El Teniente General nombró a la cúpula militar más numerosa desde 1983, con 55 generales de los cuales una cuarta parte pasó por la especialidad de Inteligencia. Así, no solo consolida su Poder en la estructura del ejército sino que además encumbra a los espías en el Poder. En ese sector no exhibía tal crecimiento desde de la década del 70 cuando los oficiales de inteligencia representaron casi el 15% del generalato.
César Milani logró a fines de 2013 su ansiado ascenso a Teniente General. No fue sencillo por los cuestionamientos que pesan sobre él por las sospechas de haber cometido crímenes de Lesa Humanidad. Ahora en el cargo y con el rango que el puesto requiere, Milani se ocupó de armar a gusto la cúpula militar que exhibe un importante componente del sector Inteligencia -del cual proveniene- como no se veía desde 1972.
De los 55 generales, 14 pasaron por la especialidad de Inteligencia. En los años 80, bajo la presidencia de Raúl Alfonsín se redujo la cantidad de generales a 30. Y desde 1984 el promedio fue de 35 generales en actividad hasta que en diciembre pasado la Presidenta firmó el ascenso de 21 coroneles al grado de general, y, contra lo que se esperaba, no dispuso ningún retiro, indicó este lunes 13/01 el diario La Nación.
De esta forma, la "mesa chica" del Ejército está integrada por Milani, ascendido en diciembre a teniente general, y los generales de división Victorio Ramón Paoli (comandante de Alistamiento y Adiestramiento), Rubén Oscar Ferrari (subjefe de la fuerza) y Claudio Sergio Montero (secretario general). La influencia se extiende al Estado Mayor Conjunto, cuyos dos principales puestos están ocupados por los generales de división Luis María Carena, en la jefatura, y Ricardo Luis Cundom, comandante operacional.
La ampliación del cuerpo de generales ocurre en momentos en que los mandos más jóvenes del Ejército objetan puertas adentro el alineamiento explícito de Milani con el "proyecto nacional y popular" de la Presidente Cristina Fernández.
Hay que rastrear las funciones que tuvo Milani para encontrar sus vínculos con la ex SIDE y el influyente Fernando Pocino, director de Reunión Interior de la Secretaría de Inteligencia (SI). O sea, ambos son espías ya que Milani comandaba el área de Inteligencia antes de llegar al a subjefatura del Ejército.
Así lo narra el periodista Carlos Pagni en setiembre de 2011 en La Nación: “Fernando Pocino desde 2003 se ufana de ser el hombre de Cristina Kirchner en la estructura profesional de la SI. La conoció por el ex vocero Miguel Núñez, cuando ella era senadora y él espiaba en el Congreso”.
Y sobre su llegada al entorno de Nilda Garré, recuerda: “Garré le debe a Pocino haber conocido al general César Milani, que llegó a la subjefatura del Ejército después de comandar el área de Inteligencia. Milani y Pocino montaron una buena sociedad. A ellos se les atribuyen las listas de militares acusados de "portación de apellido" sobre las que Garré realizó sus purgas en las Fuerzas Armadas”.
Por último rememora: “Pocino acompañó a su madrina a Seguridad, donde su primera prestación fue informar sobre las tomas del parque Indoamericano”.
De aquí que el nuevo ascenso de Milani tiene que ver más con la ex SIDE que su nexo con la devaluada Garré.
Este jueves 27/06 Mariano De Vedia (La Nación) profundiza en esos vínculos:
“Tanto Milani como Luis María Carena (quien a conducir el Estado Mayor Conjunto) se especializaron en el área de inteligencia y tejieron vínculos con la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) y con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que conduce Horacio Verbitsky y que ha influido en la definición de los ascensos militares en los últimos años”.
Y además menciona que “Rossi anunció los relevos tres semanas después de su asunción, pese a que el día de su jura, en la Casa Rosada, había declarado que no se esperaban cambios en las Fuerzas Armadas”.
Y agrega otro dato importante: “Milani fue promovido como subjefe de la fuerza en diciembre de 2010 y retuvo en sus propias manos la dirección de inteligencia, un área considerada estratégica para el Gobierno. Tuvo cortocircuitos, incluso, con el área de inteligencia estratégica militar del Ministerio de Defensa, cuya titular, María Lourdes Puente Olivera, debió dejar su cargo cuando estalló el conflicto con Ghana”.
Un semblante de Jorge Asís, en 2010, sobre Milani:
Cesar Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani. Trátase del Director de Inteligencia. Se encuentra a cargo, en la jerga, de la mitológica Jefatura II. O sea, Milani se encarga del espionaje militar. Es la devaluada actividad que hoy suele publicitarse en los semanarios. Problemática que jamás se le hubiera ocurrido a John Forsyte. Menos aún, a Tom Clancy.
