ANCHORAGE, Alaska (Reuters) - El oleoducto Trans-Alaska, controlado en parte por BP, fue cerrado el martes tras un derrame de miles de barriles de crudo en tanques de almacenamiento, reduciendo el suministro de la principal vía entre las refinerías y los campos petroleros de Alaska.
El accidente se produce en un momento difícil para BP -que controla un 47 por ciento del operador del oleoducto- mientras la petrolera lucha por tapar un derrame de petróleo en el Golfo de México.
El cierre se da después de una serie de errores que resultaron de una prueba programada de un sistema de control de incendios en la Estación de Bombeo 9, a unos 161 kilómetros al sur de Fairbanks, dijo Alyeska Pipeline Service Co, operador del sistema.
El corte de electricidad desencadenó la apertura de las válvulas de alivio, lo que llevó a que una cantidad de crudo no especificada se desbordara del tanque de almacenamiento hacia un segundo contenedor. No hubo heridos, pero se evacuó a las cerca de 40 personas que trabajaban en el lugar, dijo la portavoz Michele Egan. L
Los productores de crudo de la ladera norte redujeron su flujo a un 16 por ciento de la tasa normal, indicó Egan. Hay suficiente capacidad de almacenamiento para permitir que la línea permanezca cerrada por 48 horas mientras los productores mantengan la tasa de un 16 por ciento, explicó la portavoz. No está claro cuanto durará el corte.
"Vamos a emplear todo el tiempo necesario para comprobar que el sitio es seguro antes de que volvamos a operar", indicó Egan. Los problemas de suministro en el oleducto podrían afectar potencialmente los envíos a través de tanqueros a las refinería. El volumen de crudo derramado es desconocido. "Hemos estimado que el derrame (equivale) a varios miles de barriles", declaró Egan.
Todo el petróleo se encuentra dentro de la contención secundaria, que tiene una capacidad para retener unos 104.500 barriles, y la cantidad derramada "ni siquiera se acerca" a la capacidad del área de contención, agregó. Alyeska es un consorcio propiedad de cinco compañías petroleras.
Los principales dueños son BP, ConocoPhillips y Exxon Mobil. Unocal y Koch tienen una participación minoritaria. El oleoducto Trans-Alaska, que se extiende desde Prudhoe Bay hasta el puerto de cargueros de Valdez, normalmente traslada cerca de 667.000 barriles de crudo al día. (Reporte de Bill Rigby; Editado en español por Ricardo Figueroa)
British Petroleum (BP) inició ayer una compleja operación para tratar de sellar el pozo petrolero que está causando un desastre en el Golfo de México desde hace más de un mes, aunque tanto la empresa como la Casa Blanca aclararon que no hay garantías de éxito. La compañía había reconocido poco antes que pudo ser un "error fundamental" haber ignorado señales de alerta que precedieron la explosión de la plataforma petrolera que originó el gigantesco derrame de crudo.
El director general de BP, Tony Hayward, admitió ayer que habían ocurrido "siete fallos" antes del estallido de la plataforma Deepwater Horizon el 20 de abril, donde murieron 11 operarios, sin precisar si se trataba de errores humanos o problemas técnicos.
Los técnicos de BP iniciaron el operativo conocido como "top kill", que prevé el bombeo de fluidos pesados sobre el pozo desde el que brotan miles de barriles de crudo.
Este desesperado nuevo intento de cerrar la fuga arrancó después del mediodía, luego de que la Guardia Costera estadounidense diera luz verde a las tareas y poco antes de que el presidente Barack Obama afirmara que ni él ni su gobierno descansarían "hasta que ese pozo esté cerrado, el medioambiente esté recuperado y la limpieza se haya completado".
La intervención, que según BP debería durar dos días, consiste en inyectar a muy alta presión, desde un barco en la superficie del océano, una solución de agua, materias sólidas y barita -un mineral- en dos circuitos que conducen a la válvula de seguridad del pozo de donde se escapa el crudo y el gas. Luego se planea inyectar cemento para sellar el pozo. La compañía señaló que podría necesitar varios días para saber si la operación está funcionando.
"Este procedimiento nunca se ha realizado a 1.500 metros de profundidad y no se puede asegurar su éxito", informó. Según Kent Wells, uno de los vicepresidentes de BP, la operación tiene "entre 60 y 70%" de chances de ser exitosa.
Sin embargo, la presión necesaria para detener el escape es tan fuerte que el yacimiento o la válvula anti explosión podrían resultar dañados, afirmó Eric Smith, del Tulane Energy Institute. Esto produciría el efecto contrario de lo que se procura hacer, o sea una fuga aún más importante, agregó.
Obama también afirmó en un discurso en California que "no hay garantías" de que la operación funcione. El presidente irá mañana a Lousiana, el estado más afectado por el derrame, y hoy abordará en una rueda de prensa los resultados de un informe encargado al Departamento del Interior tras la explosión en la plataforma de BP.
Se espera que Obama anuncie reglas más duras y mayor supervisión de las operaciones de exploración petrolera en alta mar.
El pozo que intentará cerrar BP escupe, según los datos oficiales, unos 800.000 litros diarios de crudo al mar -más de 5.000 barriles-, aunque científicos independientes calculan que la cifra puede ser hasta diez veces mayor.
