El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, coincidieron en que se debe frenar la caída de reservas. También sobre cómo bajar la inflación: con más controles.
El Gobierno comenzó a marcar el rumbo de la política económica para los próximos dos años. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, coincidieron en la necesidad de combatir la caída de las reservas a partir de evitar que se vayan dólares en productos o servicios que no serían imprescindibles para el funcionamiento de la economía. Sobre la inflación, el titular del Palacio de Hacienda dijo que combatirán los aumentos con acuerdos de precios y apuntarán a que las firmas incrementen la productividad.
Habían pasado menos de 24 horas desde que habían asumido en sus nuevos puestos, y Capitanich y Kicillof ya habían planteado su visión sobre los principales problemas macroeconómicos que hoy presenta la economía argentina:cuestión cambiaria y caída de reservas; inflación y subsidios. Horas después, los dos fueron a Olivos y se reunieron con la Presidenta.
El jefe de Gabinete y el ministro coincidieron en que el Gobierno debe priorizar los dólares para financiar las importaciones de máquinas e insumos, en lugar de que las divisas se filtren por el turismo o por importaciones de bienes de lujo. “Es mucho más importante para los argentinos tener un insumo esencial para el desarrollo de la cadena productiva de carácter industrial, que promueva la exportación y el empleo, que comprar un auto lujoso ”, opinó Capitanich. También coincidieron en la necesidad de incrementar la oferta de dólares y ratificaron que continuarán con el actual esquema de flotación administrada del tipo de cambio. Sin embargo, Kicillof realizó una aclaración al mencionar que las reservas sufrieron “alguna baja”, pero se mantienen en niveles altos en términos históricos.
Las compañías del sector automotriz estiman que el Gobierno implementaría un incremento en la alícuota para las ventas de autos de lujo, que superen determinado monto. Hasta ayer a la noche en la AFIP no tenían información sobre una modificación en este sentido y cerca de Kicillof dijeron que las medidas están en estudio, pero que todavía no está definido cómo la implementarán.
La administración del comercio será un tema clave en este mismo sentido. El economista que reemplazará a Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio Interior, Augusto Costa, ya comenzó a preparar su desembarco en el edificio de Diagonal Sur y ayer se contactó con las autoridades de la AFIP para interiorizarse en el funcionamiento de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones (DJAI). También participó, junto a Kicillof, de una reunión en la Secretaría con Guillermo Moreno para trabajar en la transición.
El tándem Capitanich-Kicillof también coincidió en el diagnóstico sobre la inflación. Si bien el ministro habló de “variación de precios”, el funcionario aseguró que para contrarrestar los aumentos es necesario aplicar acuerdos de precios e implementar políticas que apunten a incrementar la productividad de las firmas. “Creemos que ahí debe actuar la capacidad regulatoria del Estado para que haya estímulos para producir más y mejor, y que el productor tenga la compensación necesaria pero que el consumidor pague un precio justo”, añadió en el mismo sentido el jefe de Gabinete. Esta frase no pasó desapercibida para los economistas que argumentan que la inflación debería combatirse con medidas fiscales y monetarias.
El Gobierno destinará este año unos $90 mil millones en concepto de subsidios energéticos, según las estimaciones de Miguel Bein, y estas transferencias son las mayores responsables del rojo en las cuentas públicas. Kicillof habló de las “fuertes inequidades” y enfatizó que “en algunas regiones del país dónde no hay gas de red y el precio de las garrafas es más alto que pagan quienes reciben el servicio por red”. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dijo “no tenemos pensado ningún aumento en transporte”. Kicillof confirmará hoy su equipo económico: Adrián Cosentino (Finanzas), Beatriz Paglieri (Comercio Exterior), Costa (Comercio Interior) y Emmanuel Álvarez Agis (Política Económica). Todavía falta confirmar quién ocupará la Secretaría Legal y Técnica.
Ante su precaria condición de salud, Cristina Kirchner colocó a Jorge Capitanich ante la oportunidad histórica de exprimir por primera vez a fondo las amplias atribuciones que el artículo 100° de la Constitución de 1994 delegó en el Jefe de Gabinete y que ningún Presidente permitió hasta ahora que se efectivizaran a pleno.
