Al volver siempre sobre lo mismo le erramos otra vez a la discusión actual. A veces en Catamarca da la impresión de que simplemente estamos entregados o discutiendo inútilmente el pasado. El debate es otro. No hacia atrás, sino hacia adelante.
La cuestión es qué vamos a hacer con lo que nos queda, cómo recuperar la transitabilidad del Paso de San Francisco, cuáles son las posibilidades que brinda el uranio y toda aquella otra minería que no es metalífera.
Avanzar con la normativa que nos falta. Ajustar los controles, darle mayor transparencia al uso de esos recursos por parte de los administradores, y, sobre todo, reconsiderar las condiciones de producción de la actividad en el país.
¿Batallar acaloradamente qué hicimos con las regalías en los últimos 10 años, en qué puede solucionarle los problemas a comunidades del interior en este momento cuando cada vez el dinero por este concepto es menor? ¿Esto es política de Estado?
Oficialismo y oposición
Política de Estado no es una declaración de tribuna, es fundamentalmente ponerse de acuerdo con la oposición para futuras acciones que no deben alterarse a pesar de que los gobiernos pueden cambiar de partido.
Es la definición de un marco general que se hace con adversarios políticos circunstanciales. Arribar a compromisos compartidos es de sentido común, el que precisamente exige la sociedad que no quiere estrellarse con fanatismos, cualquiera sea el partido que gobierna.
¿Y la oposición qué puede hacer? No obstaculizar lo poco o mucho que se pueda hacer desde el oficialismo, recordando que en democracia la alternancia posibilita aprender el doble rol, por lo que no hay excusas razonables para no ponerse en el lugar del otro.
Las consecuencias políticas
Se lo digo de otra forma. Si no saben llevar conductas por encima de las mezquindades personales y partidarias, el próximo gobierno, sea del palo que sea, no va a tener fondos disponibles para hacer obras como las tuvo la anterior gestión.
Más específico aún por si no quedó claro. En 2015, gane el Frente Cívico y Social o continúe el Frente para la Victoria, ninguno va a poder contar con estos recursos e ingresos extra que tiene la provincia, porque juntos no supieron resolverlo.
Cualquier administración se verá afectada por esta baja de fondos que hasta aquí sirvió para obras de infraestructura, hacer funcionar áreas clave como Salud, Educación y Seguridad, como también para pagar sueldos y aguinaldos.
Vivir en el anacronismo
Pero en esto no hay sorpresa. Estamos llenos de dirigentes anacrónicos que viven en tiempos distintos a los de la gente. Así como acomodan el cuerpo politicamente, creen que pueden direccionar el discurso hacia un lado u otro con absoluta impunidad.
Utilizar la minería con fines electorales si bien puede servir ocasionalmente para tratar de reducir políticas de Estado a una pequeña, sufrida e interesada suerte personal, sin dudas no es la forma de hacer "carrera" sino una versión caricaturesca de actuar en política poco digna de ser contada.
Oportunistas que le pegan a la actividad a sabiendas de que la realidad es distinta al discurso de tribuna nunca faltan. Un golpe bajo por algunos votos. Ante la proximidad de una elección se los escucha disparando acusaciones que, concluido el proceso eleccionario, no vuelven a repetir sino hasta la próxima contienda electoral. Insufribles.
Cuanto más perdedor se sienten en las urnas más buscan degradar la actividad, con el solo objeto de “posicionarse” en la sociedad sin, en muchos casos, haber pisado un yacimiento en su vida. Lo que importa es “llegar”. Maquiavélico; “El fin justifica los medios”.
El problema macroeconómico
El problema nacional es mucho más grave que el internacional si consideramos las condiciones para producir minerales en la Argentina y los márgenes que se les da a las empresas para concluir la operación.
Ahora, si la “minería es comercio, no producción”, como se entiende desde los nuevos conceptos que determinan la vida o muerte de un proyecto minero, las variables las estipulan el mercado internacional y las nuevas estrategias empresariales.
“No gastar de más y ahorrar” es "lo que se viene" en el contexto minero. No es un problema de sí, es un yacimiento grande, mediano o chico solamente. “Alinear los gastos” puede significar el fin de la minería en algunas provincias como la nuestra.
Si el criterio es que desprenderse de nuevos emprendimientos es una suerte de ahorro, toda iniciativa minera que no se enmarque en esa teoría deberá -al menos- concebirse desde otro enfoque económico para lograr ponerlo en marcha.
Recuperemos el Paso
Perdimos la circulación del Paso de San Francisco, después de años de trabajo, con apoyo precisamente de la minería, y nosotros insistimos con embarcarnos en una polémica sobre qué hicimos con la plata que ya se gastó.
¿Y si presentamos la documentación inculpatoria y dejamos el tema regalías para la Justicia y nos abocamos a la docena de normativas que faltan para hacer a la minería más transparente, previsible, sustentable?
Giro de 180º
Con el giro que se ha dado en el mundo, solamente un milagro puede cambiar esta situación. Tendría que darse un escenario distinto al actual. En este marco es muy difícil que se dé Agua Rica.
Pero a los milagros y a la suerte hay que ayudarlos de alguna forma. No alcanza con ser simplemente optimista o creyente de San Cayetano. “Con buena suerte hemos nacido si no la malogramos” (Séneca).
A esta crisis le está haciendo falta gente adecuada. Falta revisar el concepto de política de Estado. Requiere de una gran convocatoria. Pensar alternativas. Acuerdo entre Nación y provincia, oficialismo y oposición. Se necesita inteligencia de ambos lados para salir de este aprieto. O sea ¡un milagro!