Científicos norcoreanos y occidentales continúan investigando el monte Paektu, un volcán que permanece inactivo pero que en caso de entrar en erupción podría tener consecuencias catastróficas para el mundo, reporta la revista Science Advances.

La última vez que el Paektu, en la frontera entre Corea del Norte y China, entró en erupción fue en el año 969. En aquella ocasión, la explosión del volcán causó cambios climáticos significativos, especialmente en China, afectando además a la fauna y la flora alrededor del volcán en un radio de 120 kilómetros. No en vano, este fenómeno fue considerado como 'la explosión del milenio'.
Uno de los cambios causados por aquella erupción fue la propagación de dióxido de azufre en la atmósfera, que al oxidarse generó una serie de gases sulfúricos, que cubrieron la atmósfera terrestre, obstruyendo la entrada de los rayos del sol y reduciendo la temperatura en la Tierra.
Científicos de Corea del Norte, China, EEUU y el Reino Unido han logrado calcular la cantidad de dióxido de azufre expulsado por el volcán, luego de analizar piedras y cristales volcánicos. En ese sentido, los expertos creen que una explosión del Paektu podría causar un invierno volcánico, con temperaturas bajas, nieves y heladas.
Las investigaciones empezaron en el año 2000, cuando se registraron movimientos sísmicos y deformaciones en zonas aledañas al volcán. Aunque la actividad en el monte Paektu se ha estabilizado, el miedo a una explosión que pueda tener consecuencias mundiales sigue vigente según Sputnik.
LOS OTROS SUPER VOLCANES LATENTES
Son 28 calderas tan grandes que de verificarse una gran erupción cambiarían el clima de la Tierra. Además, dos de ellas se encuentran cerca de grandes núcleos de población. A pesar de la alarma creada a raíz de una publicación científica, la más cercana a nosotros, los Campos Flegreos en Italia, está muy lejos de entrar en erupción
Magmas que se descomprimen, alteraciones en la vía de desgasificación y algún tecnicismo más hicieron saltar las alarmas hace unos días en toda Europa ante lo que parecía iba a convertirse en la amenaza natural más destructiva e inminente de 2017. La publicación en Nature Communications sobre el punto crítico de los Campos Flegreos, un volcán mucho más grande que el Vesubio, ha merecido más alarma por parte de los medios que de los científicos. Para añadirle más leña al tema, una posible erupción de esta caldera –denominación científica de este área de 12 km de largo–, afectaría a unos 500.000 habitantes.
No es la primera vez que se crea una alerta similar. El año pasado un estudio americano hizo publico el tamaño real del supervolcán de Yellowstone, el mayor del mundo. Su reserva de lava podría cubrir once veces todo el Cañón del Colorado por no hablar de que una hipotética erupción cubriría el cielo de todo Estados Unidos de ceniza. Pero, ¿qué son estos supervolcanes? ¿Estamos en peligro de asistir a alguna erupción? ¿De producirse, qué consecuencias tendría en el clima? Como en el caso de los Campos Flegreos «se trata de volcanes capaces de producir una erupción que arrojaría entre 100 y 1000 km3 de material piroclástico (cualquier fragmento sólido de material volcánico expulsado al aire durante una erupción explosiva).
El volumen de piroclastos que arroja la mayor parte de las erupciones explosivas (tipo pliniana) se encuentra entre uno y 10 km3. En el caso de la erupción del Vesubio (79 A.D.), que destruyó la ciudad de Pompeya, el volumen de piroclastos arrojado fue alrededor de 2 km3. En el caso del Teide, su última erupción explosiva tuvo lugar hace 2.000 años y arrojó un volumen de piroclastos del orden de 0,25 km3. La erupción volcánica que originó la formación de la caldera de Campos Flegreos tuvo lugar hace aproximadamente 40.000 años siendo el volumen de material piroclástico arrojado del orden de los 150 km3», explica Nemesio M. Pérez, coordinador Científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).
Existen en el mundo un total de 28 supervolcanes. «Se encuentran localizados en la frontera de China-Corea del Norte, Italia, Grecia, Japón , EE UU, Indonesia, Nueva Zelanda, península de Kamtchacka (Rusia), Guatemala, Argentina, Chile y Bolivia. Algunos de ellos se encuentran en lugares densamente poblados como es el caso de la caldera Campos Flegreos (Italia), dónde se sitúa la ciudad de Nápoles y su área metropolitana con alrededor de tres millones de habitantes, y la caldera Aira (Japón) en la provincia japonesa de Kagoshima dónde residen 1,6 millones de habitantes», especifica Luca D’Auria, director del Área de Vigilancia Volcánica de Involcan.
Cada uno de estos supervolcanes se encuentran vigilado a través de redes instrumentales permanentes capaces de registrar parámetros como la sismicidad, la deformación del terreno y las emanaciones de gases volcánicos las 24 horas del día todo el año. «El punto clave de la publicación en la revista Nature es que por primera vez se ha definido el concepto de presión crítica. Muy relevante desde el punto de vista teórico pero no significa que vaya a haber una explosión ni mucho menos. Es más si se superase este punto crítico, del cual estamos muy lejos, no tendría por qué producirse una erupción.
Esa es sólo una de las dos posibilidades; la otra es que el volcán se estabilice sin más. Ahora mismo el sistema no está en el punto de presión crítica», explica Francesca Bianco, doctora del Observatorio Vesubiano del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia. Pérez concuerda: «Es importante resaltar que es más probable que la próxima erupción en los Campos Flegreos no sea una supererupción, dado que lo más frecuentes en los supervolcanes son erupciones con un volumen de emisión de pircoclastos inferior a 1 km3. Los eventos pequeños son mucho más frecuentes en los sistemas naturales.