Con más tiempo para presentar propuestas, ExxonMobil le otorga margen a Lula y Chávez para realizar una oferta regional consensuada. Así, crecen las chances de Enarsa en Argentina
LUCIO DI MATTEO
En un marco de silencio y hermetismo, se conoció un dato que confirma lo que anticipó El Cronista: el poder político será decisivo en la venta de Esso, la petrolera de la estadounidense ExxonMobil en América latina. “El banco de inversión JP Morgan, encargado de la operación, anunció una prórroga del período para presentar ofertas”, informó un empresario argentino que por ahora se quedó con las ganas de concursar, aunque no pierde las esperanzas.

El plazo para la presentación de propuestas vencía el pasado viernes 28. Pero tanto la petrolera con el logo del tigre, como el banco de inversión que eligió para su salida de la región, consideraron conveniente estirar los plazos. Las explicaciones van desde el escaso tiempo disponible para elaborar propuestas viables, hasta el intento de encontrar nuevos oferentes.

De todas maneras, tanto en el mercado como fuentes cercanas a la operación cree que hay un argumento más sólido: darle tiempo a los dos petroleras estatales más grandes de la región –PDVSA y Petrobras– para que definan cuál de ellas se queda con los activos de Esso, o cómo se los reparten. Aunque podría asomar un tercer candidato (Chevron, por ejemplo), cada vez cobra más fuerza el acuerdo entre los presidentes Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela). En ese marco, también crecen las posibilidades de que ingrese Enarsa en los activos de la Argentina, que incluyen una refinería en Campana, participación del 12% en el mercado de combustibles, 90 estaciones de servicio propias y 500 franquiciadas.

Tanto la compra regional, como la partición en países, son vistas como parte de la operación más viable. La primera siempre fue la opción que manejaron la petrolera y el ejecutante del mandato de venta, mientras lo segundo asegura cierto equilibrio entre Petrobras y PDVSA. “Los brasileños impiden la entrada a su país de Chávez, mientras que este igual logra expandir su petrolera”, analiza una fuente del mercado.

En este caso, crecen las posibilidades de Enarsa. Por acción, comprando PDVSA y cediéndole parte tras un fallo de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia; o por omisión, con la venia de Lula y Chávez para que la petrolera fundada por Julio de Vido y Néstor Kirchner se quede con Esso, quizás con un socio local.

“Después de la valija de Guido Antonini Wilson, PDVSA no es el socio ideal de nadie, sino más bien piantavotos”, comenta un empresario argentino de trato frecuente con los venezolanos. Pero este argumento queda invalidado ante cierta “prescidencia” de la petrolera chavista, o tras una buena elección de Cristina Fernández de Kirchner el 28 de octubre. Cualquiera sea el caso, la decisión de expandir los negocios de Enarsa parece no tener vuelta atrás. “Que Loma Negra haya quedado en manos brasileñas no cayó nada bien en el Gobierno; por eso hubo un final distinto para Sancor y Transener. La energía y los alimentos deben ser manejados por argentinos”, apunta un hombre de negocios de trato frecuente con De Vido y Kirchner.

La compra regional dividida entre PDVSA y Petrobras, más la inserción de Enarsa en la Argentina, tuvo tres hechos que le dan sustento en los últimos diez días. En primer lugar, la reunión de Lula y Chávez realizada en Brasilia el viernes 21 de septiembre; a cuyo final el canciller brasileño Celso Amorin dijo que “la energía fue el tópico dominante”, Lula aseguró que “no existe disputa, intriga ni rumor que impida” profundizar la relación entre los dos países, mientras Chávez anunciaba la voluntad de formar empresas mixtas entre PDVSA y Petrobras. Una semana después, el viernes pasado, José Sergio Gabrielli (presidente de la hidrocarburífera brasileña) se reunió con el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido. El tercer hecho es la prórroga para presentar ofertas, una facilidad para que los dos grandes candidatos se pongan de acuerdo.