El 25% lo colocaría en forma directa entre empresas locales. Y otro 20% en la Bolsa. Esta semana asume Antonio Gomis, el nuevo director de YPF que piloteará la venta.
Repsol-YPF salió a confirmar que la apertura del capital de su filial local será más amplia de lo que se preveía originariamente y que en el mediano plazo el 45% de las acciones quedarán en manos de empresas e inversores argentinos.
Con la venta del paquete accionario en juego, Repsol —que actualmente está bajo el control de las empresas españolas Sacyr Vallehermoso y La Caixa— prevé seguir manteniendo el manejo de YPF con el 55%, al tiempo que busca embolsar entre US$ 5.500 y 6.000 millones para apuntalar las inversiones que tiene pautadas fuera de Latinoamérica.
La incorporación de nuevos socios en YPF fue ratificada ayer por la conducción de Repsol con un comunicado a las Bolsas de Madrid y Buenos Aires, en el que puntualizó que la transferencia se concretará por una doble vía.
Por un lado, con la venta directa de una participación de hasta el 25% a empresas y accionistas locales. Y por otro lado, con la colocación de una porción accionaria de otro 20% en el mercado bursátil de Buenos Aires.
En la "nota aclaratoria" remitida a las Bolsas, Repsol confirmó que "ambos procesos de venta están en fase de estudio y análisis", tal como había anticipado en mayo el CEO Miguel Martínez al presentar los resultados trimestrales de la compañía.
Repsol controla el 99,9% de YPF, mientras que el 0,1% está en manos del Estado argentino, que conserva el derecho de veto sobre decisiones estratégicas. YPF representa casi el 60% de la facturación anual de la empresa que bordea los US$ 7.000 millones. Pero por el lado de las ganancias, lo que aporta YPF se ubica en torno del 35%. En el primer trimestre de 2007, YPF obtuvo un beneficio de casi 400 millones de dólares.
Las negociaciones para la venta del 25% de YPF a accionistas locales están muy avanzadas y todos los indicios señalan que los candidatos con más chances de ingresar a la petrolera serían Jorge Brito (Banco Macro), Enrique Eskenazi (Grupo Petersen y Banco de Santa Cruz) y Eduardo Eurnekian, de Aeropuertos Argentina 2000
De acuerdo con los datos que se barajan en España, para los dueños de Repsol la filial argentina de YPF tendría una valuación cercana a los US$ 13.000 millones, con lo cual la doble operación de venta le reportaría entre US$ 5.500 y 6.000 millones.
Según las especulaciones de los diarios madrileños, el titular de Repsol, Antoni Brufau, utilizaría los ingresos de YPF para reforzar la presencia en EE.UU., Africa y Medio Oriente, donde tiene puesta la mira en la búsqueda de nuevos yacimientos.
Brufau estará esta semana en Buenos Aires para presidir la reunión mensual del directorio de YPF, en la cual se pondrá en marcha el desembarco del nuevo titular que fue designado la semana pasada. Enrique Locutura dejará la conducción a Antonio Gomis, quien será el encargado de gestionar la puesta en valor de los activos locales de cara al ingreso de los nuevos socios.
Los que tienen más chances
Eduardo Eurnekian
Accionista principal del consorcio Aeropuertos Argentina 2000, Eurnekian se inició como empresario textil y luego armó la empresa Cablevisión. La vendió en 1994, en US$ 750 millones, y se transformó en uno de los hombres más ricos del país. En AA2000, Eurnekian acumula canon impagos al Estado por $ 849 millones. Renegoció la concesión, que aún debe firmar Kirchner, donde se establece que el Estado tomará hasta 40% de AA2000 en vez de cobrar la deuda en efectivo.
Jorge Brito
Jorge Brito es desde hace cuatro años el principal referente de los bancos nacionales, al frente de ADEBA. Controla el banco Macro, que en 2001 había absorbido al Bansud y en los últimos años se quedó con el Suquía y sucursales del Scotiabank. Fue Brito quien acuñó la frase sobre la necesidad de "recrear la burguesía nacional". También tiene negocios inmobiliarios a través de la desarrolladora Vizora, donde es socia del grupo Farallon, que en 2005 compró ocho lotes en el Dique I de Puerto Madero.
Enrique Eskenazi
Enrique Eskenazi, quien ya pasó la barrera de los 80, es el más veterano de la tríada de candidatos por YPF. Dueño del Nuevo Banco de Santa Cruz y de San Juan, Eskenazi era ya un interlocutor habitual del entonces gobernador Kirchner. Tres días antes de que el santracruceño desembarcara en la Rosada, el 22 de mayo de 2003 Eskenazi ganó la licitación por el Nuevo Banco de Santa Fe. Dos años después, su grupo Petersen se quedó con el Banco de Entre Ríos (Bersa).
