Edelap: ¿otra estatización en ciernes?

La tensión entre el gobierno nacional y AES, la empresa norteamericana que controla la distribuidora eléctrica Energía de La Plata (Edelap), vuelve a poner palos en la rueda en la relación con los Estados Unidos.
La semana última, el Ente Regulador de la Electricidad (ENRE) presentó una denuncia por la cual responsabiliza a los directivos de Edelap de presuntos delitos contables, tributarios y de defraudación al Estado.

Según la auditoría del ENRE, la empresa, entre otras presuntas irregularidades, se habría apropiado en forma ilegal de sumas de dinero por medio del cobro a los usuarios de un cargo por atrasos en la adecuación tarifaria, pero, en realidad, ya estaba cubierto lo adeudado. La auditoría también habría verificado problemas de solvencia, pago de honorarios de gerenciamiento e injustificada transferencia de recursos de Edelap a empresas vinculadas con AES. Esas acciones, al parecer, podrían encubrir una supuesta defraudación a los derechos de los accionistas minoritarios y otros acreedores de la concesionaria.

La respuesta de la distribuidora eléctrica no se hizo esperar. Por medio de un comunicado, reafirmó la legalidad de sus operaciones y desmintió las imputaciones mencionadas en la denuncia. En este sentido, Edelap señaló que sus balances son correctos, que no ha sufrido perjuicio patrimonial alguno derivado de transacciones financieras realizadas por empresas vinculadas o controladas, y que siempre ha obrado con transparencia, dentro de la legalidad y en beneficio del servicio a sus clientes.

Fuentes del sector energético confiaron que la disputa tiene como telón de fondo los múltiples cortes de energía que hubo días pasados, en medio de la persistente ola de calor, y que así, con la denuncia, el Gobierno buscaría llevar adelante una acción ejemplificadora que sirva de advertencia a las otras distribuidoras eléctricas si no resuelven la situación de los usuarios sin suministro eléctrico.

Si los organismos de control funcionaran de manera independiente del poder político, y sus miembros, designados por concurso público, fueran personas de reconocida idoneidad en las competencias de cada uno de ellos, no serían blanco de ninguna sospecha sobre la intención final que tienen sus resoluciones.

En este caso, no faltan voces que señalan que la denuncia del ENRE sería un paso en la dirección de pasar a la órbita del Estado a la distribuidora Edelap. Es lo que ocurrió con el Correo Argentino, con el control del espacio radioeléctrico, con Aguas Argentinas y lo que sucederá pronto con Aerolíneas Argentinas, entre otros casos.
Es de desear que la Justicia investigue exhaustivamente los hechos denunciados por el ENRE y brinde todas las garantías del debido proceso a las partes intervinientes, aplicando las sanciones o desestimando los hechos denunciados. En cualquier caso, debe tomarse una decisión ajustada a derecho y al margen de cualquier injerencia política o motivada por intereses ajenos a la prestación de un servicio que debe ser eficiente, económicamente adecuado y en beneficio de los usuarios.

Otro tirón de orejas a Edelap

El número dos de De Vido, se descargó contra los representantes de AES. El embajador de EE.UU. insiste con el “trato justo”. Mediático. El embajador norteamericano en Argentina tomó partido a favor de AES. No quiere la “argentinización” de prepo.

El Gobierno continúa con su proceso de desgaste sobre Edelap. El subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, se reunió con el presidente de la empresa, Eduardo Dutrei y dos representantes norteamericanos del principal accionista, AES Corp. Descargó una catarata de quejas sobre el servicio de la distribuidora eléctrica de La Plata al que calificó de “desastre”. No dio precisiones sobre lo que se hará con la concesión. En tanto, el embajador norteamericano en el país, Earl Wayne, volvió a pedir un “trato justo” para la empresa. En Planificación estudian los pasos a seguir ya que su principal candidato “amigo” a comprar la empresa, Electroingeniería, cayó preso de la crisis y no consigue financiamiento razonable para cerrar la operación. La última palabra queda en manos del presidente Néstor Kirchner.

“Les llenaron la cara de dedos”, dijo una fuente cercana a la negociación. El día anterior, los gerentes general y operativo de Edelap había sido forzados a firmar un acta en el que reconocieron las errores cometidos y las deficiencias del servicio que cubre a 330 mil clientes en La Plata y sus alrededores.

Tras los cortes en el servicio en la seguidilla de días de calor de hace unos días, el Gobierno optó por una señal ejemplificadora y apuntó a Edelap.

“La concesión es un desastre”, dicen las fuentes que le lanzó Baratta a los representantes de AES, dueños del 90% de Edelap. Los norteamericanos y Dutrei dejaron el edificio del Ministerio de Planificación sin mucha convicción.
Admiten que su permanencia en el servicio tiene los días contados a no ser que el lobby diplomático pueda torcer la voluntad “argentinizadora” del Gobierno sobre otra privatizada.

Sin embargo, para aquellos que daban por hecho el ingreso de Electroingeniería en Edelap en reemplazo de AES, se toparon con la crisis financiera mundial.

De aceptar finalmente irse de la empresa, los norteamericanos no quieren venderla a precio de regalo. De quedarse, pidieron una tregua de tres año para poner el servicio en orden, merced a más inversiones a cambio de ajustes tarifarios.

Y la firma argentina que creció exponencialmente en el último lustro gracias a la obra pública salió a buscar financiamiento y se encontró con una oferta de dinero muy cara.

“Lo poco que le ofrecieron fue a tasas imposibles de pagar”, dijo una fuente.

Esta situación obliga al Gobierno a poner un freno en su intención argentinizadora.

Edelap ayer mantuvo silencio y no emitió su consabido comunicado diario en contra del avance oficial.

Otras fuentes no descartan que la presión del Ministerio de Planificación se tome un descanso hasta que la condición financiera internacional le permita a otro comprador amigo del poder acercar una oferta de compra.

El embajador norteamericano le repite a cuanto micrófono se le pone por delante que AES merece un “trato justo como el que existe en mi país para con las empresas”.

Por último, AES no quiere un escándalo. Quieren seguir operando con tranquilidad sus cuatro usinas generadoras de electricidad en el país.