Con el cierre por parte Vale S.A., Mendoza sufre la perdida de una inversión que en su etapa de construcción había generado 4.000 puestos de trabajo directo y 7.500 indirectos vinculados a 250 Pymes prestadoras de servicio en el emprendimiento.
Las vicisitudes que enfrenta Vale como consecuencia de la relativa desaceleración de China que influyen en la demanda y el precio del mineral de hierro, la inflación negada por el Gobierno, las restricciones cambiarias y problemas de diseño institucional se han conjugado para confluir en un escenario que casi ninguno de los actores públicos o privados imaginaban posible.
Además, al carecer de un diseño institucional que regulara la relación entre las diversas jurisdicciones y los límites del proyecto, el proceso terminó generando más problemas que aportes.
La empresa aduce que el costo total de la inversión ha casi duplicado la previsión original. Resulta difícil compartir la argumentación empresaria de que el proyecto pasó de u$s 5.915 millones a u$s 10.900 millones (+84%) sin más análisis. Proyectos de similar envergadura económica como el sistema de las represas presidente Kirchner y gobernador Cepernik en la provincia de Santa Cruz han visto incrementado un 20% su presupuesto en dólares aunque resulta indudable que las condiciones políticas de ambos proyectos son absolutamente distintas.
El presupuesto de la empresa no es el original y resulta aventurado afirmar que los nuevos costos son los que afirma Vale, ya que no existe información pública confiable. La inflación no reconocida (incluso en dólares) y los diversos tipos de cambio existentes impiden conocer la real proyección de la inversión restante. Aunque es cierto que economía argentina ha perdido equilibrio tanto a nivel fiscal como externo y en su sistema de precios.
La falta de inversores no es solo un problema de Vale sino de una economía que presenta tal nivel de distorsiones que han dificultado la búsqueda de socios de YPF para explotar Vaca Muerta. El continuo cambio normativo ha incorporado riesgo a la perspectiva y posibilidad de generación negocios e inversiones en todos los sectores de la economía.
La dimensión y alcance del proyecto de Potasio Río Colorado no deben hacernos olvidar que las mismas causas que motivaron su suspensión afectan a una enorme cantidad de sectores relevantes en las economías regionales y que en el caso de Mendoza tienen menor capacidad económica y poder de lobby. Son las causas que han motivado la primarización de las exportaciones vitivinícolas, el cierre de secaderos de fruta que trasladan su actividad a Chile, al ahogo financiero de los productores primarios de la cadena frutihortícola, etc.
El Gobernador de Mendoza contará con nuestro apoyo y el de todos los sectores de la economía provincial en pos de la continuidad del proyecto, en tanto fortalezca la política de cuidado del agua (nuestro recurso natural más importante) y promueva la integración de procesos productivos de menor impacto ambiental. A fin de cuentas el proyecto Vale debe ser parte de un proyecto que Mendoza perdió hace años: el de una provincia con desarrollo sostenible.
