Comienza tercera semana con muy poco gas para industrias
Ámbito Financiero
Ya hace ocho días que la ola de frío polar comenzó a ceder, pero aun con temperaturas típicamente invernales, hoy comienza la tercera semana en que el gas estará restringido para la industria en todo el país. En general, las grandes empresas sólo podrán usar el mínimo técnico para mantener los hornos encendidos, pero deberán utilizar combustible alternativo si buscan sostener el nivel de actividad.
Se habla de que la regla tiene excepciones, como el caso de una empresa que tenía comprometida una exportación para esta fecha, a la cual se le dio cierto volumen de gas, pero los nombres de las compañías y la cantidad del fluido se definirían en forma reservada en el comité de crisis que preside el subsecretario de Coordinación de Planificación, Roberto Baratta, mano derecha del ministro Julio De Vido.
La falta de información sobre este punto se acentúa por la difusión de menos datos por el ente regulador (Enargas) en su sitio de internet. A diferencia de otros inviernos, ya no se difunde la diferencia entre el gas que una distribuidora requiere y el que efectivamente recibe para distribuir entre los usuarios.
En términos generales, se sabe que está entrando al sistema de gasoductos un promedio de 124 millones de metros cúbicos diarios de gas. A veces se llega hasta más de 125 y otras, como el último viernes, el ingreso se reduce a 121 millones. De ese total, entre 90 y 95 millones se destinan para el consumo domiciliario, pequeños comercios y pymes que utilizan menos de 1.000 metros cúbicos diarios. (En el cuadro tarifario estos últimos tienen tarifa P: usos no domésticos no atendidos bajo contrato).
Restan entonces entre 30 y 34 millones de metros cúbicos, de los cuales entre 8 y 10 millones se destinan al GNC para vehículos, y 12 millones para centrales de generación eléctrica que no pueden usar combustible alternativo o que eventualmente no lo tienen. Teóricamente, queda un resto de 10 a 12 millones con los que se atiende el mínimo técnico de industrias y excepciones, mientras en épocas normales la demanda industrial ronda unos 47 millones de metros cúbicos por día.
De todas formas, la mayor parte de los llamados grandes usuarios tiene ya previsto que pasará semanas sin gas durante el invierno, y anticipa producción o almacena combustibles alternativos para pasar los días de frío. Este año, la diferencia es que las restricciones comenzaron antes, a fines de mayo, y terminarán después, a fines de setiembre, por el faltante de gas debido a la caída de la producción local.
De los datos que brinda el Enargas, surge que están faltando 5 millones de metros cúbicos de gas en el Gasoducto del Norte, por la caída de producción en los yacimientos de Salta, y otros 10 millones diarios en el gasoducto Centro-Oeste por la baja en la extracción de gas en Loma de la Lata. En el Neuba I., en tanto, la capacidad del ducto está completa porque se contabilizan los 8 millones de GNL importado que se regasifican en un buque anclado en el puerto de Bahía Blanca.
La otra gran diferencia de este invierno es la falta de garrafas para uso domiciliario en las zonas donde no hay gas natural por red. La situación sería consecuencia de un crecimiento muy importante de la demanda, debido a mayor poder adquisitivo de las capas de menores ingresos por la asignación universal por hijo y el crecimiento económico que, en el caso del campo, implica una situación mejor incluso que la de 2007.
Explosión
El Gobierno no supo prever el aumento de la demanda cuando la Secretaría de Energía dictó en marzo la Resolución 197 que fija la cantidad de GLP (gas licuado de petróleo) para garrafas y el precio oficial de éstas. A mediados de junio, el secretario Daniel Cameron siguió atribuyendo el problema sólo a maniobras especulativas, hasta que la situación explotó en la semana de más frío.
Fuentes confiables aseguran que recién en quince días estará regularizado el suministro de garrafas, por el efecto de haber suspendido o restringido las exportaciones recién a principios de este mes, y porque entre el 12 y el 21 de julio no hubo producción de butano con el que se hace el GLP. En esos días, el comité de crisis resolvió enviar el gas con todos sus componentes (sin separar las partes ricas: el propano y el butano) a la red de gasoductos para elevar su poder calórico y mantener la presión en los hogares que reciben el producto por cañerías. La merma de producción de GLP en esos días es lo que exige unas dos semanas para normalizar la oferta.
Los sustitutos de gas para la industria también escasean
La Nación
Hay problemas para conseguir GLP, a pesar de las fuertes inversiones que hicieron las empresas
La escasez de garrafas ya tiene su contracara industrial. El gas licuado de petróleo (GLP), el mismo combustible que compran envasado los hogares que no tienen gas de red, comenzó a ser motivo de preocupación para varias empresas que lo necesitan para producir.