La primera de esas responsabilidades constitucionales es “ejercer la administración general del país”. Capitanich dio muestra de abocarse a eso desde el minuto cero.
Su primer objetivo es hacer una presentación pública antes de fin de año de 200 metas de gobierno con tramos intermedios “para que la sociedad pueda monitorear los avances y exigir su cumplimiento”, describió a Clarín uno de sus hombre de confianza.
Ayer mismo pasaron por su despacho Juan Manzur (Salud), Arturo Puricelli (Seguridad), Axel Kicillof (Economía), Carlos Tomada (Trabajo) y Juan Carlos Fábrega (Banco Central). En los próximos días completará la ronda con el resto de los ministros. Cada uno será responsable de elevar en pocos días una decena de metas de su área para alcanzar el total de doscientas.
En simultáneo, Capitanich va completando los casilleros del organigrama de la Jefatura de Gabinete que tendrá una clara impronta económica. Como secretario de Gabinete -al que se conoce como viceministro- eligió a un viejo conocido suyo, Carlos Sánchez, hasta hoy director general de recursos de la seguridad social de la AFIP.
El diputado provincial chaqueño del Frente Grande Fabricio Bolatti se hará cargo de la Secretaría de Evaluación Presupuestaria. De profesión contador, Bolatti es el referente en su provincia de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) que conduce Luis D’Elía a nivel nacional.
Roberto Acosta, subsecretario de Abordaje Territorial del Chaco, será otro de los que se mudará para asesorar al nuevo jefe de gabinete en el área de Desarrollo Social.
Verónica Lara, que trabajó en el área de prensa del Ministerio de Economía con Amado Boudou y Hernán Lorenzino, dejará la consultora Llorente & Cuenca para convertirse en vocera de la Jefatura de Gabinete.
Por su parte, Capitanich comenzó a fungir a primera hora de ayer como el vocero cotidiano del que carecía el Gobierno. Diez minutos después de las ocho de la mañana irrumpió en la sala de periodistas para responder preguntas de la prensa acreditada en la Casa Rosada, una práctica que piensa repetir de lunes a viernes, tal como anticipó este diario.
A todo ese despliegue, le sumó un encuentro con los legisladores oficialistas Julián Domínguez, Juliana Di Tullio y Miguel Ángel Pichetto (Ver “El jefe de gabinete...) y otros con el gobernador misionero Maurice Closs y el chubutense Martín Buzzi (Ver “En la casa Rosada...”) , de los que dio cuenta de inmediato en su cuenta de Twitter, abriendo otro candado al cepo informativo que rige sobre la agenda de la mayoría de los funcionarios.
El diálogo con los gobernadores es otro de los frentes que deberá atender.
Las provincias están urgidas de soluciones para las economías regionales y reclaman una prórroga del plan de desendeudamiento con la Nación para que la carga del año próximo no se vuelva intolerable.
Para cerrar el día, Capitanich se corrió hasta la Quinta de Olivos para rendir cuenta de la actuado y repasar la agenda con la Presidenta, un esquema se convertirá en rutina al menos durante los próximos meses, mientras Cristina deba moderar sus traslados y el ritmo de actividades siguiendo las recomendaciones médicas.
Hoy le toca el turno a empresarios y sindicalistas. También ellos escucharán de boca de Capitanich promesas de un nuevo tiempo.
El Gobierno estudia hacer un ajuste en la economía para tratar de frenar el drenaje de divisas y contener la caída de reservas. Entre sus íntimos, Axel Kicillof admitió su preocupación por el frente externo, y Jorge Capitanich conoce el atraso cambiario por los padecimientos del interior. Fuentes de la Casa Rosada confirmaron que Capitanich, Juan Fábrega y Kicillof trabajan en una serie de medidas que incluyen cuatro alternativas para hacer un ajuste cambiario: Una alternativa es undesdoblamiento acotado para turismo y artículos suntuosos.
Otra opción en estudio es una devaluación fiscal al estilo de los planes de competitividad de Domingo Cavallo.
La tercera, sería acelerar las mini devaluaciones diarias.
La cuarta posibilidad, directamente apunta a producir un inicial salto cambiario del 10 al 15%.
Además, se estudian estas medidas: Elevar gradualmente la tasa de interés.
