En el año 1911, San Juan era una ciudad fronteriza donde los adelantos y progresos prácticamente llegaban sólo desde Buenos Aires. En esa época, sólo algunos sectores contaban con energía eléctrica, pues se necesitaban grandes inversiones para conectarse a los generadores, dado que no existían instalaciones de distribución. Ugarte, Sabatié y Fernández, propietarios de los generadores que entonces existían, contaban con dos usinas, una en Zonda que generaba 225 kW y otra en Concepción con 160 kW.