace algunos años se calculaba una inversión de entre 50 y 60 millones de dólares. Hoy, habrá que recalcular esa cifra.
En esta discusión los sanjuaninos no gravitan. Se han hecho gestiones para que se modifique la resolución 142 pero han sido infructuosas. Fuentes oficiales dijeron que
Jorge Mayoral, el secretario de Minería de la Nación, iba intentar hablar el tema en Estados Unidos con algunos funcionarios de la comitiva de Cristina, de paso por la ONU, pero de ello nada se sabe. De igual forma, el viernes pasado corrió el rumor de que el tema estaba a la firma del ministro de Economía de la Nación, Hernán Lorenzino, a quien, aparentemente, no pueden convencer. Lorenzino es miembro de "La graN maKro", una agrupación de profesionales y estudiantes y otras disciplinas sociales que tiene por objetivo principal estudiar y difundir el modelo económico K. Tiene unos 41 años actualmente y forma parte de la troupe de jóvenes cristinistas muy bien formados técnicamente y muy influyentes en las acciones de la mandataria. Lo tienen a Axel Kicillof, el viceministro, como punta de lanza, a pesar de tener un rango menor. Esa formación es que no deja a Lorenzino analizar, dicen los empresarios, la realidad del mercado minero. Eso y un "desconocimiento importante" sobre la actividad, subrayan. De Vido, por otro lado, conoce el mercado porque lo ha visto nacer, porque lo ayudó a estar donde está. Las mismas fuentes indican que a pesar de la negativa de Lorenzino, la negativa a exportar de parte de las empresas, ha hecho reflexionar a la misma Cristina y que es cuestión de horas para que el ministro ponga el gancho y extienda los plazos. Hay necesidad de recolectar cuanto dólar ande por ahí, y ésta es una muy buena oportunidad. La minería siempre le trajo los mismos problemas a la Presidenta.
En el fondo todo se resume a los mismo: una batalla ideológica en medio de realidades urgentes. Algunos empresarios en San Juan creen que todo lo anterior responde a que Cristina hará lo mismo con la minería que con YPF. Suponen que estos intentos de dar valor agregado a la actividad, va a decantar en que la Nación eche mano a las inversiones privadas. De ejemplo ponen todos los cambios de reglas que han tenido desde la Ley de Inversiones Mineras en la década del 90; la mayoría ocurridos desde el 2003 a la fecha. Según publica el diario La Nación esta semana, en una reunión en Estados Unidos, el CEO de Barrick,
Peter Munk, le preguntó a De Vido sobre los rumores de estatización de la actividad en tierras cristinistas. El alfil K le negó que la minería corra la misma suerte que YPF. Cómo será el interrogante puertas adentro de la empresa productora de oro más grande del mundo, que el mismo Munk fue el interlocutor. Normalmente esos encuentros son de cordialidad, y son los alfiles más pequeños los que se sacan los ojos por ganar ventaja y tratar los temas más álgidos.
Como frutilla del postre, los empresarios muestran las resolución 12/2012 publicada por el
Ministerio de Planificación Federal en el Boletín Oficial. La misma obliga a las empresas mineras a sustituir importaciones por equipamiento local. Argumenta que la Mesa de Homologación Minera ha demostrado que existe en el mercado argentino la capacidad para contener la demanda de los grandes emprendimientos: entre ello, el transporte. Algún ejecutivo de empresa transnacional dijo por lo bajo que no hay en este país nada que ofrezca en materia de tecnología y logística la seguridad que ese mercado implica, y hasta se ríen de la situación.
Lo cierto es que hay varios cambios que el Gobierno nacional tiene planeado para el sector y, por lo que se ve, todos apuntan a lo mismo: volcar el pensamiento económico K a una actividad que se rige por cuestiones de mercado que no se manejan en Argentina. Las ideas son buenas; las motivaciones, válidas, habrá que ver cómo hace el Gobierno nacional para "adoctrinar" a los mineros, que en su raíz llevan la antítesis del kirchnerismo.