En materia de minería metalífera todo puede ocurrir de un momento a otro. Para fundamentar la afirmación, un rápido repaso: el oro tuvo una abrupta caída el viernes pasado cerrando en un mínimo histórico de 1.215 dólares la onza; las acciones de las empresas en todo el mundo, también las que tienen inversiones en San Juan, van cayendo sin freno posible. Y, como si lo anterior fuese poco, hay que recordar el drama que vive hoy Pascua-Lama, el proyecto binacional cuyo dueño acaba de anunciar que postergará dos años la puesta en funcionamiento de la mina. Además, "nunca hay que olvidar el contexto", decía un encumbrado periodista; en Argentina hay elecciones y eso complica mucho más la calidad de información: todos los actores del negocio minero saben que lo descripto más arriba no es más que un recuento de las últimas noticias, pero ninguno se anima a graficarlo con esas palabras. Y es que el Gobierno provincial les ha pedido -amablemente- que ayuden a no escandalizar el escenario y en su mayoría los hombres de negocios han aceptado el convite oficial.
¿El gancho de la seducción política? En el caso específico de los proveedores, lograr que la reprogramación y el estiramiento de los plazos de Pascua-Lama sangre a favor de ellos con contratos que hasta el momento se les escapaban por falta de capacidad. "No más peruanos ni chilenos", les habrían dicho, y esa frase los sedujo al límite de decir las barbaridades que algunos repiten en micrófonos radiales a diario: "No hay despidos", dicen sin pudor. El escenario es altamente volátil y no es cosa de San Juan, es cosa del mundo. Algunos, a pesar de las malas nuevas, reciben reportes foráneos que auguran que en algunos meses la situación cambiará para bien y dicen que esto es un piso del que no se va a bajar más. Un pensamiento ya escuchado, aunque en escasos momentos puesto en realidad. Mientras tanto, hay que pasar la tormenta. ¿Cuál tormenta? Gioja dijo ayer en Radio Sarmiento que debido a la recalendarización de Pascua-Lama algunos empleados están quedando en la calle. Fuerte tormenta en medio de las elecciones.
Para ir a los ejemplos directamente: la acción de Barrick -dueña de Veladero y Pascua-Lama- llegó a cotizar en septiembre de 2012 a 42,86 dólares; el viernes pasado ese mismo papel cerró en 13,79. La acción de Yamana Gold -propietaria de la mina Gualcamayo- cotizó en noviembre de 2012 a U$S20,39, el viernes pasado cerró en 9,28. Y así, en números similares, lo mismo ocurre con Troy Resources, propietaria de Casposo. La única que cae, pero en una curva un poco más suave que el resto es Glencore-Xstrata, flamante propietaria de El Pachón, aunque tampoco hay señales de esos empresarios que quieran desempolvar el viejo anhelo sanjuanino. La curva de caída o levantada tiene que ver nada más y nada menos con la espalda financiera de cada firma.