En los últimos años, decenas de fábricas hicieron importantes inversiones para utilizar el GLP como combustible alternativo en invierno, cuando les cortan total o parcialmente el suministro de gas natural. Esa inversión les permitió seguir funcionando a pleno en las últimas semanas, cuando comenzaron las restricciones a los grandes consumidores.
Sin embargo, la necesidad de destinar la mayor cantidad posible de GLP a las garrafas hizo que las productoras recortaran la oferta de ese combustible a granel, que es el que se usa para la industria. Pese a los intentos de desmentida del Gobierno, en casi todo el país se registraron dificultades para conseguir garrafas (y, si se conseguían, costaban mucho más que el precio oficial). Anteayer, una marcha de piqueteros llevó su reclamo al centro porteño.
"Aunque lentamente, a medida que mejora la temperatura, se va restableciendo la presión a los caños de gas, hay empresas que todavía siguen complicadas porque, aunque hayan tomado precauciones, ahora falta el GLP", explicó el jefe del departamento de Infraestructura de la Unión Industrial Argentina (UIA),
Alberto Calsiano. "Sabemos que hay empresas que, si no les llega el GLP y tampoco se restablece el gas, podrían tener un problema de producción."
Calsiano destacó la "paradoja" que significa que este hecho afecte justamente a las empresas que en su momento tomaron precauciones y realizaron inversiones para no tener que parar durante el invierno. "Ford, por ejemplo, hace cuatro años, tomó precauciones e invirtió entre 1,5 y 2 millones de dólares [para operar con GLP] y ahora tiene dificultades para conseguir el suministro", dijo. La automotriz no respondió la consulta de LA NACION.
Similar es el caso de una importante industria alimenticia de la provincia de Buenos Aires. En 2008 montaron las instalaciones necesarias para poder utilizar el GLP y, a comienzos del invierno, contrataron con
YPF una cantidad de combustible que debía alcanzar para cubrir las posibles restricciones de gas. Pero el corte fue mayor a lo previsto. "Esta semana ya estamos terminando de consumir todo el cupo de GLP previsto para todo el invierno. Vamos a empezar a negociar un cupo mayor, pero sabemos que si hay, va a ser más caro", dijo un gerente de la firma. Si no consiguen GLP antes de que les restablezcan el servicio de gas, la planta que emplea a 600 personas deberá detener su producción.
Suba de precios
Aunque producir con GLP de por sí es más caro que con gas, la escasa oferta que hay hoy en el mercado lo tornó mucho más oneroso, hasta tal punto que algunos industriales hacen cuentas si no les conviene parar la planta antes que pagar los nuevos precios. Según explicaron en una automotriz de origen europeo, el GLP comprado antes de la crisis costaba 2200 pesos la tonelada, pero hoy en el mercado se vende a entre 5000 y 7000 pesos. En esa empresa, hace diez días que están funcionando con GLP. "Hoy es más difícil de conseguir y cada vez más caro", confirmó un gerente.
El sitio especializado
Tiempo Motor informó ayer que la escasez del combustible alternativo "obligaría a cortar las actividades en varias plantas" en un año en que la industria prevé producir 700.000 unidades, un récord histórico. Entre las automotrices que operan con GLP figuran -además de
Ford-
General Motors,
Volkswagen y
Mercedes-Benz.
Hay empresas que hace ya más de una semana no consiguen GLP.
Willmor, una productora de materia prima para fabricantes de alimentos balanceados, hizo inversiones para operar con GLP y firmó un contrato de provisión que ya consumió en su totalidad porque los cortes de gas fueron mayores a lo previsto. "Ahora no nos queda más que usar fueloil [menos eficiente que el GLP], que es mucho más caro y no se consigue mucho", explicó hace unos días
Claudio Montaña, el gerente de planta.
En la Argentina, hay unos cuatro millones de usuarios de gas en garrafas (propano y butano), contra 7,5 millones que reciben gas (metano) por red. Hace unos días, desde el Ministerio de Planificación ordenaron a las plantas separadoras de gas que volcaran todo el producto, incluidos el propano y el butano, a la red troncal de gas natural que va a los domicilios y a las industrias, lo que agravó la escasez de GLP. Ante la revelación del hecho el miércoles en LA NACION, se dio una parcial marcha atrás. Las principales productoras de GLP son
YPF, Compañía Mega, Esso, Refinería del Norte, Total Austral, Shell, Transportadora de Gas del Sur, Pan American Energy y Petrobras.