Eliminar subsidios y aumentar las tarifas de gas, electricidad y transporte para sectores medios y altos.
Tratar de normalizar el INDEC. Ahora Guillermo Moreno está nombrando “personal de planta” a sus más incondicionalesseguidores.
Avanzar en acciones internacionales para permitir volver al endeudamiento y así fortalecer las reservas.
Alcanzar un acuerdo secreto con el FMI para que reanude sus auditorías a la Argentina (ellas habían sido bloqueadas por Néstor Kirchner).
Las fórmulas que se utilizarán para dar curso a estas posibles medidas generan debate interno y tienen que superar el filtro político de la Presidenta y el pánico que genera que la realidad esté cada vez más lejos del “relato” cristinista. Para disfrazar el ajuste y complacer a Cristina, Kicillof ensaya nuevas frases y cambios en el “relato”: habla de “endeudamiento heterodoxo” y de “discriminar las tarifas”.
Lo hace porque Cristina ya le paralizó su idea central de desdoblar el mercado cambiario.
Ahora tendría que avalar la forma y magnitud del ajuste económico.
Capitanich transmitió a banqueros que, desde la Jefatura de Gabinete, impulsa ajustes para encarrilar la economía. El “primer ministro” admite que se juega una candidatura presidencial y sabe que cuanto antes se haga el ajuste mejor llegaría al 2015.
Pero la óptica ya generó las primeras diferencias con Kicillof, que ayer se reflejó en una insólita competencia por la figuración mediática.
Kicillof se siente fortalecido y no quiere que la dupla Capitanich-Fábrega lo opaque. Esta semana se reunieron economistas de primera línea y ahí Javier Alvaredo se sinceró: “ Por suerte, Coqui y Fábrega le dan racionalidad al Gobierno ”. Fábrega está cerca de Capitanich. Ya apartó a todos los colaboradores de Marcó del Pont y nombró a Juan Carlos Isi –un histórico– como gerente general del BCRA.
Kicillof igual quiere ubicar a directores en el BCRA y disputar allí el poder y las decisiones monetarias.
Pero el ministro tiene una tarea ciclópea: controlar la inflación. Ubicó en la Secretaría de Comercio a un íntimo.
Augusto Costa llega a ese cargo clave con un pésimo antecedente: tuvo serios traspiés políticos en su gestión como secretario en Cancillería. Hace tres semanas sufrió el desplante del canciller de Brasil en una discusión del Mercosur y en China no logró el financiamiento para las obras hidroeléctricas de Santa Cruz.
Guillermo Moreno acusó de “traidor” a Kicillof y pronunció palabras soeces para descalificarlo: “ Yo soy peronista. El es marxista. Pero lo que no sabía es que es un traidor hijo de ...” La bronca obedece a que ambos habían hecho un pacto político de supervivencia. Por ese acuerdo, Moreno promocionaba a Kicillof y el economista le garantizaba a Moreno seguir en el cargo. Moreno recibía a los empresarios junto a Kicillof, para exigirles que suscriban bonos Baade. En esas reuniones repetía: “Axel va a ser ministro de Economía, después de octubre. Está acá, conmigo, porque comparte mi pedido para que suscriban Baade.” La información circuló después de que tres testigos la transmitieron en una reunión de banqueros de ADEBA: Saúl Zang (Hipotecario), Ernesto Medina (Macro) y Luis Ribaya (Galicia).
Por eso Moreno no esperaba el final que tuvo y creía que Kicillof lo iba a defender frente a Cristina.
Su “acuerdo” con Kicillof fue la última pieza de su “colección de fracasos”. En verdad, fue Capitanich quien jugó un rol fundamental en las últimas horas: puso como condición para asumir que Moreno fuera echado del Gobierno.
La Presidenta decidió prescindir de Moreno y Marcó del Pont, ambos responsables de la desastrosa política cambiaria y del cepo. Tambiéntiene en observación a Ricardo Echegaray.
