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Debate
EDITORIAL DE EL ANCASTI: "DUEÑOS DEL ORO Y DEL TIEMPO"
09/01/2013
Editorial

Dueños del oro y del tiempo

El Ancasti
Según anunció el gerente de Relaciones Institucionales de Minera Alumbrera, Jorge Montaldi, el proyecto Agua Rica recién entraría en producción en 2018, una vez que concluya la vida útil de Alumbrera. Si la Provincia y la Nación esperaban antes la puesta en marcha del que promete ser el mayor coloso de la minería local, deberán armarse de paciencia. Así son los tiempos de la minería: primero hay que hacer los estudios geológicos, el análisis de la infraestructura, el impacto ambiental, la ingeniería de la producción y varios aspectos que pueden ser más o menos ágiles en el contexto de un proceso que es extenso por naturaleza. Pero al menos en el caso de Agua Rica hay una fecha estimada. Eso ya es demasiado en un momento en que la mayor parte de las empresas mineras que operan en el país se encuentra a la espera de que mejoren las condiciones generales, políticas y económicas, antes de encarar nuevas inversiones y apurar sus plazos. Porque, en rigor, son las únicas dueñas del tiempo. Mientras en el Estado nacional y provincial las necesidades fiscales apremian, las mineras se pueden dar el lujo de esperar todo lo que haga falta. Su principal capital está bien resguardado en la mejor caja de seguridad que se conozca: decenas, cientos de metros bajo tierra. El oro, la plata, el cobre y el molibdeno, por citar algunos de los minerales que más se explotan, estarán siempre allí, inertes, valorizados cada vez más cuanto más escaseen. Y solamente las mineras pueden desenterrarlos, procesarlos y venderlos.

Esto es lo que aparentemente los gobiernos se rehúsan a reconocer. A nivel nacional, las mineras se han encontrado con varios obstáculos que las obligan a esperar cambios. Por caso, hace un año la todopoderosa Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno y el Ministerio de Industria trabaron el ingreso al país de maquinaria de alta potencia importadas por varias empresas para sus proyectos. El motivo: las licencias no automáticas. También obligaron a todo el sector a liquidar las divisas antes del tiempo establecido por normas anteriores. Y ahora la Nación, a través del Banco Central, les retrasa una autorización para girar dividendos a sus casas matrices en el exterior. Los empresarios se habían ilusionado es que la respuesta sería positiva y la tendrían a fines del año pasado, pero en el Gobierno ya les advirtieron que deberán esperar hasta marzo próximo. Hasta aquí parecen llegar los efectos del cepo cambiario. Es que en los últimos tres años, la minería se convirtió en uno de los principales sectores generadores de divisas para el mercado interno; sólo entre 2011 y 2012 trajeron 9.400 millones de dólares a la Argentina. Por eso, si no cuentan con el aval para al menos girar una parte de las utilidades al exterior, lo más seguro es que los proyectos de inversión se paralicen a la espera de mejores circunstancias.

Por el lado de Catamarca, a las dificultades políticas y burocráticas de la administración nacional se suma el inestable clima social en los departamentos mineros. Los piquetes ambientalistas siguen latentes en puntos clave del circuito minero. Aunque hoy no hay ningún corte efectivo, el movimiento “anti” sigue vivo, quizás agazapado, al aguardo del momento indicado para dar un golpe. No hubo en los hechos ningún cambio en la conciencia social de los pueblos que “conviven” con la minería. La animadversión se mantiene intacta en lugares como Andalgalá, Tinogasta, Santa María y parte de Belén. Los hechos siguen demostrando que esas sociedades están estigmatizadas por el maniqueísmo que encarnan los pros y los anti. Una prueba de ello fue el fuerte enfrentamiento que se dio la semana pasada en el centro de Andalgalá entre manifestantes ambientalistas y la Policía por el uso del espacio público, un espacio que particularmente en esa ciudad los “anti” consideran propio e inajenable. Por eso, mientras el Gobierno local no se ocupe de garantizar la denominada “licencia social”, no habrá que esperar mayores gestos de las mineras para avanzar en sus proyectos. Y si la Provincia no recibe los recursos tal como acostumbra desde hace dos décadas, es de imaginar la crisis que se puede precipitar sobre todo en los municipios, donde buena parte de las obras públicas –y otras cosas también- se hace con fondos de las regalías mineras. Mientras eso no se resuelva en serio, las mineras seguirán manejando el calendario. Para ellas, el tiempo no es oro: el oro puede esperar mucho tiempo allá abajo.

Crecimiento sin desarrollo

El Ancasti

Los datos estadísticos hablan por sí solos. Pero para lograr interpretar su mensaje más profundo, deben inscribirse en un contexto mucho más amplio que el de la realidad descripta en las impasibles cifras.

En el caso que nos ocupa, las estadísticas macroeconómicas indican que Catamarca ha liderado en 2012 el ranking de exportaciones entre las provincias del Noroeste Argentino, como viene sucediendo desde hace años, y ocupa el 9º lugar en el contexto nacional. Además, constituye el estado federal en el que más incidencia tienen las exportaciones respecto del Producto Bruto Geográfico, con el 65%, lo cual permite inferir que la mayoría de lo que se produce, se exporta.

En el último año, las exportaciones superaron los 1.500 millones de pesos, triplicando las de Jujuy y quintuplicando las de La Rioja, por citar sólo dos ejemplos de la región.
No hay margen para dudar de que el crecimiento exponencial de las exportaciones en nuestra provincia se debe fundamentalmente al impulso dado por la minería, y en particular al mega emprendimiento de Bajo La Alumbrera, cuya producción se coloca íntegramente en los mercados internacionales.

Pero el liderazgo exportador en la región nada dice sobre la calidad de vida de los catamarqueños. Resultará indispensable cotejar ese dato con otros para empezar a generar la trama que nos permita obtener conclusiones de índole cualitativa, y no exclusivamente cuantitativas.

Esos otros datos bien pueden ser, por ejemplo, los proporcionados por el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia en función del ejercicio 2012. Según ese informe, durante el año pasado la cartera que asiste a los sectores más vulnerables de la población dio cobertura a 133.000 personas, lo que representa el 36% de la población total de la provincia. Al mismo tiempo, 77.000 niños asisten a 85 comedores escolares distribuidos en todo el territorio provincial.

Lo señalado habilita a concluir que la evolución de los índices macroeconómicos en la provincia –podría incluirse en este proceso el gran crecimiento del Producto Bruto Geográfico, también como consecuencia de la mega minería- no se ha traducido en una mejora sustantiva de la calidad de vida de los catamarqueños. O, por decirlo de un modo más técnico, el crecimiento económico no se tradujo en desarrollo social.

Hay culpas compartidas entre los gobiernos nacional y provincial. La Provincia, luego de más de quince años de puesta en marcha de la explotación de La Alumbrera, no ha logrado que el impacto económico se convierta en proyectos que generen desarrollo sustentable, mientras que el gobierno federal, que es el principal beneficiario en la recaudación de impuestos a la minería, entre ellos precisamente las retenciones a las exportaciones, no ha volcado en la misma proporción esos recursos para el desarrollo productivo de Catamarca.

A poco de ponerse en marcha un nuevo mega emprendimiento minero –Agua Rica-, bien valdría la pena ejecutar un arqueo de lo hecho para proyectar un futuro con las correcciones necesarias. Es de esperar que las deudas del pasado puedan saldarse en el futuro, si es que los gobernantes son capaces de aprender de la experiencia.


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