El Estadio Nacional de Tokio, terreno donde los equipos argentinos se consagraron campeones del mundo, fue demolido para crear una cancha nueva con capacidad para 80.000 personas. En ese césped dieron la vuelta olímpica Boca, River, Independiente y Vélez.
El estadio que fue inaugurado en 1958 con una capacidad para 57.000 espectadores, será reconstruido para albergar el Mundial de Rugby en el 2019 y los Juegos Olímpicos en el 2020. La edificación será hecha a nuevo y contará con un diseño ultra moderno.
El primero equipo argentino en salir campeón en territorio japonés fue Independiente. El conjunto de Avellaneda levantó la Copa Intercontinental de 1984, cuando le ganó al Liverpool 1 a 0 con un gol de José Percudani.
En 1986 River llegó a lo más alto del fútbol mundial después de vencer al Steaua Bucuresti de Rumania por 1 a 0. Fue el uruguayo Antonio Alzamendi el que marcó el gol de la victoria en Tokio.
Luego llegó la consagración de Vélez en 1994, cuando le ganó al Milan de Italia. El conjunto de Carlos Bianchi ganó 2 a 0 con goles de Roberto Trota y Omar el "Turco" Asad.
El último equipo argentino en levantar la Copa Intercontinental en el Estadio Nacional de Tokio fue Boca. En el 2000, el conjunto "xeneize" venció al Real Madrid por 2 a 1 con goles de Martín Palermo.
El derrumbe de la cancha japonesa golpeará en la memoria de los equipos que lograron sus objetivos máximos en el césped de ese mítico estadio. Ya no queda nada. Una nueva estructura está en marcha. El estadio de Tokio ya no existe, quedó impregnado en la historia.
Los Juegos Olímpicos nunca están exentos de polémica. Ni siquiera en Japón, donde el plan para rediseñar el Estadio Olímpico Nacional se ha encontrado con protestas por su elevado presupuesto. El estudio de arquitectos de Zaha Hadid ha accedido a recortar severamente el coste, y el resultado es incluso mejor que el original.
No solo los habitantes de Tokio cuestionan el masivo tamaño del proyecto (el estadio tendrá capacidad para 80.000 espectadores). El propio comité olímpico japonés redujo el presupuesto de 300.000 millones de yenes (2.964 millones de dólares) a solo 169.000 (1.669 millones de dólares) después de que el ministro japonés de deporte, Hakubun Shimomura, criticara la magnitud del proyecto.
El estudio de Zaha Hadid ha sustituido la cubierta anterior por materiales textiles con menos impacto visual y que pueden retirarse para eventos cubierto o al aire libre. El rediseño ha hecho el edificio más sostenible desde el punto de vista energético, y se ha modificado su estructura para que pueda ser usado en todo tipo de eventos sin ninguna modificación adicional cuando acaben los juegos.