Pero la salida de Moreno tiene una trama secreta: gobernadores e intendentes del conurbano lo acusaron de la derrota electoral y pidieron su cabeza después de las internas. Daniel Scioli, José Gioja antes del accidente y Capitanich coincidieron en que la inflación les quitó votos y que el responsable era Moreno. Igual ofensiva lanzaron los intendentes y fue el líder de La Matanza, Fernando Espinoza, quien se lo planteó a Cristina. A mediados de septiembre, en la Quinta de Olivos, la Presidenta los sorprendió: “Moreno no va a seguir. Pero estoy buscando la forma y el momento de la salida.” Y agregó: “No quiero darle a Clarín la victoria y entregarle en bandeja esa cabeza.” Guillermo Moreno le hizo un daño enorme a la economía argentina. Pero los gobernadores e intendentes tienen presente un detalle político clave: Moreno no actuó nunca solo y siempre tuvo el aval y consentimiento de Cristina Kirchner.
El Gobierno intenta retomar, ahora con nuevos funcionarios, las reuniones con empresarios, banqueros y sindicalistas queCristina de Kirchner había comenzado a organizar para discutir distintos temas de la economía bajo el título de "mesa de diálogo". El encuentro que se realiza hoy será muy distinto del último que encabezó la propia presidente en Río Gallegos, en agosto. Esta vez será en Buenos Aires y estará a cargo el nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acompañado por Axel Kicillof, ahora como ministro de Economía. Pero, además, la reunión estará partida: los funcionarios se encontrarán primero con los sindicalistas a la mañana y con empresarios a la tarde.
Los encuentros relativos a esta mesa de diálogo comenzarán a las 10 de la mañana, cuando Capitanich recibirá a los referentes de la CGT de Antonio Caló y de la CTA de Hugo Yaskyen la Casa Rosada. A las 15 cambiarán los asistentes. Llegarán los principales referentes de las cámaras empresarias más importantes, como la Unión Industrial Argentina, la Cámara de la Construcción, la Cámara de Comercio y los representantes de los bancos de ABA y ADEBA. También fueron convocados los titulares de la Confederación General Empresaria y de CAME, entidades que solían trabajar muy cerca del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, todavía en funciones, pero cuya presencia en esta reunión no estaba asegurada hasta anoche.
Gustavo Weiss, titular de la Camarco, aseguró a este diario que fue convocado con una agenda abierta y que creía que se iba a tratar de esas reuniones multitudinarias a la que asistían junto con el sector sindical. Lo mismo suponían otros empresarios al ser convocados y por referencia de algunos funcionarios con los que habían conversado sobre el armado de este encuentro durante la jura de los nuevos ministros. Entre ellos, el líder de la Cámara de Comercio, Carlos de la Vega, según explicó a Ámbito Financiero ayer.
Entre los hombres de negocios no hay grandes expectativas sobre posibles anuncios en la reunión de hoy. En cambio, creen que es un primer paso para definir la necesidad de promover estas reuniones con cierta periodicidad. Kicillof solía ir a encuentros con empresarios (como aquel de Río Gallegos en el Hotel Patagonia, en el que se anticipó, entre otros temas, la suba del mínimo no imponible de Ganancias), pero en su antigua función. Ahora, los empresarios pretenden escuchar de su propia boca definiciones específicas en temas relativos a la competitividad, la inflación y las autorizaciones para importar y exportar cuando efectivamenteGuillermo Moreno deje su cargo.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó que no habrá bruscos cambios en la política económica, que quiere solucionar las inconsistencias que generan los subsidios al gas y la electricidad y que buscará contener la variación de precios con un trabajo sobre las cadenas de valor.
Esos fueron los lineamientos que dio ayer por la mañana, en una concurrida rueda de prensa que sirvió de carta de presentación del nuevo ministro, horas después de que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, hablara con los medios. Ambos repitieron conceptos, casi con las mismas palabras. El titular de Hacienda también admitió que las reservas han sufrido alguna rebaja, pero dijo que están muy fuertes en comparación con cualquier época de la historia.
No vamos a hacer ningún gran anuncio elocuente, arrancó Kicillof, antes de responder algunas preguntas. Luego entregó algunas pistas sobre los tres temas que están al tope de la agenda económica: el dólar, la inflación y los subsidios.
