Nos encontramos en un pozo. Sinceremos este asunto. No es una meseta. Es una crisis que al menos en los últimos 10 años no se ha visto por estos lares sobre el desarrollo de la actividad minera. En Catamarca no estamos simplemente preocupados, estamos muy preocupados.
¿Alguien sabe qué es lo que hay que hacer? Pregunto porque nadie toma la posta con alguna iniciativa que oriente a los demás. Se especula con refugiarse en el silencio esperando que el trance se desarrolle y se extinga solo. Como nunca, lo veo desorientado al sector minero.
Si tenemos crisis internacional y problemas macroeconómicos en el nivel nacional no es fácil imaginar qué empresarios van a venir a invertir. La realidad es que hasta que esto no mejore los privados no van a arriesgar, teniendo en cuenta que los proyectos que están en marcha lo hacen con mucha dificultad.
Al afectarse variables económicas sensibles, se perturba el ritmo normal de producción, y ese es el punto límite de los accionistas. Todos esperan que se abran las inversiones en algún momento, pero hasta que no llevemos a cabo algo distinto a lo que hemos hecho, no va a pasar nada.
Las cartas sobre la mesa
Con los problemas para liquidar el dólar, las retenciones y la inflación que avanza, en la ecuación costo-beneficio se hace una diferencia insalvable. En este contexto, nos pongamos la mano en el corazón: no hay incentivo y posibilidades de inversión.
De manera que cuestiones nacionales e internacionales afectan hoy el desarrollo de Bajo La Alumbrera, pero también significaron un parate de las exploraciones en la provincia. Si no se establece una revisión de las condiciones para la producción minera, la caída será implacable.
Los ingresos de la minería son tan importantes como los que aporta la soja. Que lo digan y especifiquen los especialistas en estadísticas y números. Lo que estamos diciendo aquí es que los fondos mineros son fundamentales para una provincia como Catamarca.
Los que saben, y los otros
¿Alguien sabe dónde estamos? Algunos sí, otros no. Los que conocen el tema no quieren discutir estas cosas desde otro nivel y con los actores que corresponde. En cambio, muchos ignoran la magnitud del problema y, por supuesto, menos pueden indicar una solución.
En verdad, no tienen consciencia de la situación, caso contrario estarían tomando medidas que son posibles de ejecutarlas solamente ahora, en este momento de la coyuntura. Pero, tal vez, se les ocurra algo en algunos meses, cuando ya sea demasiado tarde.
Agua Rica espera
No se trata de ser escandaloso ni alarmista, pero seamos sinceros hasta donde la mirada nos lo permite. Cómo van las cosas, Agua Rica no se hace o, lisa y llanamente ni siquiera se va a poder vender como proyecto viable.
Insisto, sin querer ser estridente con la reflexión sino con el único objeto de pensarnos en un futuro mediato. Ni hablar de poner en marcha Agua Rica. No vamos a tener interesados en querer tomar la iniciativa en ciernes y a un paso de concretarse.
¿Quién va a comprar el mencionado proyecto minero con esta situación? ¿Quién va producir minerales al máximo con los problemas que hay para liquidar dólares? Y, nosotros, ¿por qué no lo hacemos? Partiendo de la realidad de que no tenemos dinero ni recursos humanos para emprender tamaño desafío. Usted vea.
¿Y la Ofemi?
El punto es que hubo un impacto fuerte que se extendió a lo largo y ancho del país. Lo que no se oyó todavía son respuestas articuladas desde la Organización Federal de Estados Mineros (Ofemi), por ejemplo, para que nos indiquen qué hacemos y para dónde vamos.
Estamos en un pozo y nadie sabe cómo salir ¿o sí? Al menos aquí no conocemos la respuesta. Sería bueno que quienes barajan respuestas alternativas, las sociabilicen, de tal forma de terminar con esta incertidumbre.
No quiero creer que porque las provincias mineras son aliadas al Gobierno nacional, entiendan que cualquier advertencia que se le haga a la presidenta Cristina Fernández, lo tome a mal. Un absurdo.
Porque por ahí le vendieron el verso sobre acciones en torno a la política minera, que en la práctica solo han sido una aspirina para el sector. ¡Animo! Hablen tranquilos con la Presidenta. Evidentemente el problema radica en otro lado, y no donde estuvieron buscando sus funcionarios.
Realidad local
En Catamarca, nos guste o no, somos minero-dependiente. Tenemos yacimientos con beneficios para localidades que, sin estos recursos tendrían un paso complejo y penoso. La inyección financiera en las comunas y la provincia es un atenuante incuestionable.
¿Cómo compensamos la baja de producción que está teniendo Alumbrera y que afecta directamente a las arcas provinciales? Necesitamos respuestas lo antes posible. La ausencia de voces autorizadas y oficiales es tan agobiante como la política que ahoga a la actividad.
San Juan es fuerte en política minera, pero en este caso es como si las provincias no pudieran descifrar la partida y se encontrarán en un laberinto. Todavía no hemos sentido los catamarqueños el verdadero cimbronazo que viene tras la fusión Glencore-Xstrata.
Enfocar el problema
Lo que hay para hacer está en manos de Nación y provincia, y entre los distritos mineros asociados a la Ofemi. Juntos, incluidas las empresas mineras, se podría enfocar el problema desde algún ángulo común para acentuar prioridades e intereses.
No hay esa tranquilidad que se respiraba antes, donde todo estaba asegurado y se consolidaba con el paso del tiempo. Se mermó el ritmo de producción, el impacto en las arcas de Catamarca se sintió. Ahora no sabemos qué va a pasar ni qué rumbo se va a tomar.
Esto no significa ser pesimista. Siempre se tiene esperanza, solo que algunos lo hacemos enfrentando la realidad tal cual se presenta, y otros prefieren el silencio miedoso. Este último ha sido uno de los grandes errores de la minería catamarqueña que todavía persiste entre nosotros.