El consejo de administración de Xstrata no merece ninguna alabanza
Expansión/The Wall Street Journal Europe
El consejo de administración de
Xstrata ha recomendado la revisión de las condiciones de su fusión con
Glencore, preparando el terreno para la creación de un gigante de la minería con una capitalización de mercado de 70.000 millones de dólares.
Más adelante, los inversores de Xstrata tendrían la oportunidad de aprobar el acuerdo, además de votar por separado un paquete retributivo de 140 millones de libras (175 millones de euros) para los altos ejecutivos de la compañía. Este parece ser un excelente resultado para los accionistas de Xstrata. Es una pena que su consejo de administración haya alcanzado esta posición a regañadientes.
El consejo de administración, bajo la presidencia de Sir John Bond, tiene pocas alternativas que no sean la aprobación de la oferta de 3,05 acciones de Glencore por cada acción de Xstrata. Después de todo, ya se había aprobado un canje de 2,8 acciones de Glencore por cada acción Xstrata el pasado mes de febrero. La mejora de las condiciones ha llegado por la insistencia de Qatar Holdings, el segundo mayor accionista de Xstrata.
Obligó a Glencore a aumentar su oferta, poniendo en evidencia la afirmación inicial de Xstrata de que había asegurado el mejor acuerdo para los inversores.
Los paquetes retributivos son un punto menos claro. El acuerdo inicial preveía votaciones separadas pero mutuamente vinculantes sobre la operación y los salarios. Parecía una forma un tanto cínica de poner a prueba a los inversores que, por principios, se oponían a los paquetes retributivos, ya que un voto negativo ponía en riesgo la fusión.
Según las condiciones revisadas, el actual consejero delegado de Xstrata, Mick Davies, no recibirá una alta retribución y abandonará el puesto seis meses después de la fusión. Pero los inversores que no comparten la opinión del consejo sobre el carácter imprescindible del resto del consejo de Xstrata merecen que se les escuche.
Con respecto al consejo de Xstrata, lo mejor que puede decirse de sus esfuerzos es que más vale tarde que nunca. Bond seguirá como presidente, pese a lo mal que han representado tanto él como el resto de consejeros los intereses de los inversores. Los planes de mantenerlo como presidente del nuevo grupo son una parte de la operación que aún debería preocupar a los inversores.