Kicillof admitió que la quita de los subsidios a la energía es uno de los grandes desafíos que debe atender. Ejemplicó con la diferencia de precio entre el gas de red y la garrafa. La garrafa está mucho más alta que el gas de red. Eso genera muy fuertes inequidades, a veces complicadas, porque las regiones más postergadas terminan pagando más caro tanto la garrafa como el gas para las industrias, afirmó. Por eso, agregó, se propuso trabajar en esas inconsistencias. Más temprano, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, había dicho a radio América, que el Gobierno no pensaba subir la tarifa del transporte público.
Al ser consultado sobre la inflación, prefirió hablar de variación de precios y reflotó la idea de acuerdos de precios. Vamos a trabajar muy fuertemente en la cuestión de las cadenas de valor, dijo, para generar competitividad, productividad y reingreso a los mercados internacionales. Y retomó un concepto que había dicho Capitanich horas antes: buscarán que los productores tengan rentabilidad y los consumidores, precios razonables.
Ayer por la tarde, Kicillof y el entrante secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, se reunieron con Guillermo Moreno, que dejará el cargo el 2 de diciembre. Según trascendió, la idea de Kicillof y Costa es darle un marco institucional a esos acuerdos y dejar de manejarlos con llamados telefónicos.
Sobre el dólar, Kicillof y Capitanich coincidieron en que trabajarán en un plan integral que contemplará las patas monetaria, cambiaria y fiscal. Ninguno rechazó explícitamente la aplicación de un desdoblamiento cambiario. Pero, al ser consultados, dieron a entender que no estaban en los planes. Vamos a trabajar con todos los instrumentos, dijo el ministro de Economía, pero agregó No vamos a hacer nada que genere bruscos cambios en la economía. El ministro intentó llevar cierta calma: No se va a hacer en este Gobierno nada que perjudique a los trabajadores y tampoco a los empresarios, dijo, al tiempo que quiso garantizar previsibilidad.
Esta tarde, Kicillof tomará juramento a los nuevos integrantes de su Gabinete, con excepción de Costa. Emmanuel Álvarez Agis se convertirá en Secretario de Política Económica, otro hombre del ministro será secretario de Legal y Técnica, mientas que Juan Carlos Pezoa, Adrián Cosentino y Beatriz Paglieri continuarán en Hacienda, Finanzas y Comercio Exterior.
Prioridades de su gestión: “La Presidenta nos ha instruido objetivos muy claros y vamos a seguir trabajando intensamente por las preocupaciones de la gente. Vamos a seguir con las metas que se focalizan en el empleo, la producción y la distribución de la riqueza como lo estamos generando en los últimos diez años”.
Sobre el dólar: “Ha habido corridas especulativas. Tenemos reservas que han sufrido una rebaja pero que están en niveles fuertes y consistentes comparados con cualquier etapa histórica. Queremos generar más oferta de dólares y en el tema de la demanda, ver cuál es el uso de esos dólares y dedicarlo a los que les importa a la mayoría. No vamos a hacer nada que genere incertidumbre en la economía”.
Servicios públicos y subsidios al consumo: “Hay una diferencia muy grande entre distintas regiones del país. El gobierno ha avanzado muchísimo en llevarle red a todo el país y el ministro De Vido sigue trabajando para llevar la red de gas a todos los argentinos. Vamos a trabajar en la consistencia d e los precios de los diferentes servicios sin generar problemas al bolsillo de los argentinos”.
Suba de precios: Se hará foco en la cadena de valor y se trabajará "muy fuerte en productividad, competitividad y en ingresos a mercados mundiales".
Empleo: "Vamos a trabajar fuertemente en la cadena de valor. En la Argentina, se dan tasas de desempleo que eran impensables en las últimas décadas".
Sin anuncios concretos, pero con lineamientos generales. Así se presentó ayer en sociedad el nuevo equipo económico que comandará la gestión en los últimos dos años de gobierno kirchnerista. La prioridad: recuperar reservas. El cómo todavía es un misterio. Sólo hubo pistas. Abrir y ampliar las exportaciones, conseguir financiamiento externo y gravar la compra de bienes suntuarios fueron algunos de los ejes de la política que vendrá.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, delineó las ambiciosas 200 metas que se propuso para el relanzamiento de la gestión oficial tras la derrota electoral y el brusco cambio del equipo de colaboradores presidenciales que significaron su llegada, la de Axel Kicillof al Ministerio de Economía y la salida intempestiva del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
"Vamos a incrementar el volumen de divisas y de reservas, pero eso se logra de una sola manera: exportando más y generando más inversión pública y privada con financiamiento internacional", planteó Capitanich en el estreno de su cargo y en su primer contacto con la prensa, apenas pasadas las 8, sin restricciones de preguntas, y abierto al diálogo. Lo mismo hizo Kicillof cerca del mediodía.
