Hubo cacerolazos de protesta en varios barrios de la Capital
Clarín
Cacerolas y bocinazos sirvieron anoche a los vecinos de Palermo, Barracas, Belgrano, Caballito, Colegiales y frente a la residencia de Olivos para expresar su bronca por las restricciones a la compra de dólares impuestas por el Gobierno Nacional, el impuestazo decretado por el gobernador Daniel Scioli en la provincia, la corrupción y la falta de respuestas ante los hechos de inseguridad. Así, lo que comenzó como una convocatoria para las 20.30 vía mails, Facebook y mensajes de texto, terminó con manifestaciones en Plaza de Mayo y cortes de calle en la esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe, donde unos 300 vecinos expresaron su “inconformismo contra todo el Gobierno” al grito de “Se va a acabar, se va a acabar la dictadura de los K”. Las desafiantes palabras del senador Aníbal Fernández (ver página 8) sin duda ayudaron a aumentar la convocatoria.
La mayor concentración se dio después de las 22 en Plaza de Mayo, donde unas 500 personas cantaron el Himno Nacional y repitieron las consignas que durante la tarde habían circulado por las redes sociales contra el cepo al dólar y la corrupción, además de cantos como “Boudou, ladrón, queremos su pensión”, en alusión al vicepresidente de la Nación. En la Plaza, los jóvenes que agitaban banderas se mezclaron con grupos de ruralistas del interior bonaerense que venían organizando la manifestación por el impuestazo bonaerense.
Las primeras cacerolas se escucharon en los balcones de edificios del barrio de Belgrano donde se sumaron bocinazos y algunos gritos de reclamo al Gobierno. Después de las nueve de la noche los cacerolazos se contagiaron a otras zonas de la Ciudad, donde se escucharon bocinas y el canto de otras épocas: “Que se vallan todos, que no quede ni uno solo”.
El cacerolazo surgió como forma de protesta durante la crisis de 2001 donde miles de vecinos reclamarían por la liberación de sus ahorros atrapados por los bancos, el final de la corrupción y la renovación de la clase política. La última manifestación de este tipo contra la presidencia de Cristina Kirchner se vivió a principios de 2008 durante el conflicto del campo por el incremento de las retenciones móviles.
Anoche, desde la ventana de su casa del barrio de Barracas Inés Prada mantenía el vivo recuerdo de esas jornadas de 2001. “Esto es un desastre, con qué derecho la señora presidenta, que vive en la Argentina, cobra en su hotel del sur en dólares ¿Por qué?”. Igual que ella, otros tantos golpeaban su cacerola en Barrio Norte.
Como si acabaran de salir del Alto Palermo, hombres, mujeres y jóvenes se reunieron en la esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe desde dónde partieron hacia plaza de Mayo minutos antes de las 23, tras mantener cortada ambas calles durante poco más de una hora. “Me tiene arta los Kirchner, ni siquiera puedo programar mis vacaciones tranquila porque no se si voy a poder comprar dólares”, se quejó Leticia, de Barrio Norte, mientas golpeaba un cucharón contra un rallador. Cerca, Pablo, bandera y bombo al hombro, avisaba: “Acá estamos, los jóvenes no son solamente La Cámpora”.
También en Santa Fe algunos grupos llevaron sus cacerolas hasta el Monumento a la Bandera.
Cacerolazo y protestas en barrios de la Capital
La Nación
En la noche de ayer, las cacerolas volvieron a sonar con fuerza en distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires, con reclamos contra el gobierno nacional.
La convocatoria, explicitada a través de las redes sociales, había circulado durante la semana con consignas relacionadas con la limitación para comprar dólares. Al final, las manifestaciones de protesta también se mezclaron con otras consignas: las quejas por la inseguridad y los casos de corrupción.
Hubo protestas en esquinas de la zona centro y norte de la ciudad.Algunos grupos poco numerosos, incluso, llegaron a la Plaza de Mayo pasadas las 22.
Palermo fue uno de los centros. Unos 1000 manifestantes, en su mayoría jóvenes, se congregaron en Santa Fe y Coronel Díaz, cortaron las dos manos de la avenida e hicieron oír su enojo. "El que no salta es un K" y "si esto no es el pueblo, el pueblo dónde está", eran las canciones más repetidas. A prudente distancia, la policía mantuvo cortados los accesos al centro de la manifestación. Horacio, de 63 años, protestaba: "Ya me robaron tres sueldos este año por el impuesto a las ganancias; no la quiero más a ella ni a todos sus chorros".
Entre las 21 y las 21.15 las cacerolas sonaron también cerca de Plaza Italia. Sobre la avenida Santa Fe y Thames el ruido bajaba desde los balcones de los edificios y llegaba hasta las veredas, donde los peatones apuraban el paso para regresar a sus hogares.
También en Cabildo y Juramento, en Belgrano, la protesta fue numerosa. Algo más de 100 personas cortaron Juramento hacia el Oeste y tenían custodia policial. También allí había bronca contra el Gobierno. Francisco Maschio, ganadero, decía: "El descontento crece día a día, me están pegando por todos lados. Pero también vengo por la corrupción y cómo nos coartan la libertad".
"Estamos en contra del saqueo, del corralito, de que nos mientan cada día más. ¿Por qué no van en contra de Amado Boudou?", se preguntó Nelly Ferreyra, empleada de comercio. Sonaban bandejas, moldes y cacerolas de metal con cucharas y espátulas. A lo largo de la avenida del Libertador se escuchaban las cacerolas desde los balcones y poca gente en la calle.
Otro numerosa concentración se dio en la esquina de Callao y Santa Fe, en Recoleta. Unas 400 personas se dieron cita allí luego de concentrarse en distintas esquinas. Otros acompañaron desde el balcón. Una pancarta roja de los manifestantes decía: "Cristina, devuelvan el país". Al lado de banderas argentinas, una madre sostenía una pancarta con la imagen de su hijo Braian, víctima de un hecho de inseguridad. Cerca de las 22 comenzaron a desconcentrarse. Diez jóvenes de Nuevo Encuentro, el partido del diputado kirchnerista Martín Sabbatella, llegaron con banderas a Callao y Arenales. "¡Che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar!", cantaban. "¡Libertad, libertad!", les contestaron. No pasó a mayores.
En Rivadavia y Medrano, en Almagro, también protestaron. "Estamos indignados. Nos quitaron hasta la dignidad", dijo Patricia, que no quiso dar su apellido.
En Acoyte y Rivadavia, unas 30 personas golpeaban las 22 cacerolas y moldes de torta. Dos patrulleros los custodiaban. "Nos quedamos sin justicia y sin seguridad. Todo por culpa de la corrupción", dijo Cecilia. En Flores, otro grupo se sumó a la manifestación. "Basta, basta, todos llegan al Gobierno y no paran de robar y a nosotros, además, nos roban los ladrones", afirmó indignada Soledad, una vecina de la zona que no paraba de golpear una vieja sartén.