La tarea social y empresarial de YMAD, interpretada fielmente, tiene el valor de una mención especial. No es para menos si consideramos que los resultados que se fueron consolidando con el tiempo hoy pueden mostrarse orgullosamente.
Uno de los secretos fue continuar con la inversión y las exploraciones al margen del buen o mal momento político económico que vivía el país, enmarcando todas estas variables en la necesidad de que en general la región avance, y en particular los distritos mineros.
YMAD entendió que toda empresa debe razonar como parte de una sociedad y no aisladamente. Siendo una organización mixta, se maneja con el típico pensamiento de los privados, pero conjuga a la perfección intereses que comparte con el Estado y la sociedad.
En forma simultánea fue desarrollando iniciativas totalmente distintas, el proyecto minero subterráneo de Farrallón Negro y el yacimiento a cielo abierto que opera Xstrata, Bajo la Alumbrera. Es decir, gestionando una y co-gestionando la otra.
100 años de minería
El trabajo consciente siempre da sus frutos. Es así que tras un largo proceso de labor consecuente, la mina Farallón Negro que funciona hace 50 años, tiene para otras tres décadas más, según lo anunció el presidente de la entidad estatal-privada, Manuel Benítez.
Nada más y nada menos que 110 años de minería. Significa que YMAD además de ser pionera en la Argentina, hay pocas firmas que cuentan con ese bagaje de conocimiento adquirido y comprobado al momento de mostrar sus pergaminos.
Realidad e imaginación
Evidentemente YMAD hizo las inversiones necesarias y es consciente de que cumple una función social. Farallón Negro es una mina que se encuentra enclavada en un pueblo donde hay escuelas e instituciones que interactúan permanentemente con la empresa interestadual.
Hay generaciones de belichos y pueblos aledaños donde YMAD como Minera Alumbrera tienen mucho que ver con el trabajo institucional o asistencias directas. Ambas empresas forma parte de la experiencia minera catamarqueña que poco a poco va mostrando a las comunidades logros de trascendente importancia social.
En el imaginario popular, las empresas pueden ser concebidas como una caja de donde sacar plata para ideas que muchas veces no tienen futuro. Empero, el aporte de los privados como del Estado debe optimizarse para aprovecharse merjor, aunque ese concepto cueste entenderlo.
Invertir, sostén de la minería
De todas formas, por alguna razón YMAD pudo con varias cosas a la vez. Este solo dato alcanza para que le dediquemos la atención oportuna. Conocer cómo hizo para gestionar eficientemente proporciona respuestas que pueden despejar cualquier tipo de inquietud natural que surja.
Su accionar, deja ver, a través de un contraste notable, la diferencia entre las meras intenciones y un proyecto operativo y creciente. Muestra con resultados contundentes que no es fácil, pero que se puede articular lo público y lo privado centrando las decisiones en el bienestar común.
La especulación llevada al extremo la hubiera obligado a semiparalizar sus tareas de expansión, en tanto la perspectiva de futuro se habría visto truncada por el temor que conlleva desarrollar una actividad con inversiones de riesgo. Sin embargo YMAD apostó, y como consecuencia en este momento cierra el año comunicando un récord de producción.
En un marco donde hay muchos proyectos que se quedaron en el camino o que no tienen avances porque no consiguen financiamiento, hay que valorar esa capacidad de aprender y ejecutar cómo se hacen las cosas para estar a la altura de las circunstancias.
Tomó por la calle equivocada
Parece que a YMAD no llegan los problemas políticos ni de mercado. En realidad es solo una consideración superficial, porque no es una empresa aislada que no ha sentido los embates internacionales sino que, a pesar de los pesares, supo cómo moverse y administrar.
Hablando de eso, los catamarqueños hemos empezado a hablar de lo que parecían hasta aquí temas tabúes. Pero hubo un cambio de actitud en los privados y el Gobierno que podría acentuar positivamente la relación de la minería con las comunidades.
Por el momento son señales. Por ejemplo, tras conocer que las empresas mineras aportan millones a las arcas provinciales y municipales, cambió el acento de la discusión y disparó el debate sobre la administración política de las regalías y las utilidades.
Políticamente tarde
Para decirlo de otro modo, no es que “se llevan todo y no dejan nada”, sino que Alumbrera e YMAD hicieron un aporte más que significativo para la provincia, pero “despilfarramos la plata o no supimos qué hacer con esos recursos”. Conclusión tardía, pero bien recibida: decidimos reglamentar la Ley de Regalías para establecer específicamente qué debe entenderse por desarrollo sustentable.
Este cambio de ángulo se tradujo en mayor cantidad de compras en la provincia, incremento de la participación de la sociedad en controles ambientales, toma de mano de obra de las zonas o departamentos cercanos a los yacimientos mineros, formación de proveedores de bienes y servicios, etc.
Son gestos políticos y/o empresariales dados por la administración de la gobernadora catamarqueña Lucía Corpacci, el ministro de Producción Angel Mercado y la empresa Minera Alumbrera para encaminar el tema en la provincia. Una toma de conciencia que obligó a consensuar posturas y criterios. Aunque difícil, se forzó una suerte de cambio de hábito (hablando de buenas y malas costumbres político - empresarial).
Indudable
Ayer, evidenciado el giro, el titular de YMAD recordó que Catamarca tiene una vieja historia en minería y se comprometió a mejorar las pautas de gestión, al tiempo que sacó a relucir que “la empresa cumplió con la palabra empeñada”. ¿Será esa la fórmula del éxito? Sería simplificar demasiado su labor y trayectoria. Sin embargo, innegablemente fue un aspecto central de la consolidación y afianzamiento de esta empresa, sin duda, ejemplar.