Desde el mes pasado, BP realizó varios intentos para contener la fuga, entre ellos la colocación de una caja de cerca de 100 toneladas que se suponía debía transportar el crudo mediante un tubo a un barco en la superficie, pero que no funcionó al atascarse por la formación de gas cristalizado. Este mes logró insertar un tubo en la principal fuga de petróleo por el que dice haber estado recogiendo algo más de la mitad del crudo que contamina las aguas del Golfo.
BP lanzó también una campaña sin precedentes de rociado de químicos dispersantes para fraccionar el petróleo en pequeñas partículas que se supone consumen después los microorganismos marinos y que impide que el petróleo flote a la superficie. La práctica es cuestionada por científicos que alertan de las potenciales repercusiones negativas sobre la vida marina.
El nuevo intento para poner fin al que ya es el peor desastre ecológico de la historia de EE.UU. arranca tras la publicación de un informe de dos legisladores demócratas en el que BP reconoce que ignoró señales de alerta antes de la explosión.
Haciendo referencia a una investigación interna de la compañía, los representantes Henry Waxman y Bart Stupak indicaron que antes de la explosión, la plataforma recibió tres indicadores de problemas. "Uno fue 51 minutos antes de la explosión cuando empezó a salir más flujo del pozo del que era bombeado", señalaron los dos titulares de la comisión de energía y comercio de la Cámara Baja.
Otro indicador sonó 41 minutos antes del estallido, cuando el petróleo seguía fluyendo, lo que hizo aumentar la presión inesperadamente. Luego "se observaron presiones anormales y retorno de lodo y la bomba se cerró abruptamente", agregó el documento.
El informe señala que pese a las señales de problemas tras la prueba de presión se decidió proceder con los trabajos. Dos horas más tarde explotó la plataforma.
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El derrame de crudo complica el futuro de British Petroleum en Estados Unidos
El Cronista
El CronistaA British Petroleum se la consideraba una petrolera relativamente ilustrada en Washington antes de la explosión en la plataforma Deepwater Horizon que mató a 11 personas y dejó un reguero de miles de barriles de petróleo diarios en el Golfo de México. Para usar las palabras de un ex miembro de un grupo de lobby petrolero, la compañía –que gastó millones de dólares en Estados Unidos tratando de venderse con el logo “Beyond Petroleum” (más allá del petróleo) y tenía fuertes lazos con los principales grupos ambientalistas– “se despertó una mañana y de repente era ExxonMobil”.
A BP, esta crisis le ha enseñado una dolorosa lección: aunque en los últimos años invirtió millones de dólares haciendo lobby en el Congreso de EE.UU., las acusaciones de los políticos, que dijeron que la empresa había bajado los estándares para recortar costos en las semanas previas a la tragedia, sumadas al fracaso de sus intentos por detener o disminuir de manera significativa el derrame, la han dejado prácticamente sola en el Capitolio.
Como descubrió Toyota en su reciente crisis en EE.UU., cuando tuvo que retirar del mercado automóviles con defectos, los legisladores no apoyan a una empresa si se la considera indigna de confianza. Los esfuerzos de Tony Hayward, CEO de BP, por tranquilizar a los accionistas, incluyendo sus comentarios en el sentido de que el impacto ambiental sería “muy modesto”, sólo sirvieron para irritar aún más a los políticos estadounidenses que, como están a su vez bajo fuego, dicen que el accidente representa un ataque directo a los recursos que permiten a millones de norteamericanos que habitan en la costa del Golfo ganarse la vida.
Además, BP también debe encarar una relación cada vez más llena de disputas con la administración Obama, que también ha sido muy criticada por su manejo del derrame.
La mayor parte de los expertos en gestión de crisis de Washington predicen que a medida que la situación política se vuelva más difícil, la postura de la Casa Blanca hacia el grupo petrolero también se endurecerá.
David Axelrod, el principal asesor político del presidente Barack Obama, señaló esta semana que el público estadounidense debería sentirse reconfortado por la noción de que el futuro de BP depende de su éxito en lidiar con este desastre. “La propia compañía está en juego. Y ellos lo saben”, dijo Axelrod.
Obama, que se mostró muy decidido en la primera semana después del derrame, cuando declaró que BP sería considerada responsable, ahora se ve débil ante una catástrofe ambiental que parece insuperable. Lejos de ejecutar un final tipo Hollywood en el que los militares estadounidenses salvan el día, el gobierno admitió que no tiene la capacidad técnica para obturar la pérdida.
La senadora demócrata Mary Landrieu, de Louisiana, que es una defensora de la industria petrolera que en las primeras semanas tras el accidente rápidamente señaló que la perforación offshore es segura, cambió el guión. “Si usted ganó u$s 50.000 el año pasado y este año no puede trabajar, BP le hará un cheque por u$s 50.000. Si su empresa ganó un millón de dólares el año pasado y este año no puede hacerlo, BP hará que su negocio se recupere”, expresó la senadora el lunes pasado.
Un ex funcionario de la época de Clinton sostiene que las dificultades de BP se deben a que durante mucho tiempo descuidó sus relaciones con Washington y siguió manejando todo desde Londres. La empresa –que hoy lanzó una operación para tratar de cerrar la brecha con fluido pesado– rechaza estas sugerencias. “Si se analiza la operación de BP en EE.UU. a través del tiempo, se ve que hemos tenido fuertes relaciones con Washington”, aseguró Andrew Gowers, vocero de la petrolera británica.