A pesar del conjunto de piedades asombrosas de su nombre, Milani es, en su ascenso irresistible, un digno merecedor del temor. Y del simultáneo desprecio de un segmento apreciable de sus camaradas.
Los silenciosos que se encuentran en la dócil actividad. O entre los quejosos. Los que riegan los geranios en los balcones del retiro.
Emerge Milani, y debe dársele la bienvenida en el Portal. Es el gran volteador de muñecos de pesos relativos.
Quienes lo denigran, que forman una larga fila tácita, señalan que el objetivo del general es alcanzar la jefatura del Estado Mayor. La cual, ampliamente, por los servicios prestados, se merece mucho más que el general Pozzi, sindicado como el De Vido del general Bendini.
Milani tuvo, por lo tanto, para llegar hasta aquí, en su condición de ingeniero, que dedicarse a la faena siempre ingrata de eliminar competidores.
Como el "caballero" general, Hernán Prieto Alemandi, alias El Chiquito. Aquel cuadro tan cercano al general Balza, máximo profesional del arrepentimiento.
O debió lograr el reciente desplazamiento del infante, general Hugo Bruera. El "compañero peronista" que pasa, desde la Secretaría General del Ejército, hacia la beca diplomática, ante la Conferencia de los Ejércitos Americanos, cuya sede con rueditas se encuentra en Lima.
La capacidad de Milani, para voltear los muñecos, parece no tomar en cuenta aquel apotegma clásico de la inteligencia política. Indica que "el que saca, no pone".
O mejor, que "aquel que saca, nunca va a ser".
Menos aún durante la vorágine incierta del kirchnerismo. Donde existe una jefatura conyugal. La de los Kirchners. Culturalmente habilitados para ser los exclusivos volteadores de muñecos.
Entre la sucesión, a Milani se le reconoce hasta la sustancial participación informativa en el destronamiento del general Bendini, el Héroe del Retrato.
La tesis es discutible. Al santuario de Milani se le pretenden producir más víctimas de las logradas por Cabrera, otro de sus antecesores.
De lo que se carece de dudas, eso sí, es acerca de sus aportes invalorables en la prematura decapitación del general Osvaldo Montero (por pretender acomodarse con Aníbal). Como del citado Prieto Alemandi (por cobista). Por el enlodamiento de Tibiletti, aquel invulnerable miembro de los expulsados conocidos como "los 33 orientales".
Por último, Milani consiguió también cargarse al general Hugo Bruera, por duhaldista (ya fue reemplazado, como secretario, por el menos riesgoso coronel Scorzelli).
Por ser notable cantor de tangos, con un estilo que evoca a Ignacio Corsini, al "compañero general" Bruera lo apodan Tanguito.
Con mayor legitimidad, en las próximas "noches de verbena" del Perú, y en la antesala del retiro, Tanguito podrá entonar "Cuesta Abajo".
En tanto, este 27/06 el ministro de Defensa, Agustín Rossi destacó que los cambios en las fuerzas "fue bien recibido" por los cuatro jefes salientes.
El funcionario señaló que cuando en el sector militar los cargos superiores "se consolidan" y se mantienen durante mucho tiempo, "hacia el interior de la fuerza genera un desánimo" por la imposibilidad de ascender de rango, ya que, por ejemplo, el brigadier general Jorge Alberto Chevalier estuvo diez años como jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
"Tenemos palabras de agradecimiento a los jefes salientes", sostuvo Rossi a Radio 10, quien dijo que "la Presidenta consideró que en este momento ésta era la oportunidad" de hacer un recambio.
En contraste, el senador radical Gerardo Morales cuestionó la designación del general de división César Milani como nuevo jefe del Ejército, al calificarlo como un "personaje nefasto", según reflejó un cable de la agencia DYN.
Además, lamentó que organizaciones defensoras de los derechos humanos "no ponen el ojo donde hay que ponerlo" para objetar el nombramiento, ya que "ha desaparecido parte del legajo" de Milani "en la época más oscura" del país "y lo vinculan con el Operativo Independencia", antes del golpe militar de 1976, dijo Morales en declaraciones al canal Todo Noticias (TN).
Milani, quien actualmente es subjefe del Ejército y al mismo tiempo titular de Inteligencia de esa fuerza armada, fue acusado por su presunta participación en acciones represivas en el denominado "Operativo Independencia", iniciado en la provincia de Tucumán en 1975.