De las palabras de los funcionarios se desprendió la preocupación oficial por el dólar y la caída de las reservas. No hablaron de inflación, la llamaron "variación de precios", y prometieron mantener los acuerdos de precios. Sobre los subsidios a los servicios públicos, plantearon que se estudian medidas para adecuarlos sin afectar "el bolsillo de los argentinos".
Consultado sobre la posibilidad de un desdoblamiento cambiario, Kicillof no descartó ninguna variable y sólo dejó en claro que no habrá una megadevaluación. "Hay muchísimos instrumentos para la cuestión cambiaria. El objetivo es garantizar previsibilidad y darle tranquilidad a la gente de que no se va a hacer nada que perjudique a los trabajadores, a los que tienen menores ingresos y tampoco a los empresarios", explicó. Entre sus colaboradores sostenían ayer que, por el momento, quedaría descartada esa medida.
Tanto Kicillof como Capitanich dejaron la puerta abierta a un posible recargo para la compra de bienes suntuarios, como autos de lujo, lo que podría incluir también los paquetes turísticos al exterior, ya gravados con el 20 por ciento.
"Lo que tenemos que lograr es generar más oferta de dólares y observar cuál es el uso de esos dólares", apuntó el titular de la cartera económica. El ministro coordinador fue más enfático. "Cuidar nuestras reservas significa no destinarlas a asignaciones de carácter suntuario, sino, muy por el contrario, a todo lo que significa generar una matriz de insumo productivo, que promueva la industrialización, que generemos las condiciones para que los insumos estratégicos para el desenvolvimiento de la economía tengan la fluidez necesaria", consideró, sin especificar el método. Se espera que en las próximas horas se hagan anuncios.
Ayer por la tarde, ambos, junto con Hernán Lorenzino, a cargo ahora de una nueva unidad especial para la renegociación de la deuda, se reunieron en la quinta de Olivos con la presidenta Cristina Kirchner.
Abrumado por los micrófonos y las preguntas, Kicillof reconoció como una "preocupación" la "cuestión cambiaria" e intentó llevar tranquilidad. "Sé que ha generado mucha expectativa, y lo que queremos es dar previsibilidad", prometió.
Sus palabras coincidieron en un todo con las de Capitanich, que marcó la agenda del día con las definiciones de la macroeconomía que se vendrá en un nuevo estilo de gestión, con un gobierno hiperactivo tras la licencia médica de la presidenta Cristina Kirchner y el cambio en el gabinete.
"Desde el punto de vista cambiario, ustedes van a observar una serie de medidas y acciones que tengan que ver con previsibilidad, con estímulos de exportaciones y con acciones concretas. No vamos a entrar en esa lógica que se pretende instalar si vamos a desdoblar el tipo de cambio", se quejó Capitanich, y anunció que se mantendrá la política de flotación administrada del dólar, con lo que pareció descartar un desdoblamiento. No hubo definiciones sobre flexibilizar el cepo a la compra de dólares para el ahorro.
Los dos se negaron a hablar de inflación y optaron por una fórmula idéntica para evitar la palabra maldita del diccionario oficial. "Variación de precios", la llamaron. "Vamos a ampliar inversión para incrementar la oferta, con disminución de expectativas, con la capacidad del Estado de regular claramente la economía", apuntó Capitanich.
Los dos anunciaron que se mantendrán los acuerdos de precios, con una fuerte intervención estatal, y que pondrán sus energías en perseguir los desequilibrios en la cadena de valor. "No vamos a dejar que ningún par de vivos se apropien del excedente ajeno", agregó el jefe de Gabinete.
En cuanto a las tarifas, Kicillof abundó que se volverá a estudiar la distribución de los subsidios, pero aclaró que las medidas no afectarán a los que menos tienen. Hoy podría haber novedades concretas tras la cumbre con la Presidenta.