Mercosur: salida de Vale rompe con integración
Ámbito Financiero - Por: Juan Pedro Tunessi*
La decisión de la Minera Vale de abandonar el emprendimiento Potasio Río Colorado y dejar el país, ratificada en la audiencia celebrada la semana pasada en el Congreso de la Nación, implica un serio conflicto comercial con el Brasil, principal socio de la Argentina y aliado estratégico en el Mercosur. Resulta a todas luces necesario que se abran en lo inmediato negociaciones diplomáticas poniendo en marcha los mecanismos de solución amistosa para controversias de este tipo, que integran los protocolos y acuerdos del Mercosur
Vale es una empresa de suma importancia para Brasil y aun cuando la participación accionaria del Estado no supera el 10%, sus directivos son designados con el visto bueno de su presidenta y los emprendimientos de la compañía en el mundo suelen estar vinculados a necesidades estratégicas de su economía. El BNDES, órgano financiero del Estado, es el banco encargado del financiamiento del emprendimiento, y finalmente el potasio constituye un insumo básico para el desarrollo de la agricultura brasileña.
En atención a ello no parecen la mejor vía las declaraciones altisonantes y descalificatorias de los funcionarios argentinos empleadas en los últimos días. El ministro de Planificación Federal e Infraestructura, Julio De Vido, pasó en muy poco tiempo de calificar a la compañía como "empresa insignia de Brasil" a tratarlos lisa y llanamente de "ladrones". Días pasados en el Congreso asistimos a una penosa participación del secretario de Minería, Jorge Mayoral, que en presencia del gobernador de Mendoza, legisladores oficialistas y opositores de las provincias involucradas, el agregado comercial de la Embajada del Brasil en la Argentina y directivos de la empresa, pronunció un vehemente discurso tratando de mentirosos e incumplidores a los empresarios.
Si bien es cierto que las causas por las que Vale ha decidido poner en venta el emprendimiento son múltiples, no debiéndose descartar el empeoramiento de su performance internacional, la caída del precio del hierro, etc., lo cierto es que los desequilibrios macroeconómicos existentes en nuestro país conforman un condicionante para la continuidad del proyecto que nadie puede negar. Las inversiones extranjeras directas están especialmente afectadas por el desdoblamiento cambiario, la imposibilidad de remitir utilidades al exterior y el proceso inflacionario; son todas cuestiones que impactan de manera directa y negativa.
Sin embargo, estamos en presencia de un proyecto cuyo valor actualizado ronda los u$s 11.000 millones, con más de 15.000 puestos de empleo directo e indirecto, alto nivel de contratación y subcontratación de pequeñas y medianas empresas de Mendoza, Neuquén, Río Negro y Bahía Blanca, y la construcción de importantes obras de infraestructura, entre otras vías férreas.
Correspondería en consecuencia encauzar la discusión por carriles normales, que tiendan a preservar y proteger el vínculo con el Brasil, sin lesionar los intereses de nuestro país. Para ello resulta menester disparar los mecanismos de solución amistosa de controversias previstos en los Protocolos de Colonia y Olivos para los socios del Mercosur sin descartar una cumbre presidencial.
Sería impensable nuestro desarrollo económico sin el Mercosur ni la integración con Brasil; actuemos en consecuencia.
(*) Secretario general del bloque UCR de diputados nacionales.