Vale: la necesidad de discriminar

Por mucho tiempo en Mendoza se seguirá hablando del desastre económico que ha dejado la partida de la minera brasileña Vale, al abandonar el yacimiento de sales de potasio que construía en Malargüe. Esto será así hasta tanto el Gobierno y las fuerzas políticas y económicas encuentren la llave que permita, desde ya, acercarnos una solución al problema.

Las consecuencias son variadas, y las sociales son las más urgentes. Hay gente sin trabajo que, incluso, se endeudó a cuenta de los sueldos que se le prometieron, y también hay decenas de pequeñas empresas que consiguieron desarrollarse al amparo de las actividades que generaba el gigante minero. Estas últimas deben ser atendidas, quizás, con la misma sensibilidad con que se busca una solución a los desocupados. Pero, la primera reacción oficial ha sido, en apariencia, igual de dura y contundente con todos los empresarios, sin discriminar las realidades diferentes que tienen todos los contratistas.

Es de suponer que el grande, de alguna manera, saldrá del apriete que ha dejado el parate en el Sur y hasta, quizás, logre saltear las amenazas y los aprietes del Gobierno por si no cumple, porque es poderoso e influyente.

Distinto es el caso de los emprendedores chicos, que tomaron personal y hoy no pueden responder a las obligaciones que contrajeron.

Por eso es imperioso, en el registro de proveedores que comienza a peinarse con minuciosidad, separar la paja del trigo y atender todos los casos, porque, sin dudas que los habrá especiales y muy particulares. No vaya a ser que terminen pagando, como suele suceder a menudo, los más débiles de la cadena, es decir, los desocupados desamparados sin respuestas y los pequeños empresarios que vieron en Vale una oportunidad de generar riqueza y crecer.