Eduardo Eskenazi, propietario del Banco Santa Cruz, trascendió como posible comprador
El grupo español Repsol se apresta a desprenderse del 45% de su filial argentina YPF. Así lo comunicó ayer por primera vez la petrolera, en una nota enviada a la Comisión Nacional de Valores de España. La operación estará dividida en dos partes: le venderá un 25% a un socio local, cuyo nombre es guardado en estos momentos con nervioso sigilo dentro de la compañía, y una apertura de otro 20% a la Bolsa de Buenos Aires.
Antonio Brufau, presidente de la empresa, viajó ayer a Buenos Aires para participar, en las próximas horas, de la habitual reunión de directorio. El porcentaje de venta se conoció después de que el grupo aplicó, la semana pasada, una sugestiva reestructuración en su organigrama. Después de esa modificación, YPF quedó separada de Brasil y de Bolivia.
La identidad del nuevo socio local, que deberá desembolsar unos 3000 millones de dólares, era anoche el secreto más requerido por los operadores del mercado. Por la noche, un nombre se oía como el más probable: Eduardo Eskenazi, dueño del grupo Petersen, que controla los bancos Santa Cruz, San Juan y Santa Fe, y la constructora Petersen, muy activa en la Patagonia en los últimos años. El banco sureño administra, además, los ya famosos 600 millones de dólares que la provincia de Néstor Kirchner llevó al exterior.
En el grupo Petersen no contestaron las llamadas de LA NACION. Se había especulado también, en el transcurso del día, con otros dos empresarios, Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000) y Jorge Brito (Banco Macro). "Brito no es", aclararon muy cerca del banquero. Voceros de Aeropuertos se excusaron: "No tenemos información oficial para dar".
El Gobierno, al tanto
Hace pocos días, al menos dos ejecutivos de sectores desregulados se enteraron, durante una reunión privada, de que el ministro de Planificación, Julio De Vido, estaba ya al tanto del nuevo socio desde hacía tiempo. Dadas las características de la industria en cuestión, el comprador deberá contar, al menos, con respaldo oficial.
¿Por qué un grupo internacional como Repsol YPF querría abandonar algo que, en cambio, sí sería atractivo para un argentino? Esa era la pregunta que se hacían anoche varios petroleros.
La inquietud ha trascendido las fronteras. Hace diez días, en San Diego, California, en un seminario de energía repleto de ejecutivos de todo el mundo, el norteamericano Daniel Kastholm, managing director de la calificadora de riesgo Fitch Ratings, hablaba específicamente de la Argentina y nombraba, ante un auditorio con escasa concurrencia nacional, a Marcelo Mindlin y a Carlos Miguens como ejemplos de empresarios que han comprado, en los últimos tiempos, activos abandonados por poderosos grupos internacionales.
Kastholm se preguntaba qué los motivaba a largarse a un mercado con tarifas muy inferiores a las del resto del mundo. "Evidentemente, ellos tienen información que nosotros no tenemos", concluyó.
Ayer por la tarde, un hombre del mercado financiero que ha estado en varias operaciones del sector petrolero hacía este razonamiento: "Se trata de un negocio financiero de alto riesgo en una empresa de un mercado supuestamente desregulado, pero regulado en los hechos. No advierto quién puede estar interesado en poner tanto dinero en YPF, salvo que tuviera capacidad para influir en alguna decisión del marco regulatorio".
El 45% que se resolvió vender es superior al porcentaje que había trascendido meses atrás. Y revivió un pensamiento instalado en la industria: los accionistas de Repsol quieren reducir su participación en la Argentina sencillamente porque no la juzgan atractiva. Bajar el riesgo argentino, dicen los petroleros. Altas retenciones que dejan aquí en la mitad el precio del barril, combustibles hasta 50% por debajo del valor de otros países de la región por presión del Gobierno y escasa seguridad jurídica son tres condiciones que vuelven siempre sobre lo mismo: la Argentina no es Irak, y cada molécula de petróleo o gas es aquí, además de poco rentable, difícil y cara de extraer.
Desde Canadá, Roger Tissot, director regional para América latina de la consultora PFC Energy, dijo a LA NACION que "la decisión de Repsol confirma el deseo de reducir su presencia en el país y diversificar un poco su portafolio. Ellos fueron penalizados por exceso de presencia en América latina y, sobre todo, en la Argentina. El mercado no ha valorado tan bien como debía sus resultados por culpa de la Argentina". En la petrolera negaron esa afirmación: "Repsol YPF no se va del país: va a compartir criterios con un socio local. No vamos a perder el control. Esto va a hacer crecer aún más la actividad".