Alienta la posibilidad de que pronto en Catamarca cuente con un laboratorio para investigaciones científicas de niveles de excelencia nada inferiores a los de los centros más importantes del mundo. Lo que podría parecer una noticia sobredimensionada es rigurosamente real y lo que hasta hace poco fue nada más que un proyecto concebido por la Universidad de La Plata, ahora cuenta con la adhesión de la Universidad Nacional catamarqueña y de la Dirección de Industria local, que era lo que faltaba para que pudiese considerárselo una realidad en marcha.
Este laboratorio permitirá la producción de baterías de litio como su principal objetivo, pero además dará lugar a investigaciones vinculadas con el desarrollo de fuentes de energía para la industria automotriz. También será centro de estudios arqueológicos y de medio ambiente.
Los catamarqueños saben que su provincia figura entre las mayores productoras de litio del planeta. No ignoran, tampoco, que actualmente se explota en Antofagasta de la Sierra. Y, asimismo están informados de la importancia de este mineral para el desarrollo de tecnologías de suma demanda en el mundo de hoy.
Según lo previsto, la fabricación de baterías para automóviles de motores eléctricos se hará con la participación conjunta de la Universidad Nacional de La Plata, de la de Catamarca y del CONYCET. Los investigadores platenses, promotores del proyecto, estuvieron en Catamarca y manifestaron que la idea encontró aquí entusiasta apoyo también en el Gobierno, cuyo director de Industria comprometió el acompañamiento oficial.
Arnaldo Visintin, el investigador que cumplió aquí el rol de expositor del proyecto, destacó la importancia del laboratorio como atractivo para profesionales de Catamarca que se capacitan en universidades nacionales y que ahora tendrán en su provincia la oportunidad de hacerlo. Al respecto, destacó que el proyecto está liderado por Rita Humana, oriunda de Belén y miembro integrante del CONYCET.
Otra consecuencia valiosa de lo acordado está relacionada con la independencia nacional en el plano de la tecnología. Visintin señaló que “la idea es producir el material activo para las baterías y no depender de las fórmulas de la compañías extranjeras. Esto es, “lograr que Catamarca, que tiene ese recurso natural, tenga su propia producción”.
Aunque más arriba se ha sugerido que puede estimarse que el emprendimiento ya está andando, lo real es que está próximo a ponerse en marcha, y que, después de las adhesiones explicitadas nada debería oponérsele.
Puede suponerse, entonces, que 2013 será un año de ingresos en el siglo XXI, nada menos que en lo relacionado con la ciencia y tecnología, dos áreas que más intensamente caracterizan a los nuevos tiempos y que se suponen, por lo visto arbitrariamente, para nada cercanas a la idiosincrasia catamarqueña más perceptible.
La existencia en un medio de tanta abundancia de recursos mineros hace pensar que el catamarqueño está dotado naturalmente de inclinación al estudio y a las actividades conectadas con esos recursos. Pero ha señalado un filósofo francés del siglo pasado que una evidencia del elemento mineral en la conformación del ser humano, son la tendencia al reposo, la inmovilidad, la resistencia al cambio y la inclinación contemplativa. ¿La necesidad superará a la naturaleza en el caso de esta provincia? Hay que esperar que sí. La historia parece empeñada en dilucidarlo.
